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Los discursos sobre economía añadidos a los relativos a la pandemia actual, saturan el espacio público con objetivos cifrados, estadísticas, probabilidades y modelos matemáticos ¿Podría esta puesta en ecuaciones de las vidas, de las empresas y de los Estados conducir a un pilotaje automático de los asuntos de nuestras sociedades o, en otras palabras, a una homeostasis de la vida en sociedad?
Las guerras y las crisis demuestran que la homeostasis está garantizada por los Estados: en caso de “riesgo sistémico”, estos intervienen con la ayuda de la deuda, o sea aumentando su dependencia de un mercado financiero privado. Se reconoce así la dominación de un “sistema” y su manera de perdurar.
¿Cuál es actualmente la cara visible de este “sistema”? La extensión a la sociedad humana de la Gobernanza – modelo de gestión empresarial (“Corporate Governance”) globalizado –, es la respuesta.
Publico en el Blog memento la traducción de algunos fragmentos del último capítulo de la serie de conferencias sobre el paso del “Gobierno de las leyes” a la “Gobernanza numérica”, objeto de una presentación en este Blog anteriormente (ver “Del reloj al ordenador”). Este capítulo define la Gobernanza y su prolongación en Gobernanza numérica en el marco de la globalización del mercado económico-financiero. Expone las repercusiones estructurales al nivel jurídico sobre los Estados, las sociedades y las personas frente a la posible mundialización de una gestión cibernética. Constituye un referente respecto a la defensa de los derechos frente a los discursos político-mediáticos actuales a escala planetaria. Pone en evidencia los riesgos que presenta la Gobernanza numérica pero también el potencial de resistencia propio del Derecho y de la solidaridad de los seres humanos.
tA continuación la traducción de algunos fragmentos del episodio 12 intitulado: “la dinámica jurídica de la Gobernanza numérica” (audio en francés: enlace aquí).
GOBERNANZA
La palabra “Gouvernance” aparece en Francia en el siglo XIII con el sentido de “Arte de gobernar”, distinto de la acción misma de gobernar, por ejemplo, unas instituciones o empresas. En 1937, el término reaparece en inglés con la teoría de la “Corporate Governance” relativa a la “Gestión Empresarial”, en la que se cuestiona el poder de los ejecutivos y dirigentes de empresas. La “Corporate Gobernace” tiende a reemplazar el modelo “fordista” desarrollado al principio dels siglo XX.
El modelo “fordista” debe su mejor representación a la película de Chaplin, “Tiempos Modernos” (1936): el imperativo de una cadencia de producción está ilustrado por el imaginario del “reloj” (ver en el Blog “Del reloj al ordenador”): la empresa tiene una estructura integrada y jerarquizada donde el pensamiento se sitúa en un pequeño ggrupo de humanos mientras la masa trabajadora está mecanizada como parte intrínseca de la maquinaria, a cambio de una seguridad económica, el sueldo. Esta compensación de la “alienación del asalariado por imperativos técnicos” permite decir que subsiste una reflexión sobre el trabajo en el sentido de una: relación entre el trabajo y el trabajador.
La “Corporate Gobernace”, en cambio, se presenta como una tecnoestructura caracterizada por dar a las formas de organización del trabajo un único objetivo: hacer del rendimiento financiero el motor de la acción de los dirigentes de empresas, sustituyendo el cálculo de intereses a la racionalidad técnica en la conducta de las empresas. De hecho, esta gobernanza empresarial es una red de unidades de creaciones de valores. Se trata de una red informacional en la que cada uno actúa por la mecanización de su propio interés.
En otras palabras el objetivo principal de la “Corporate Governance” es la devolución del beneficio a los grandes accionistas. Los conceptos de “actores”, “partes interesadas” reemplazan tanto a los de “accionistas” como a los de “asalariados” o trabajadores”; estos últimos no son “sino “poseedores de recursos humanos” o “capital humano”.
EL MODELO CIBERNÉTICO
En 1950 se publica “Cibernética y sociedad: una utilización humana de los seres humanos” de Norbert Wiener La organización del trabajo, concebida como un engranaje asociado al imaginario del “reloj”, se ve reemplazada por un sistema programable que hace comunicar entre ellas unas unidades capaces de retroactuar con las señales recibidas en función de su programación. El libro de Wiener proyecta este modelo cibernético sobre el conjunto de la sociedad humana con un imaginario colectivo del “ordenador”.
