19.5.12

"Double Indemnity" (Billy Wilder)

Esta página pertenece al Dossier CINE NEGRO Parte III: En el corazón del cine negro
Double Indemnity (Perdición-1944)
Director: Billy Wilder
Guión: Raymond Chandler  y Billy Wilder
Musica: Mikiós Rózsa
Fotografía: John Seitz 
 Actores: Barbara Stanwick
               Fred MacMurray
             Edward G.Robinson  

Año: 1944: Billy Wilder acaba el rodaje de Double Indemnity unos meses antes de viajar por Alemania donde va a supervisar el montaje de varias tomas de la liberación de los campos de concentración (ver en este Dossier: Death Mills en Cineastas en los campos)



Double Indemnity presenta unas características muy notables dentro del cine negro;
su estética contiene una gran innovación y un modelo para el cine negro desde su estreno en 1944. Su amplia aceptación,  hoy en día,  lo confirma y se considera como una estética de  factura  clásica. 

The maltese falcon (John Huston-1941, basada en la novela de Dashiell Hammett) y This gun for hire (Contratado para matar-Frank Tuttle-1942,  basada en la novela de Graham Greene) introdujeron  este estilo anteriormente.  Sin embargo, Double Indemnity  crea una atmosfera que marca el género.

La fotografía de John Seitz
Citamos a Seitz en otras páginas a propósito de Sergeant Madden de Josef von Sternberg (ver en Shanghai Gesture), this gun for hire citada anteriormente y, por supuesto, Sunset Boulevard donde reencuentra a Billy Wilder después de Double Indemnity y Lost Week end (Días sin huella-.1945). La utilización de la luz filtrándose por las persianas es una innovación en el cine negro pero podemos pensar en la influencia de Josef von Sternberg sobre Seitz aunque con un propósito menos lírico.

 
Billy Wilder cuenta que, para conseguir esta atmósfera asfixiante y sórdida de la casa descuidada de Phyllis (Barbara Stanwick), John Seitz utilizó un polvo plateado "que bailaba en la luz como en las pinturas de los maestros del pasado". El fotógrafo se servirá de la misma técnica en la casa de Norma (Gloria Swanson) en Sunset Boulevard.

...dice la voz en off de Neff mientras se pasea por el salón de Phyllis.
Están  particularmente conseguidos los exteriores de noche y la luminosidad saturada en los exteriores de día como, por ejemplo, la llegada de Neff a casa de Phyllis con su comentario en off:

«Era una de esas casas de estilo español que estaban de moda hace 15 años».
En cuanto a los personajes, la fotografía pone en evidencia la tensión cargada de sensualidad entre Neff y Phyllis. La narración está en la imagen: el ángulo contrapicado de la mujer dominando al hombre en la escalera, desnuda y envuelta en una toalla blanca,

… la bajada de la escalera y… el destello de luz sobre el brazalete de oro que lleva en el tobillo, objeto sexual y punto de partida para la conquista por parte de Neff

La iluminación saturada de la cara o del pelo de Phyllis o, al contrario,  su cara en la sombra contrastando con el vestido blanco son unos planos que sugieren que la cámara es la mirada cargada de deseo de Neff.
La voz en off

«Los Angeles, 16 de Julio, 1938. No me gusta la palabra confesión…»
Con un desarrollo de la narración previsible desde la primera secuencia, con la voz en off de Walter Neff (Fred Mac Murray), que graba su confesión mientras sangra su herida  por bala, entramos en la esencia de los libros de "Black Mask", las series negras y el cine negro.



Esta introducción que Rudolph Maté retoma en D.O.A. y el mismo Wilder en Sunset Boulevard será, a partir de Double Indemnity, la marca del cine negro cuando se trata de escenificar el aspecto ineluctable del destino del protagonista.  Burt Lancaster en The Killers (Forajidos-Robert Siodmak-1946),  Orson Welles en The Lady from Shanghai (1948), Humphrey Bogart en Dark Passage (La senda tenebrosa-Delmer Daves-1947) y tantos otros saben que, cualquiera que sea el camino que eligen, el destino acaba alcanzándolos.  Esta fatalidad que pesa desde el inicio de la narración es  el sustituto del suspense: sabemos desde el principio que hubo un crimen –el asesinato del marido de Phyllis–, unos cómplices –Neff, el empleado de la compañía de seguros, y Phyllis–, que el crimen fue perfecto –ya que Keyes (Edward G.Robinson), el manager  tan perspicaz de la compañía "Pacific all risk insurance", se equivocó con respecto a la identidad del criminal. Lo que queda no es un simple ejercicio de estilo por parte del director: la película se desarrolla a partir de la secuencia inicial como una mecánica narrativa perfecta en la caracterización de los personajes y de sus relaciones, en el ritmo que acompaña la evolución de los sentimientos de los amantes Neff y Phyllis, en la atmosfera sensual potenciada por unos diálogos fuertemente sugestivos. La voz en off permite un interesante juego entre los pensamientos de Neff y la realidad, por ejemplo cuando  responsabiliza a Phyllis más de la cuenta en su confesión.

