Dossier CINE
NEGRO Parte III: En el corazón del cine negro
Horas
Desesperadas (1955)
Director: William Wyler
Guión: Joseph hayes
Música: Gail Kubik
Fotografía: Lee Games
Actores:
Humphrey Bogart as Glenn Griffin
Fredric March as Daniel C. Hilliard
Arthur Kennedy as Deputy Sheriff Jesse Bard
Martha Scott as Eleanor "Ellie" Hilliard
Daniel Hilliard dice a su hijo amenazado por Griffin/Bogart: “Corre, Corre…” |
Si He ran all the way es la última
película de John Garfield, esta es la penúltima de un Humphrey Bogart
ya agotado: Más duro será la caída (Mark
Robson-1957) marca el final de sus 30 años de carrera con altos y bajos. Horas Desesperadas –para los atracadores como para la
familia rehén, pero también como el espectador –es el último ejemplo de lo “bajo” que puede caer Boggey, acompañado en
esta caída por el otro protagonista, Fredric March, y por el director William Wyler que nos ha
demostrado otra maestría en The letter
(en este Dossier) que esta obra soporífera. Si He ran all the way
ha tenido una distribución injusta en salas, Horas
Desesperadas también, pero
por razones opuestas.
Tengo muchos reparos en presentar esta película en
este Dossier, no tanto porque es más una peli de gánsteres que puro cine negro
sino por ser la peor película que trato hasta ahora en el Blog.
Si me acerco a
este objeto repulsivo después de citarla en la página anterior dedicada a la
excelente He ran all the way de John Berry, es para ahondar en lo que las opone. En esta
página, hacia referencia a la denuncia que puso Sam Ross, escritor de la novela
(1950) adaptada por John Berry, con un guión de Trumbo,
en contra de Joseph Hayes que escribe Desperate Hours
(la novela en 1953 y la obra de teatro con
Paul Newman en 1954). La similitud entre las dos obras –toma de rehenes y misma
composición de los miembros de las dos familias –no permitió a Sam Ross ganar
la contienda. Joseph Hayes se inspira en un evento similar ocurrido en 1952 a
la familia Hills. La película tendrá otros tipos de problemas con la justicia:
una revista publicó unas fotos con los actores en la casa donde ocurrió la toma
de rehenes.
La familia Hills se había mudado mientras pero denunció los hechos
por atentar contra la vida privada. Estos hechos, aunque anecdóticos, reflejan
unos detalles interesantes sobre la estrategia de la industria cinematográfica
estadounidense frente a la sociedad consumidora de sus producciones, o sea gran
parte de la humanidad. Se destroza una obra
que pone de manifiesto la relación entre delincuencia y pobreza, la influencia
de la moral religiosa sobre el orden social y su obstaculización de la
solidaridad humana, la consecuencia de estos dogmas sobre la fragmentación de
la sociedad y del núcleo familiar. Se
pone en marcha la máquina publicitaria para hacer resaltar la visión opuesta:
la familia burguesa feliz y amante del orden amenazada por la violencia
absoluta de unos seres perversos, unos humanos inhumanos. Se contrata a unos
actores famosos, comerciales, se crea el
evento con un pequeño escándalo judicial.
El guión destaca la cohesión de la familia amenazada y
la valentía del padre de familia que sabe comportarse como un héroe frente al
peligro y la necesidad, por la generación siguiente, de este ejemplo estoico. Se pone en marcha la
banalización de la violencia: la primera película desaparece de las pantallas
unos cuantos de años, dejando a The despserate hours
el beneficio taquillero y el lanzamiento de la moda “rehén”, usada para todo:
clientes de bancos, viuda o madre soltera y sus críos, en un ambiente
confortable en barrios residenciales, o rural de western… enfrentados a unos
temibles psicópatas. La película tendrá un remake hindi en 1970 con Drohl
de K.Bapalah, otro en 1974 con 36 Ghantes
de Raj Tilak , en 1990 con 37 horas desesperadas
de Michael Cimino. Medio siglo después de la película de Wyler, la moda resiste,
tanto en la TV por supuesto, como en el cine comercial.
Ver hoy Horas Desesperadas
da la impresión de encontrarnos de nuevo con esta familia típica de los sitcom
que los EEUU venden como churros a todas las TV del mundo. Hasta Pedro Almodóvar, también
con sus altos y sus bajos comerciales, cuenta como se inspira en Horas
Desesperadas para su guión de Átame: «…decidí escribir una película que tuviese lugar en un
estudio. Así podría poner la cámara donde quisiese, podría mostrar la belleza
oculta del decorado. En aquella época, vi Horas desesperadas.
Tres malhechores (Humphrey Bogart es el cabecilla) se fugan de prisión y se
refugian en la casa de una familia de clase media. Toman como rehenes a todos
los miembros de la familia. Esto me dio la clave. En mi primera aproximación,
tres delincuentes se fugan de prisión y llegan por casualidad a un estudio
donde acaba de terminar el rodaje de una película. Irrumpen en el plató. Por
primera vez, tienen una casa bonita sólo para ellos, aunque sólo se trate de un
decorado de cartón-piedra. Todo es falso, como en un piso piloto, pero es un
buen escondrijo. Por la noche, llega todo el equipo de la película para
festejar el final del rodaje. Los tres delincuentes se ven obligados a
secuestrar a todos los miembros del equipo. Como ocurre a menudo en el proceso
de escritura, tras desarrollar esta primera idea, de los tres malhechores sólo
quedó uno (Antonio Banderas) que sale de un centro psiquiátrico y decide
secuestrar a una chica con la que recuerda haber echado un polvo años antes. El
resultado es ¡Átame!, un cuento de hadas romántico sobre la dificultad de
convivir en pareja».
La muerte de Bogart / Griffin: “¡que muera la bestia!” así acaban también Frank Sinatra en Suddenly, John Garfield en He ran all the way o Richard Conte en Cry of the City… |
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