Hangmen alos die! (Los verdugos también mueren-1943) |
1-FritzLang
frente al totalitarismo
En 1931, con “M”, Fritz Lang informaba
sobre la disgregación de la sociedad alemana pre-nazi y sus instituciones; en particular, daba una
visión premonitoria de la utilización de archivos de policía, de las marcas
impuestas a los extraños y de los juicios expeditivos. En 1934, Alfred
Hitchcock lanzaba una advertencia
sobre la presencia de una red de espionaje en Londres con The man who knew too much,
y, en 1936 rueda Sabotaje,
inspirándose (mal, dirá J.L Borges) en el relato de Joseph Conrad, The secret
Agent -1907,. En 1938, el mismo director se mostraba más evasivo en cuanto
al rapto de una vieja señora en The Lady vanishes en un país de
Europa central en un tren lleno de espías. En 1940, Hitchcock se instala en los
Estados Unidos y rueda Foreign Correspondent después de Rebecca: la sitúa justo antes de que Reino Unido y Francia declaren
la guerra a Alemania. Dos años más tarde, el director sitúa en Estados Unidos
las acciones de sabotaje por parte de los alemanes y avisa de la presencia de una “Quinta
Columna” con Saboteur.
La
primera película que marca una posición hostil al propio régimen alemán nazi de
una manera más directa que a partir de redes de espionaje sin identificar, será
realizada por Anatole Litvak en
1939: Confessions of a Nazi Spy con Edward G.Robinson y con los
Estados Unidos como lugar de la acción de servicios secretos alemanes. Aunque
Goebbels no encontró el film “peligroso”, el productor Warner reconoció que
tuvo que soportar fuertes presiones por parte de personalidades estadounidenses
opuestas a su realización.
En
1942 Edward Dmytryk propone un guión fantasioso con Seven
Miles from Alcatraz:
dos presos se fugan de Alcatraz pero la
guerra les persigue: se encuentran entre nazis espías, dentro de un faro frente a un submarino dispuesto a acabar con
San Francisco. Al año siguiente, Dmytryk realiza, con un presupuesto muy
limitado, un film sobre el nazismo desde un ángulo más original e innovador que
el de las travesuras de la película anterior y que tendrá un enorme éxito para
los estudios RKO: Hitler’s Children
describe la voluntad del nazismo de crear una raza dominante desde el control
de los cuerpos: condicionamiento de la juventud, creación de campos de trabajo,
seguimiento de la procreación. El culto
al jefe como principal crítica del Tercer Reich lo encontramos por supuesto en
la feroz sátira El Gran Dictador (Charlie
Chaplin-1940) y más tarde en To be or not to be (Lubitsch-1943) oThe Hitler Gang (John Farrow-1944).
En el vestíbulo del cuartel de la Gestapo(antiguo Banco Petschek): “El que sirve a Hitler, sirve a Alemania-El que sirve a Alemania sirve a Dios” |
La
política aislacionista de los Estados Unidos con respecto a Europa después de
la primera guerra mundial sigue vigente cuando estalla la guerra en Europa y se
mantiene cuando entra el país en guerra contra Japón en 1941. Lo que no impide
al gobierno estadounidense pedir a los estudios cinematográficos una
participación en el “esfuerzo de
propaganda” y de información de los estadounidenses. La decisión del desembarco en Norte África en
noviembre de 1942 para contener el fascismo en el Mediterráneo conduce por ejemplo a la realización de Casablanca
por Michael Curtiz estrenada en
estas fechas: no se trata sólo de enseñar a una población, mal y poco informada sobre Europa en
general, el papel más inmediato de los
Estados Unidos – representados por el héroe justiciero Rick (Humphrey Bogart) enamorado de la guapa
europea, esposa de un gran resistente checo –
en la maraña franco-alemana. Conviene también informar de que se van
reabrir las puertas, escandalosamente cerradas hasta ahora, a los refugiados
europeos huyendo del nazismo. Los productores y cineastas de Hollywood, muchos
de ellos, como Lang, Wilder, Siodmak…, – exiliados en la década anterior cuando
Hitler fue nombrado canciller después de elecciones democráticas –, son por
supuesto receptivos a esta demanda de “esfuerzo de propaganda”. Así nace el género anti-nazi; cubre los
primeros años de la década de 1940 y, después de la guerra, le sigue la “caza a los nazis” con The
stranger (Orson Welles-1945),
Notorious
(Alfred Hitchcock-1946)…
Fritz
Lang realiza cuatro películas que marcan profundamente este género de corta
vida pero bastante polimorfo. Mientras Casablanca se sitúa en el
protectorado francés en Marruecos, bajo el gobierno de Vichy, colaborando con
los nazis, las películas de Lang se sitúan en su orden cronológico en Alemania,
Chequia, Reino Unido, Italia:
Man Hunt
(1941)-Hangmen also die! (1943)-Ministry of Fear (1944)-Cloak
and Dagger (1945)
Cloak
and Dagger se desarrolla durante la guerra,
mientras Alemania ocupa Italia: un científico italiano que trabaja sobre la
bomba atómica se encuentra bajo control de los alemanes. Un estadounidense
también científico, tendrá la tarea de raptarlo, actuando como espía.
Ministry
of Fear que trata de la penetración de los servicios
secretos alemanes en el ministerio de defensa británico, es objeto de un
estudio separado en este Blog.