“El funcionamiento de los seres vivos y de las máquinas de comunicación conducen en paralelo sus esfuerzos para controlar la entropía con la intervención de la retroacción” escribe Wiener. Lo que unifica la máquina y el hombre es la capacidad que tienen ambos de reacción al medio. “Somos dotados de un sistema que permite mantener nuestro ser de manera homeostática: sus variaciones se adaptan permanentemente a las variaciones del medio. Tanto para el hombre como para la máquina, este funcionamiento ejerce sobre el mundo exterior una acción registrada por un regulador central. La sociedad humana en su totalidad puede ser concebida como un inmenso sistema homeostático: cada humano puede así ser programado y sometido a un pilotaje automático para conseguir un resultado óptimo”.
Este texto profético permite comprender el paso actual hacia la Gobernanza global: pasamos de la legitimidad del Estado de derecho a una capacidad, común a todos los humanos, de adaptación de sus comportamientos en función de las modificaciones del medio para perdurar en sus seres. Tiene su representación profética en la película Metrópolis de Fritz Lang en 1927.
GLOBALIZACIÓN DE LA GOBERNANZA NUMÉRICA
Los principios de la “Corporate Governance” fueron retomados en 1992 en el informe Cadbury (ver enlace The Cadbury Report ). En 1998, la OCDE los utiliza en el marco de la adopción de las reformas de las sociedades y empresas en todos los países europeos. En 2003, la Comisión Europea establece una “Comunicación sobre la Gobernanza”.
En el modelo anterior “foridsta”, un pequeño número de humanos pensaba y una masa obrera obedecía mecánicamente a sus órdenes. En el universo cibernético de la Gobernanza, una noción “flotante” de dirigentes y dirigidos se metamorfosea en “Funciones”. La Gobernanza numérica se define como “funcionamiento de uan máquina de comunicación programada para optimizar sus resultados financieros. Estos resultados financieros son el único criterio de la buena gobernanza fuera de la toma en consideración el respecto de la ley.
Así definida, la noción de Gobernanza ha sido adoptada al final de la década de 2000 pro las Organizaciones económicas internacionales, en particular el FMI y la Banc Mundial. Estas organizaciones han utlizado este concepto y esta definición para extender este modelo de gestión de las empresas a los países emergentes en el marco de unos planos de ajustes estructurales y de lucha contra la pobreza. La consecuencia principal ha sido la fuerte reducción del perímetro de acción de los Estados en beneficio de las empresas privadas, particularmente en el ámbito social y cultural bautizado como “Sociedad Civil”: la noción de “Pueblo” desaparece así del vocabulario de la Gobernanza.
La “creencia en la armonía por medio del cálculo” va de Pitágoras hasta nuestros días: está explícitamente afirmado por el Tratado de funcionamiento de la Unión Europea o Tratado de Lisboa. La armonización se presenta como “un medio de realización de las libertades económicas garantizadas por el Tratado”. El termino de armonización aparece también como “proceso espontáneo que resulta del funcionamiento del mercado interior a la Unión”.
Sin embargo, Aristóteles avisaba en su definición de la justicia social:
“La asociación de los humanos no está presidida por las matemáticas sino por el imperativo de aordar la diferencia de sus obras a la similitud de sus necesidades”.
No hay que buscar los poderes de decisión en la soberanía de los Estados: cada día con más transparencia, prospera un proyecto cientificista bajo la vigencia de un grupo de organismos internacionales (Fondo Monetario, Banco Mundial, OMS, OMC) y de grandes corporaciones (Google, Amazon,…).
Siguiendo el movimiento de la “revolución numérica”, esta “red de poderes de decisión” despliega progresivamente una Gobernanza mundial basada en la realización de un nuevo ideal normativo a partir de unos objetivos cuantificables. Este nuevo imaginario colectivo, institucionalizado por encima del debate democrático, se expande en una sociedad donde “el programa” se sustituye a la ley y la autoregulación desplaza el reglamento”.
