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Valores morales y deuda
El papel de la “toika” (FMI, Banco Central Europeo, Comisión europea) en las medidas de austeridad y los recortes decididos por los gobiernos de países como Grecia, Portugal o España, pone en evidencia la dimensión moral que se quiere dar a la situación. Se nos presenta el reembolso de la deuda como un imperativo moral.
En la economía moderna, las “Reglas del juego” prohíben la anulación de la deuda. Con tal codificación, la relación entre endeudados y deudores, entre los que crean la moneda –Banco central y bancos –y los que tienen el dinero por un lado, y, por otro, los que piden dinero prestado, sigue marcada por la dominación y la injusticia bajo la presión de “los valores morales”.
Pero ¿qué es una deuda? La definimos en otro texto como un intercambio, un deber, una apuesta. El antropólogo David Graeber[1] da una definición que abre una perspectiva interesante sobre la situación actual: su estudio de la deuda a lo largo de la historia, con el punto de vista de una especialidad distinta de la del economista: el deber incluye una promesa. … La idea de que el endeudado tenga la obligación de pagar su deuda es, en realidad, la perversión de la promesa dada. Las reglas actuales son la demostración de una corrupción: la que se encuentra en la forma de poner en cifras esta promesa y en el poder de dominación que conllevan.
Cuando el intercambio se hace entre dos fuerzas equivalentes, no cumplir su promesa por parte de una de las fuerzas no crea demasiados problemas: cuando Alemania o Francia han superado el déficit de 3% del PIB no hubo muchos problemas para Europa y no hubo ningún peligro para la moneda euro.
Cuando una de las partes es más débil, la deuda se transforma en herramienta de poder y su reembolso se vuelve un imperativo moral superior a todos los demás. Los Estados europeos que tienen dificultades están considerados como los malos alumnos por parte de los países ricos o poco endeudados: se critica su gestión, su corrupción. Se enuncia unos valores morales, se designa a los culpables… Ahora bien: ¡la moral no parece haber intervenido mucho cuando se trata de salvar a los establecimientos financieros!
Las condiciones de contratación de las deudas y la injusticia que supone la referencia a valores morales permite, en realidad, crear una “fabrica de endeudados”.
Acaso ¿la cultura de la tarjeta de crédito” no es una característica de esta fábrica? ¿la dominación que ejercen los países ricos sobre los más débiles no conduce a los estados endeudados hacia la prostitución del Estado y de su cultura? Es suficiente ver los efectos del turismo nórdico en los países mediterráneos endeudados (desaparición de la lengua nacional en los servicios turísticos, venta del patrimonio, especulación inmobiliaria en las costas…).
Un nuevo enfoque
La economía argentina se ha enderezado sin que el país sufra la dolorosa cura de austeridad que se está aplicando a los países del sur de Europa: se había negado a pagar su deuda al FMI. Aunque ahora unos fondos especulativos intentan obligar a Argentina a pagarles, el ejemplo debería hacer reflexionar sobre la pertinencia de tales políticas.
Recordamos aquí el empleo del “año sabático”: es decir los periodos de anulación de las deudas en los que las personas y las tierras hipotecadas eran liberadas, reencontrando cada uno a su familia, su hogar, su ganado… Han sido creados en el curso de la historia, nos dice el antropólogo Graeber, y así los contadores puestos a cero regularmente. Con la economía y el sistema financiero globalizado que está en marcha inexorablemente, vemos como las deudas de algunos acaba recayendo sobre todos. ¿Qué hacer?
1-¿Borrar las deudas?
¿Pasará la salida de la crisis en Europa por el abandono de la política de recortes y austeridad? Hará falta algo más de eso. Todo el mundo reconoce oficiosamente, incluso numerosos dirigentes, que las deudas de Grecia, Portugal, España… son insostenibles. En últimos términos, la única solución será reestructurarlas. Las verdaderas cuestiones son: ¿hasta que nivel será necesario borrarlas?, ¿de qué manera?, ¿cómo hacerlo de manera que esto conduzca a un nuevo sistema financiero durable, verdadero servicio público local y global a la vez?
Sabemos que tales medidas penalizarían a los hogares europeos que tienen bonos del tesoro del Estado por medio de sus fondos de pensión o sus seguros de vida. Sabemos que eso es el principal argumento de los banqueros que, cada vez que se aborda el tema, señalan los riesgos sistémicos y afirman que todo el mundo perderá más que ganará en tal operación. Pero, dice el antropólogo David Graeber, la historia muestra que si es la voluntad política, es posible borrar una deuda pública sin que esto dañe a los hogares o a la economía. El objetivo es justamente permitir que ésta funcione más sanamente.
De momento, Europa y EEUU intentan relanzar el crédito a los hogares y a las pequeñas empresas. Los estados se empeñan en seguir la misma lógica de siempre aunque esté probada su ineficacia. El crecimiento con crédito no es sano ni sostenible y los Bancos Centrales acuerdan liquidez masiva a los bancos esperando que ellos prestaran a las empresas. Pero no lo hacen en absoluto, utilizan esta generosidad para aumentar sus ganancias jugando en los mercados. Sería necesario utilizar mecanismos que inciten a los banqueros a invertir en proyectos útiles a la economía. Una primera etapa sería, por ejemplo, prohibirles colocar en los mercados el dinero prestado por los Bancos Centrales. Sin embargo, después de años de crisis y desastres para algunos países y muchos individuos, no se ha notado ninguna voluntad política en este sentido.
2-¿Cómo cambiar las reglas del juego?
Son justamente los excesos de crédito los que han conducido a la crisis. Está claro que los Estados no han aprendido la lección. Está claro que los consumidores-utilizadores de servicios, tampoco. Mientras que no replanteemos juntos un nuevo enfoque que saque la lección de la Historia , mientras cada uno no mire su manera de ser y de vivir con los demás desde una ética, y no ajustemos nuestra economía a una visión global de la economía de la humanidad que, necesariamente, sufre las consecuencias de la falta de ética de algunos, vamos a seguir con la “fábrica de endeudares”, esta cultura del crédito que se ha instalado con tanta fuerza en las costumbres.
Es difícil decir lo que ocurrirá de aquí en adelante ya que llegamos al final de un ciclo, nos dice David Graeber. El sistema económico tal como funciona hoy está a punto de alcanzar sus límites, la crisis ecológica lo testimonia.
Un sistema como el Bancor, medida monetaria defendida por Keynes, fundada sobre la cantidad de recursos disponibles, ¿sería una mejor opción? Este economista había comprendido que la economía no podía ser durablemente estable si se continúa produciendo tanto sin preguntarse por qué. El medioambiente no lo permite, puesto que ofrece recursos limitados. Es tiempo de hacer una pausa para nosotros y el planeta, ¿trabajando menos? ¿Por qué no?
Blogs de memento
[1] En una entrevista al diario Le Monde 03/10/13, el antropólogo David Graeber da un enfoque alternativo al problema de la deuda. Sus estudios sobre este tema –un libro: “Deuda, 5000 años de historia”, Graeber es uno de los iniciadores de “Occupy Wall Street”, movimiento de contestación pacífico que denuncia los abusos del sistema financiero; es también el iniciador de un amplio movimiento de “anulación de deudas” en los EEUU: ahí, las deudas están en manos de agencias especializadas para la compra a bajo coste de las deudas de las familias hipotecadas o con deudas medicas. El colectivo de Graeber ha puesto en marcha un sistema de colecta de fondos (15 millones de dólares al día de hoy) para comprar estas deudas, reestructurarlas y borrarlas.