Man
Hunt puede ser
considerada como la obra más representativa del género, por encima de Casablanca,
convencional , a pesar de una excelente ambientación, y centrada sobre la
relación amorosa Bogart-Bergman y el mito de la alianza Estados
Unidos-Europa continental… que acabará
en una alianza con Alemania sobre todo lo demás. Fritz Lang está más interesado
en desarrollar uno de los temas fundamentales de su filmografía: el hombre
frente a sus pulsiones y, particularmente,
al acto de matar al otro. Esta caza del hombre que indica el título
original es la de un inglés, Thorndike, que se encuentra en Alemania en 1939.
Va a cazar y se encuentra con Hitler en su punto de mira. Su fusil no está
cargado: lo ve como un reto… pero cambia de opinión y carga el fusil en el
momento en que unos soldados alemanes le sorprenden. Arrestado, torturado,
consigue escapar pero se vuelve el hombre cazado.
Man Hunt (La caza del hombre-1941) |
Si
Rick-Bogart representa una metáfora sobre la necesaria presencia de los Estados
Unidos en Europa, Thorndike (Walter Pigeon) es la metáfora de las demás
democracias que podían haber parado el proyecto nazi antes de la guerra: Man
Hunt pone en evidencia la culpabilidad de las potencias europeas y
estadounidense frente a las ambiciones de Alemania y la desastrosa política
británica que llevó a los acuerdos de Múnich en 1938. Denuncia también la presencia de quintacolumnistas
en Reino Unido pero, más allá del culto al jefe, nos muestra la naturaleza
inhumana del sistema alemán nazi y su extrema peligrosidad; estamos en 1941.
A
las cualidades de la realización y la dirección de actores (en particular
George Sanders en nazi y Joan Bennett en víctima absoluta del nazismo) y a la
creación de una atmosfera opresiva, la obra de Lang añade la reflexión sobre el
tema de la pulsión de venganza que encontraremos magníficamente descrita en Big
Heat: aquí, el hombre que vaciló en el momento en el que podía haber
matado a Hitler, se vuelve un asesino y, empujado por este espíritu de
venganza, una bestia capaz de lo peor.
Hangmen
aslo die! no transmite,
aparentemente, la fuerza creativa de Man Hunt pero conviene estudiar
de más cerca la obra. Por supuesto, me
parecen innegables la calidad de su
estructura narrativa y el valor documental que aporta en su época sobre la
capacidad de territorialización y de dominación de la producción por parte del
régimen alemán nazi así como el tema de la resistencia frente a la esclavitud y la exterminación
programadas.
La
fuerza del guión nos conduce a hablar más adelante de la relación entre Fritz
Lang y Bertolt Brecht, uno de los puntos de interés destacados de la obra. Los
dos comparten la decisión de dejar al espectador la decisión de juzgar o no las
acciones de los principales protagonistas de la narrativa policiaca, al margen
de la atmosfera de terror que crea la ocupación alemana de Chequia.
Sin
embargo, Lang utiliza la narrativa escrita con Brecht y John Wexley (escritor
de teatro comunista que entrará en la lista negra del macartismo) con unos
medios que la dirección y el apoyo del productor Arnold Pressburgeu le ofrecen:
elección y dirección de unos actores que no responden al gusto de Brecht pero
de una credibilidad asombrosa; orientación del protagonismo hacia un personaje
(la joven Marsha) y no del pueblo y de los resistentes checos que planteaba el
guión de Brecht; organización de la trama, inmersa en un movimiento histórico,
con una inteligencia en el encadenamiento de las secuencias, de la fotografía y
del montaje que le dan la estructura de un buen relato policiaco negro. Lo más
importante, probablemente, en esta creación de Fritz Lang, es haber sabido
hacer resaltar dos características del totalitarismo (que puede aparecer en los
mundialismos, universalismo y otras globalizaciones), y que Hannah Arendt
desarrollará más tarde. La primera es la presencia de una correa de transmisión
en la organización del poder que pasa
por todos los engranajes de la sociedad y de sus instituciones. Aunque se trata
sólo de un protectorado, vemos cómo la correa de transmisión de cualquier orden
pasa por la industria (aquí la fábrica Skoda), la policía, la enseñanza, los
hospitales, los cines (control por policía secreta), clubs (un cartel informa
“Prohibido a checos y perros”), los edificios oficiales, los pisos registrados…
El poder utiliza sus servicos de inteligencia y sus chivatos, sembrando el
miedo entre la población, intentando dividirla (caso de los rehenes)…
Alexander Granach es el inspector de la Gestapo, Alois Gruber el actor muere poco después, en 1945: este actor de origen judío, huyó de Alemania en 1933 para refugiarse en la Unión Soviética de donde huyó por las persecuciones antisemitas del régimen de Stalin. |
La
segunda característica del totalitarismo está representada de manera muy acertada
por Lang en la caracterización y la interpretación del papel de Alois Gruber:
la banalización del mal. El poder incorpora al individuo medio en los
engranajes de la correa de transmisión. Gruber, magníficamente interpretado por
Alexander Granach: tiene esta apariencia de bonachón, que disfruta de buenas
comidas y de la compañía de las mujeres, un vividor… temible. La muerte de
Gruber, asfixiado en una cuba de ropa sucia de un hospital por tres resistentes
es una escena que marca la obra. Dice Fritz Lang: « En mis películas, los objetos son unos signos, pero unos signos muy
concretos. Cuando vemos el sombrero de
Alexandre Granach –que ha sido asfixiado bajo un montón de ropa –caer dando
vueltas en el suelo, no es tampoco un símbolo expresionista. Eso significa la
muerte de Grtanach pero, sobre todo, se trata de la imagen de un hecho concreto»[1]. El
movimiento de péndulo del sombrero hasta el total reposo se acompaña de un
silencio que invita a la reflexión sobre esta “imagen de un hecho concreto”: deja
el juicio está del lado del espectador.
“Un hecho concreto” |
Continúa…
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