El guión con Raymond Chandler:
Billy Wilder cuenta aquí con la ayuda de la partitura musical  de Miklos Rozsa y, sobre todo, la de Raymond Chandler por el guión. Con Double Indemnity, Chandler entra en la industria hollywoodiana en 1943 y prepara el guión en colaboración (conflictiva) con Billy Wilder a partir de una novela de James Cain, ella misma inspirada en un suceso del año 1927. En la obra de Cain,  Double Indemnity (Pacto de sangre-1936), los personajes de Neff y Phyllis son gentes corrientes que se mueven en la atmosfera sórdida propia del autor. Como en  The postman always rings two twice (El cartero llama siempre dos veces -1934), Cain trata del hombre que se convierte  en un criminal por culpa de una mujer, la "femme fatale". Volveremos probablemente sobre este tema en el Dossier.

En estas fechas, Raymond Chandler es famoso por su primera novela, The big sleep (El sueño eterno-1939,  que Howard Hawks llevará a la pantalla en 1946) y Lady in the lake (La dama del lago que acaba de publicar y que Robert Montgomery rodará en cámara subjetiva en 1947). Las dos obras tienen a Phillip Marlowe como personaje principal. Esta primera entrega de Chandler para Hollywood la comenta así Billy Wilder: «Teníamos peleas porque no conocía el cine, pero cuando se trataba de definir la atmósfera y de caracterizar los diálogos, era extraordinario». Las cualidades literarias de Chandler, formado en Londres, dieron a la novela negra sus títulos de nobleza, en su caso con un acento irónico.
La atmósfera de James Cain…


 revisada por Chandler se crea alrededor de dos parejas: Neff y Phyllis por un lado, Neff y Keyes (Edward G.Robinson) por otro.


Keyes, Neff y Phyllis

El encuentro entre Neff y Phyllis es decisivo para los dos. Personajes bastante vulgares, poco carismáticos, se corresponden tanto en la atracción física como en el cálculo frío que les permite elaborar su plan: acabar con el rico marido de Phyllis y repartirse la doble indemnización del seguro de vida. Al final de la aventura, ella le contará los detalles de su propio plan –que pasaba por fugarse con otro y eliminar a Neff:
-Neff: Por una vez te creo porque es lo bastante podrido
-Phyllis: los dos somos podridos
-Neff: Si, pero tu un poco más que yo.
-Phyllis: no te he querido a ti ni a nadie…estoy podrida y te usé, como has dicho…
Un buen ambiente!

Pero, al principio de la puesta en marcha de la fría  maquinaria, Neff lanza la idea y, a continuación, propone no pensarlo más, lo que les llevan a no parar de pensarlo. Sus comentarios en off, su actitud cuando, herido, contempla desde arriba los despachos de la compañía –ilusión perdida–, en la primera secuencia, sitúan al personaje. 

Phyllis ha sido la chispa que enciende la llama de un deseo mucho más profundo en él que lo que siente por ella. Es el retrato de un hombre que parece ser el buen empleado soltero, con el cual muchos pueden identificarse y que el actor Fred Mac Murray representa por sus películas anteriores.


 Si tanto él como Alan Ladd o Boggart rechazaron la oferta de la productora, hasta que la insistencia de Wilder lo hizo aceptar,  es  que tal papel trastorna los prejuicios de Hollywood, haciendo de este buen hombre un criminal motivado por el sexo y el dinero, capaz de engañar a aquellos para quienes trabaja, utilizando así todos los recursos conocidos por ellos mismos: «Los 50 000 dolares, a ella no le importaba, a mi sí»

El crimen perfecto, nena, donde todo será perfecto… hacer las cosas con absoluta profesionalidad…  

En cuanto a Phyllis,  ella es la araña con su perfume de madreselva que teje los hilos que encierran a su presa como  lo sugiere la presencia continua de las sombras de las persianas desde la entrada de Neff en su casa.

