EL ESPIGADOR
nº20
A veces, los políticos nos sorprenden con unos discursos que, al contrario de los de tantos otros, suenan más cerca de la realidad humana. El ciudadano, este individuo en la polis, vive en la confusión y con una cierta apatía, los miedos al futuro, las tensiones frente al extraño. No realiza sus propios poderes, fuera del voto, manipulado por sondeos, medias, y falsas promesas. Cuando un político, en sus discursos, se atreve a acercarse a esta parte de la realidad humana, los medios de comunicación lo tachan de "populista". Como si acercarse a la realidad del pueblo, o volverse popular tuviera que apoyarse en una ideología. Cualquiera que sea la representación ideológica de tal político, cuando sus palabras hablan de lo cotidiano y de la realidad de los ciudadanos ¿no merece ser más popular que cierto partido, popular por eufemismo?
Con esta perspectiva, nos parece interesante publicar en El Espigador, algunas frases de un discurso del político francés Jean-Luc Melanchon en Limoges en Abril 2012 (elecciones presidenciales en Francia). (ver. Melanchon en Toulouse en este blog).
Hablando de élites y poderosos
Nuestra batalla es cultural. Es la batalla que aprende y reaprende la lengua del corazón cuando se pensaba que la única lengua inteligible era la de las contabilidades que siempre "les" conduce a decir que lo que tenéis está de sobra y que lo que tienen no es bastante. Se burlan de nosotros. Así son las características de los mundos que acaban: las elites no son capaces de imaginar otra cosa. Están prisioneros de los viejos esquemas: tenemos unos dirigentes políticos, unos dirigentes de industrias, unos responsables europeos, nacionales, incapaces de pensar más allá de fórmula que ellos mismo saben que no lleva a ningún sitio.
¿Conviene recompensar sus atrevimientos y sus capacidades para emprender? ¿De qué atrevimientos y capacidades hablan? ¿Qué han hecho que sea tan espectacular para que se lo merezcan? ¿Quién ha hecho el cohete Ariane, el AVE, sino el pueblo? Estos progresos inmensos que el país ha realizado ¿quién, sino nuestra tradición, la acción colectiva, el esfuerzo de mujeres y hombres enseñados en la Escuela Republicana?
¿Quién es tan estúpido para creer que, en un pueblo de África, uno ha hecho estudios de derecho social comparado, para decidir a qué país de Europa tiene que ir? Es un sufrimiento, siempre…mirarlos con benevolencia, amor y fraternidad… Somos felices mezclándonos. Sabemos la terrible responsabilidad que tienen que asumir los políticos por lo que viven y soportan tantos millones de desgraciados que no hemos consultado…destrozando su agricultura local, su economía local, empujándolos a todos hacia la miseria… La envidia que un hombre, una mujer, tienen del pan del otro, no es la raíz de estos movimientos inmensos de poblaciones, que se desplazan sobre todo dentro de los países del Sur. No, la raíz es la miseria y la miseria es el capitalismo.
A fin de cuenta, os vais a encontrar con una lucha por la supervivencia. Ellos han anunciado sus objetivos: después de la jubilación, vendrá el turno de la sanidad y de la solidaridad en el conjunto del sistema social… quieren suprimir el tiempo legal de trabajo horario, semanal, anual…
Pero ¿dónde está su realismo? ¿A partir de cuantos jóvenes en las cárceles comprenderán que eso no es la solución? ¿A partir de cuántas personas en los centros de retención comprenderán que eso no es la solución? ¿A partir de cuántos millones de personas que dejan sus países, comprenderán que no se puede vivir feliz en un océano de desgracia, que ningún imperio ha resistido al movimiento gigantesco de la pobreza, cuando la pobreza vuelve a ser el estatuto de todos?
356 niños sin papeles, encerrados en centros de retención, de los cuales 210 con menos de 10 años… somos seres humanos ¿no es la solidaridad el primero de nuestros deberes?
1958: la mejor prevención de la delincuencia es la protección de la infancia. (Ordenanza del Presidente de la República)
2006: la mejor prevención de la delincuencia es la sanción (Nicolás Sarkozy).
Miro a mi país, lo que le han hecho, los que siempre dan la vuelta a las cosas cuando se trata del precio de la felicidad y nunca calculan el precio de la desgracia. La señal más increíble de que nuestra sociedad se encuentra en un callejón sin salida ¿no es el hecho de que seamos el país de Europa con más suicidios de jóvenes, más de 600 cada año, superando los 564 por accidentes en el trabajo? ¿Es ese el mundo que nos han fabricado? ¡Tiene que menguar notablemente la cantidad de felicidad para que, tan joven, uno se aparte, renuncie absolutamente al futuro!
Eso es el balance más abrumador del modelo de sociedad que han inculcado… esta forma de tratarlo todo desde el miedo, la competitividad, los resultados.
Hablando de "Revolución ciudadana"
Esta revolución que se presenta, queremos que sea ciudadana, lo que significa que desemboque, mediante el sufrago universal, en el poder de todos. Queremos que se alimente de ideas claras que formen entre nosotros la disciplina de la consciencia, que correspondan libremente a unos objetivos comunes. Queremos que sea tal que no necesite ninguna consigna para saber lo que conviene hacer, que se apoye sobre unos argumentos, sobre la inteligencia, la razón, sobre la primacía del amor y de la fraternidad, por encima de la competitividad, de la guerra de uno contra todos.
La manera de ser del humano se mejora a través del desarrollo de la acción cultural y de la acción intelectual…; entonces sus capacidades técnica, social y cívica aumentan.
Somos capaces de hacer oír nuestra voz por toda la tierra cuando hablamos la lengua universal, la lengua de todos los seres humanos, la lengua del compartir, de la solidaridad, de una jerarquía de valores que sitúa el amor por encima de la competitividad.
Citando a Víctor Hugo
«de ahora en adelante, esta palabra, revolución, será el nombre de la civilización, hasta que sea reemplazada por la palabra armonía. Sí, todos, grandes y pequeños, poderosos y desconocidos, ilustres y oscuros en todas nuestras obras… Sí, para transformar las naciones en humanidad, la guerra en amor, los prejuicios en examen, las fronteras en soldaduras, los límites en aperturas, las rodadas en raíles, el instinto del mal en voluntad de bien… los reyes en hombres… Sí, para quitar de las religiones el infierno y de las sociedades el presidio, para ser el hermano, la hermana del miserable, del ciervo, del fellah, del proletario, del desheredado, del explotado, del traicionado, del vencido, del vendido, del encadenado, del sacrificado, de la prostituta, del presidiado, del ignorante, del salvaje, del esclavo, del negro del condenado y del damnado. Sí, somos tus hijos, revolución»