DE LAS LEYES A LA REGULACIÓN: OBJETIVOS CIFRADOS
Desde el Tratado de Maastricht asistimos al sometimiento de los Estados europeos a la realización de objetivos cifrados y a la puesta en aplicación de mecanismos de “condicionalidad”, de “convergencia”, de “estabilidad”… combinados a unos indicadores cifrados con, en particular, el límite de 3% del PIB en el marco de un Pacto de Competitivité: el objetivo que se debe alcanzar se mide tomando como referencia los resultados de los competidores. En el “Tratado relativo a la estabilidad, la coordinación y la gobernanza en la Unión económica y monetaria”, el artículo 3 desarrolla el perfecto modelo de Gobernanza numérica, traduciendo el equilibrio del escedente presupuestario en indicador cifrado y fijando un calendario de realización de los objetivos (o “trayectorias”). El Tratado marca claramente la entrada en la era cibernética jurídica por instituir un «mecanismo de corrección activado automáticamente en el caso de diferencias importantes para volver dentro de la trayectoria inicial».
Peter Drucker, es el teórico de la “Dirección por Objetivos” o DPO, una filosofía de gestión empresarial: concebía el método de gestión como una materia interdisciplinar que requería el uso de principios, teorías y métodos de otras ciencias relacionadas con la eficiencia en el trabajo: historia, sociología, psicología, filosofía, economía, cultura e incluso aspectos relacionados con la religión. Sostiene que «los objetivos son necesarios en cualquier área donde el desempeño y los resultados afecten de modo directo y vital a la supervivencia y a la prosperidad de la empresa».
Un método de gestión a partir de unos objetivos cifrados en el marco de un autocontrol tiene un riesgo: volverse la base de un “control por dominación”, lo que tiene por consecuencia «la destrucción de su propio objetivo, porque el indicador cifrado se confunde con el objetivo lo que conduce a la desapropiación de uno mismo.» según Drucker. En otras palabras, cuando se define los objetivos de manera cuantitativa, remitiéndose a cálculos sin tener un juicio en la evaluación, estos objetivos y los indicadores cifrados se confunden. Esta confusión es la regla en los dispositivos jurídicos de la Gobernanza: se traducen las cualidades en términos de cuantidades..
Las decisiones tomadas en los tratados europeos se acompañan de un desplazamiento en el espacio jurídico: la Gobernanza se desarrolló desde una perspectiva laboral acompañada de una distorsión de las nociones de “reglamentación” y “derechos”. Pero este dominio progresivo sobre el Derecho se ha vuelto dinámico: la vemos extenderse por círculos concéntricos sobre el derecho al nivel empresarial, estatal, europeo e internacional… y, por supuesto el de los seres humanos, De las cifras a cálculo, de las estadísticas y las probabilidades a los algoritmos, la práctica contemporánea de la gobernanza se ha dotado de una fuerza que tiende a ocupar el espacio de la ley.
El gran giro de la globalización ha provocado unas mutaciones que ponen en evidencia el sometimiento del derecho a las reglas del cálculo: se puede hablar de una hibridación entre planificación cuantificable (de tipo “soviético”) y y ultra liberalismo.
Al nivel de los seres humanos, se trata de situarse directamente al nivel de la SUBJETIVIDAD. Se considera al ser humano como “individuo” y “poseedor de recursos humanos” y su subjetividad está enteramente implicada. Actúa por decisión propia (“como hombre libre” puede leerse en algunos textos oficiales).y no porque se le ha pedido. «Está “objetivado” en conformidad con los objetivos cifrados,: en estado de medir y reducir la diferencia entre los objetivos fijados y los resultados reales, según un proceso de autocontrol que identifica absolutamente con la Libertad» escribe Drucker, porque hay en este “poseedor de recursos humanos” el deseo de dar todo su potencial en vez de “hacer justo lo necesario.”. Se añade una sensación de “fuerte autonomía cibernética” debida a su conexión permanente al sistema por medio de una herramienta personalizada. El contrato con la empresa confirma el control y la ilusión de libertad: “los medios para realizar los objetivos están puestos a disposición del empleado”. En caso de los autónomos (médicos, agricultores…etc.) se toma en cuenta el respecto de un protocolo con la repercusión posible sobre la subvención acordada… u otro tipo de control.