… hasta que él cierra las ventanas del salón. Acaba así con la luz filtrada por las persianas y llena de oscuridad el salón.  Es en este momento Phyllis dispara e hiere a  Neff. «Lo que puedes hacer mejor,¿ no,  nena? Prueba otra vez»

Si Phyllis utiliza todos los artíficios de la seducción con Neff es para realizar su deseo: acabar con esta vida,  con un marido obsesionado por sus pozos de petróleo, aburrida en esta casa señorial: «yo quería enseñar el carácter polvoriento de su vida: la cárcel del matrimonio de la cual quiere escaparse, al precio de un asesinato si hace falta»  cuenta Billy Wilder.
Raymond Chandler y Billy Wilder consiguen crear la empatía hacia la pareja Neff/Phyllis,  los guionistas hacen patente su defensa de otra moral de la que prevalece en la industria cinematográfica de la época, sea con respecto al adulterio o a la supuesta perversión de la mujer que lo comete. ¿Femme fatal? No, probablemente. Al coqueteo inicial, sucede una actitud y unos argumentos que denotan más bien la confusión de los sentimientos, el desprecio hacia ella misma, el miedo frente a lo que se ha desencadenado –pensamos en el pánico que le entra en el momento de arrancar el coche después del crimen

  Barbara Stanwick da una interpretación magnifica de Phyllis, cambiando bastante su imagen con un peinado sorprendente, una lentitud en los gestos, una mirada calculadora, a veces sospechosa,  hacia Neff. Trabajó anteriormente con Wilder que escribió un guión a su medida para Ball of fire de Howard Hawks.

Los diálogos de Double Indemnity nos sumergen en lo mejor de la narración cinematográfica: a veces cínicos o macabros,
«Pensé que todo iba acabar mal. No oía mis propios pasos, Keyes,  eran los de un hombre muerto» dice la voz en off de Neff en su confesión a veces tiernos...


... o de una crudeza que se añade  al tema del adulterio tan sensible en esta época del cine estadounidense. En el primer encuentro, ella apoyada en la barandilla, Neff en el salón:

Neff: El seguro venció el 15. No me gustaría que se rompiera un parachoques… no están cubiertos…
Phyl: Creo que sé de qué habla. Estaba tomando el sol
Neff: Espero que no haya palomas...


… seguido por este dialogo de doble sentido sobre el seguro del coche del marido:
-Mi marido estará aquí mañana tendrá interés en hablar con él ¿No?
-Así era, pero se me está pasando. No sé si me entiende.
-En este estado hay un límite de velocidad: 45 millas por hora.
-¿y a cuánto iba, agente?
-Diría que a 90.
-Digamos que baja de la moto y me multa.
-Digamos que esta vez sólo es un aviso
-¿Y si no da resultados?
-Digamos que tendré que darle en los nudillos.
-Digamos que empiezo a llorar en su hombro.
-Digamos que intenta hacerlo en el de mi marido.
-Ahí me ha cortado.




Keyes representa la honradez y es una figura paternal para Neff. Billy Wilder utiliza aquí al personaje de Keyes para dar su toque detallista –Keyes no tiene nunca cerillas para encender sus puros. Neff  le tiene cariño y lo demuestra.


 Sin embargo, Neff ve en Keyes el reflejo de su vida futura en la compañía: el empleado modelo,  soltero, que se agarra a todos los casos hasta resolverlos… la esclavitud por el trabajo. Con la caracterización del personaje de Neff, marrullero y cínico, Chandler y Wilder demuestran su voluntad de ruptura con el estilo más conservador y glamoroso de la época en Hollywood.  la primera secuencia da los elementos principales de lo que han sido los sentimientos de Neff, particularmente hacia Keyes: «Te crees que eres el mejor a la hora de ver un fraude. Accidente y doble indemnización… estuviste bien al principio,  Keyes. Dijiste que no era un accidente. Bien. Dijiste que no fue un suicidio. Bien. Dijiste que fue un asesinato. Bien. Pensaste que la habías clavado. Que lo tenías todo atado, excepto por un pequeño detalle, un pequeño error. Te equivocaste al acusar al asesino. ¿Quieres saber quién mato a Dietrichson?... Agárrate a ese puro barato, keyes. Yo mate a Dietrichson. Yo, Walter Neff, vendedor de seguros, 35 años, soltero, sin cicatrices visibles… Le maté por dinero. Y por una mujer. Pero no conseguí el dinero ni la mujer. ¿Divertido, no?»
Después de tanto cinismo, cobardía, miedos, engaños, la secuencia final nos ofrece con sobriedad  una fuerte carga emocional, desgarradora: Neff el criminal y Keyes el investigador dejan fluir su fuerte amistad. La belleza de la secuencia llevó Wilder a eliminar una escena sobre el juicio y la condena de Neff: «he cortado esta escena a pesar de que costó muy caro porque era un anticlímax después de la escena del cigarro. Comprendí que después de esta escena no hacía falta nada».
Si Keyes no suele encontrar  cerillas en sus bolsillos para encender sus puros y cuenta con Neff, ahora Keyes da a Neff, herido, el fuego que enciende su cigarro.
Neff: El tipo al que buscabas estaba demasiado cerca
Keyes: aun más cerca, Walter
Neff: yo también te quiero

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