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/ Periodismo
Mientras Nueva York duerme 1956
Director: Fritz Lang
Guión: Casey
Robinson / Chalres Einstein ("The Bloody
Spur")
Música: Herschel
Burke Gilbert ha orquestrado la música de The
lady from Shanghai (Orson Welles-1947), The
dark past (Cerco de odio-Rudolph Maté-1948), Impact (Arthur Lubin-1949),The thief
(El espía-Russell Rouse-1952), dirige ocompone la música de: Witness to murder (El único testigo-Roy Rowland-1954), Nightmare
(Noche de pesadilla-Maxwell Shane-1956), Beyond a reasonable doubt (Más allá de la duda-Fritz Lang-1956)
Fotografía: Ernest
Laszlo Cine negro: Impact
(Arthur Lubin-1949), Manhandled (Lewis
R.Foster-1949),D.O.A. (Rudolph Maté-1950),The big knife (Robert Aldrich-1955),
Kiss me deadly (Robert
Aldrich-1955),
Producción: Bert Friedlob
Production, distribuido por RKO
Actores:
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Ida Lupino / Mildred Donner y su amante George Sanders / Mark Loving |
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Howard Duff / teniente de policia Burt Kaufman con Dana Andrews |
John Drew Barrymore Jr / Manners (el asesino del lapis de labios)
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Fritz Lang, este
gran prestidigitador, transforma M “¿el
vampiro?” en una comedia de las más estimulantes: el asesino en serie tiene
problemas con su mamá – no es el inquietante Peter Lorre
sino el joven actor John Barrymore
que vimos en La larga noche de Losey,
interpretando aquí a un pobre chaval que pierde la cabeza cuando ve a una mujer
guapa – los dos mundos, el del hampa y el
policial, se confunden en uno: el
periodismo. No cualquier periódico sino el New York Sentinel,
del imperio mediático Keyne –aquí Lang juega con el ciudadano Welles, y
conserva el símbolo K del edificio imperial.
Con un decorado de estudio en contrachapa y un casting de lujo, el
veterano director nos divierte con esta historia que parte de un proyecto de guión titulado News is Made at Night, adaptación de la novela de Charles Einstein, The Bloody Spur. (“The bloody spur of ambition”, William
Shakespeare, Jules
Caesar). Mientras
Nueva York duerme está adaptada por el guionista Casey
Robinson, otro veterano que trabaja en el cine desde 1927.
Una
crítica de los mass medias
Fritz Lang encuentra en
el argumento una relación con las transmisiones a la TV de las audiciones organizadas
por la comisión senatorial que implica a Joseph MacCarthy. Esta dimensión
documental le interesa más que la intriga policiaca. Se inspira también en el texto del
psicoanalista Robert Lindner, “The fifty minute hour”,
que trata del caso de un joven criminal obsesionado por su madre. “Ask mother”, preguntáis a mi madre, escribirá el asesino con
un lápiz de labios sobre la pared.
Esta
historia de asesino es el pretexto que utiliza
Fritz Lang para regalarnos una crítica feroz de la
prensa en los EEUU que, en esta época,
extiende sus tentáculos sobre la radio y la televisión. No faltan los
detalles y los diálogos: los periodistas pegados a la puerta del teniente de
policía cuando han arrestado a un sospechoso, el discurso del padre Keyne a Ed
Mobley justo antes de morir:
El viejo Keyne: ¿cuántas mujeres usan el lápiz de labios?
Yo quiero que cada vez que se pinten se estremezcan todas de terror.
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En medio de un
discurso a Ed sobre la “responsabilidad que tiene
la prensa libre delante el pueblo. En este país es el pueblo que toma las
decisiones y para que estas decisiones sean justas, deben conocer todos los
hechos…” muere Keyne.
Lang va todavía más lejos: asistimos
a una competición sin piedad entre ejecutivos para ocupar el puesto de director
general creado por el heredero de
Kyenes, su hijo Walter, que quiere así afirmar su autoridad. Entre
Mark Loving, director de la agencia de noticias, John Day Griffith, redactor
principal del diario y consejero de nueve otros, Harry Kritzer (el actor James Craig), jefe del servicio fotográfico, y Ed Mobley,
famoso editorialista TV, distinguido columnista
escritor galadornado con el premio Pulitzer, ¿Quién conseguirá el puesto?