Sujeto-Objeto: Humano-Máquina: “Metrópolis” (Fritz Lang-1927)
Sin embargo, el contrato de trabajo instituye una ficción: el trabajo es un objeto separado del trabajador-sujeto: el sujeto “libre” pone este objeto, su fuerza de trabajo, a disposición de la mepresa. Esta distinción entre sujeto y objeto está fundada en la ideolgía de la propiedad de su propio cuerpo por parte del sujeto. La Gobernanza numérica, en su consideración del trabajador como “máquina inteligente” poseedora de recursos humanos, elimina esta distinción entre sujeto y objeto: hace intervenir un nuevo tipo de sujeto, el sjujeto programado capaz de objetivar por sí mismo, puesto en movimiento por el cálculo, capaz de adaptarse en tiempo real a las variaciones de su medio para alcanzar los objetivos que ha incorporado. En su aspecto jurídico, esta nueva estructura no puede satisfacerse del formalismo contractual, lo que conduce la Gobernanza numérica a exigir una “flexibilidad del mercado laboral”. Un acuerdo empresarial significa entonces la posibilidad de para la empresa, de definir las modalidades de realización, repartición y remuneración. La empresa se erige como “empresa autoregulada” y libre de la reglamentación del Estado y libre respecto a los contratos individuales que le permite imponerse frente a la resistencia individual a este tipo de regulación.
Al nivel de las empresas, no faltaba más, la adaptación a la Gobernanza mumérica es evidente. El mercado dde valores empresarailes abandnonó la reglamentación estatal desde la última crisis financiera de 2008, pasando a una autoregulación dirigida por las propias autoridades del mercado. El sistema se cierra sobre sí mismo sin intervención exterior, liberando así la creación de nuevos títulos financieros y el desarrollo exponencial de nuevos productos. Se trata de « una verdadera alquimia que transforma el plomo en oro que transforma un crédito en título monetario utilizable ». Si el oro vuelve al plomo, el mercado inventa un nuevo producto, un seguro derivado del crédito, que permite seguir negociando con éxito: llegó a representar unos 30 billones de dólares en 2006. Sin embargo, los riesgos no desaparecen frente a «la gigantesca especulación que corresponde al día de hoy a 90% de las transacciones financieras y se sitúan “entre manos” de los ordenadores. El ordenador está en el corazón del sistema y se cumple el sueño cibernético»
RESISTENCIA DEL DERECHO
La forma de la ley y del derecho no corresponde al universo de la Gobernanza numérica y sus reglas “flotantes” y la autoregulación de sus “unidades de funcionamiento”. Además, los humanos nunca se dejarían totalmente programar ni objetivar por estar en la locura o porque saben que conviene merodear con el universo de los nombres para ir a su aire.
Por otra parte, el dominio de la Gobernanza numérica es incompatible con la democracia o, más exactamente, conduce necesariamente una limitación del perímetro de la democracia. La justa redistribución perturba la autoregulación del mercado. «La batalla última es la abolición de todo poder que pretende dirigir los esfuerzos de los humanos y distribuir deliberadamente el fruto de su trabajo»: descartar del campo de la democracialas cuestiones de repartición del trabajo y de las riquezas.
Aunque la Unión Europea es el lugar de una reestructuración no tal brutal respecto al perímetro de lademocracia, su política económica no está al alcance de la vía electoral debido a la presión de un poder no elegido y tecnocrático que escapa a todo control democrático.
Otro punto de resistencia es el derecho a la integridad física y mental de los humanos. La Gobernanza numérica ha puesto en evidencia el riesgo de atentado a la salud mental y, en su forma extrema, el suicidio. El derecho jurídico puede resistir frente a esta degradación de las condiciones de la salud mental en las empresas. La obligación de “seguridad de los resultados” es la palanca jurídica al respecto. Los objetivos empresariales no pueden ser contrarios al mantenimiento de la salud física y mental de los asalariados. Respecto a la gestión con objetivos cifrados, podemos tener el diagnostico siguiente: «Si se intenta mejorar los resultados de un sistema de personas, máquinas y reglas, con unos objetivos cifrados para cada parte del sistema, este sistema arruinara los esfuerzos de las partes y habrá que pagar el precio ahí donde menos lo espera aplicando el Principio de Perversidad»
Conviene retomar algunas ideas que el “ultraliberalismo” intenta enterrar:
-Volver a encontrar el sentido de los límites: el Estado de Derecho es incompatible con un “mercado de normas” (law shoping)
-No dejarse llevar por el espejismo de la cuantificación: separándose de toda deliberación democrática, la Gobernanza nuémrica y la política de los indicadores cifrados nos devuelven a la época del Gosplan soviético
- Dar a la solidaridad civil un peso fuerte y con una vitalidad que impida la derrota de la seguridad social frente a la presión de la empresa privada.
-Recordarse que los humanos, antes de ser objetos de sciencia, son seres pensantes y que su capacidad de acción es opuesta a la flexibilidad y la reactividad
-El beneficiario de una operación económica debe responder de los daños que puede provocar.
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