La respuesta la da Walter: el primero que resuelve el del caso del asesino lápiz de
labios en la tradición
sensacionalista de la casa exigida por el padre Keynes antes de morir.
En una
primera secuencia a la hitchcock
que presenta al asesino en acción –así no tenemos que esperar una sorpresa por
este lado – Lang
nos implica en el peligro: “esta noche en Nueva York…”.
A continuación, la gran coreografía organizada por Walter va
ocupar la escena para la satisfacción del espectador. O más bien del mirón que
hay en nosotros, dice Lang. Empiezan los
golpes bajos, muy bajos –por debajo de la cintura para algunos: el “honrado”
Harry conquista a Dorothy, la bella mujer de Walter: juego peligroso pero que
parece funcionar; Mark pide a su amante, la periodista Mildred Donner, que
comprometa a Ed, novio de su secretaria Nancy… En cuanto a Griffith,
cuenta con la amistad de Ed, que no tiene interés por el puesto. ¿Su amistad?
O más bien sus relaciones con el teniente de policía, Burt Kaufman para tener
la exclusiva. Pero las mujeres no son de las que se dejan engañar: sabrán
aprovechar la situación creada por este combate de gallos. Para que no nos
olvidemos del asesino, tendremos derecho a una persecución en las entrañas del
metro, mientras Nueva York duerme…¿El asesino? También son las mujeres las que le
van acorralar, aprovechando su psicosis. La coreografía de estos machos
compitiendo por la conquista del poder se transforma en el baile de la
inteligencia femenina.
De Peter Lorre a John
Barrymore Jr
Vuelvo sobre la comparación con M “el vampiro de
Dusseldorf. Más allá de la descripción de una neurosis
individual, esta película de 1931 ofrece una
pintura sobrecogedora de la opinión pública berlinesa en la víspera de la toma
de poder por el partido nazi. describe
el estado de ánimo de la sociedad alemana y representa por una parte, el
aparato policiaco y, por otra, la organización del mundo del hampa, con sus
diversos sindicatos del crimen. Estamos en la época de la crisis económica
provocada por la quiebra bursátil en EEUU: cierre de bancos, inversiones
bloqueadas, un paro que pasa de 5miliones en 1930 a 10miliones en 1933. Los
héroes y los asesinos no son tan distintos. Lang presenta al asesino como
víctima de sus pulsiones mientras los que le persiguen hacen de él la presa
necesaria que sus intereses exigen. El mundo del hampa, apoyado por la opinión
pública, se revela más activo en esta caza que la policía: así Fritz Lang pone
en evidencia el verdadero motor de la “justicia” en una sociedad en crisis.
Aunque el contexto histórico no es el mismo, los mecanismos relacionales que Lang quiere testimoniar dos décadas más tarde son parecidos. observa a la sociedad estadounidense
con los ojos del exiliado europeo: es un testimonio sobre la ambición y la
inmoralidad como factores de éxito. La competitividad y el comercio de la
información, de los objetos, de los cuerpos rigen las relaciones humanas. Aquí
también el motor de la justicia es el mismo: vemos a los competidores del
imperio Keyne más eficaces que la policía. El individualismo cínico conduce los
protagonistas a actuar con los demás en función de sus intereses propios. Hasta
Ed, que parece el menos interesado por
la competitividad, demuestra al final que no era tan así. El retrato que hace
Lang acaba con un toque irónico y feroz.
Los intereses del mundo del hampa y de la
institución policiaca descritos en M se concentran aquí sobre estos
patéticos jefes de servicios de mass medias encerrados en sus oficinas,
separados por unos cristales que permiten seguir simultáneamente las
expresiones y acciones de unos y otros en la comedia de la humanidad… o más
bien de la inhumanidad: una comedia ácida en la cual cada uno reprocha al otro
el intentar conseguir unos objetivos que él mismo persigue. No hay lugar para los sentimientos o la
ética.
Las motivaciones de Fritz Lang
Lo que motiva a
Lang es, ante todo, la fuerza que
arrastra al individuo para ocupar el terreno el primero, ante el riesgo de
perderse en la frustración como saben hacerlo Dorothy con su marido Walter…
una simbólica de la frustración : mientras vemos las sombra del cuerpo de Dorothy haciendo gimnasia, Walter intenta meter la pelota en el hoyo.
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…o
Nancy con su novio Ed : la
dulce Nancy utiliza con su novio Ed, el arma de la virginidad pre nupcial como
medio de chantaje (en la novela, decía que prefería los hombres
experimentados).
También Lang nos
detalla las estrategias que utilizan los protagonistas para realizar sus
objetivos: más allá de las trampas que se tienden los unos a los otros los tres
hombres que compiten por el puesto de director, el cuarto, Ed, que no entra en la competición, es capaz
de ofrecer a su novia Nancy como cebo al asesino: ¿quiere ayudar a su amigo
Griffith o se está posicionando para el puesto tan envidiado?
Pero la idea de “mirón”
planea sobre esta película y la relación del espectador a la información y a la
imagen es un ataque con antelación a “la sociedad del
espectáculo”. La primera
secuencia –el asesino y su víctima está filmada en cámara subjetiva –nos
interpela: ¿somos capaces de matar?
El
asesino pierde la cabeza cuando ve el reflejo de Dorothy en un espejo ¿no es el
reflejo de las frustraciones del asesino… y de algunos espectadores? para defender los intereses de su
amante Mark Loving, Mildred conquista a Ed, despertando su curiosidad mirando por el ojo
de una visionadora de diapositivas y hace de nosotros unos mirones potenciales.
Miradas,
reflejos, imagen en la TV, en la prensa –Manner, el asesino, recorta su foto sobre la silueta publicada en
el periódico –hipnotismo de la pantalla e identificación con el
presentador.
En
su emisión que el asesino sigue en la tele, Ed se dirige a él: quiero decir algunas cosas al asesino cara a cara…y se pone
a anticipar los gestos de Manner y los actos criminales que va a cometer enumerándolos
con detalles. Dos pájaros de un tiro para Lang: la tele difunde el miedo a la
población pero también el periodista se vuelve el reflejo de Manner: Lang
establece un paralelo inquietante entre Ed y Manner; confunde el espectador en
cuanto a la personalidad del periodista.
¿Acaso
Ed no conoce también el truco del botón de seguridad de la puerta? Los dos
hombres acabarán encontrándose en las entrañas del metro: el periodista Lang reúne
las fuerzas de policía y el hampa de su película de 1931 juntos en la persona del periodista en 1956.
Equipo
técnico
Excelente secuencia final: la persecución en el metro |
Fritz
Lang no se queda satisfecho con el guión elaborado por Casey Robinson y, con la
ayuda de su consejero técnico Mike Kaplan, se documenta sobre el funcionamiento
del mundo del periodismo y del ambiente de sus despachos, lo que da a la
película una atmosfera muy realista. Se mantiene fiel a la forma de trabajar
que tiene ya muy marcada con M en la
descripción de los servicios de policía alemanes. La fotografía de Ernest
Laszlo –que acaba de rodar el remake de M con el
director Joseph Losey –se adapta a la fluidez con la cual Lang crea la imagen
narrativa. Estamos lejos de la imagen expresionista que caracteriza su carrera
alemana. Compone e utiliza el espacio de tal manera que podemos seguir unas
escenas simultáneamente en un plan único con un movimiento de la cámara que se
desliza entre los personajes.
Pensamos en la secuencia en el Blue Dell Bar
donde, a salir, Mildred y Ed cruzan a
Manner el asesino que acaba de entrar. El
efecto de
tensión es máximo. El casting es excelente,
particularmente Thomas Mitchell y George Sanders. En cuanto a Dana Andrews,
como lo vimos con Bogart en El cuarto Poder
o Ann Baxter en Gardenia Azul, su número de borracho no convence, ¡el colmo
para un actor que tiene la fama de beber más que Ed Mobley! Pero, en el juego
que montó Walter, es Mildred / Ida Lupino la que gana… y también en la
interpretación.
Dorothy y Harry en versión original |
Notamos que la
censura franquista utilizó las tijeras lo bastante como para que el papel de
Dorothy / Rhonda Flemming se quede reducido a poca cosa: todos los diálogos
entre Dorothy, mujer de Keyne, y Harry
Kritzer desvelando su relación sexual y el plan de Harry para conseguir el
puesto con la ayuda de Dorothy han sido cortados por la censura franquista. Lo
que dejó probablemente al público español de la época sin comprender una de las
escenas más cómica: Dorothy, atacada por el asesino en el apartamento de su
amante, desvela así su situación y Mildred lo aprovecha para organizarle una
entrevista y conseguir un buen puesto por parte de su jefe Walter.
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