1.8.12

Intento de vuelo sobre un nido de cuco: 3-La ley del deseo

Esta página pertenece al Dossier "Intento de vuelo sobre un nido de cuco"


ECONOMÍA / LA CRISIS DEL EURO

El capitalismo es violento: su resorte es una pasión, un pathos, un deseo de enriquecimiento sin límites. Se presenta bajo el disfraz del "mercado", de la producción y del consumo asociado, de la ley de la oferta y la demanda, con sus consecuentes acumulaciones de mercancías, sus burbujas, sus sucesiones de expansiones y recesiones…
conviene ahondar más: detrás del "mercado" encontramos las sociedades mercantiles que han creado el "orden mercantil" unos siglos atrás. Este orden se apoya sobre la legitimación de la moneda a partir de símbolos poderosos: la figura del Rey, del Dictador, de la Divinidad. La tecnología ha permitido unificar estas sociedades mercantiles, "globalizarlas". La simbología pierde su fuerza frente a la ideología del dinero que produce dinero. Se ha globalizado el lenguaje de la pasión por el enriquecimiento sin límites. Es un lenguaje cínico, formalizado por los medios de comunicación: el orden mercantil del capital exige que se traduzcan sus intereses con el término de prima, una prima por sus pretendidos riesgos, mientras organiza la expoliación de los Estados que se apartan… o que abusan de sus reglas de juego.
Es un lenguaje violento que yace por debajo del frío lenguaje de las cifras y de las estadísticas que emplean los medios de comunicación, un mundo imprevisible de afectos y pulsiones.
Crisis
La crisis y la recesión aparecen cuando el deseo de enriquecimiento no genera las fuerzas motoras necesarias para alimentar la economía de los Estados.  No nos detendremos aquí sobre la forma en que conviene transformar estas fuerzas y el tipo de crecimiento al que pretende una sociedad–.
Sin fuerzas motoras, los Estados empobrecen. –No nos detendremos aquí sobre la relación de dependencia o más bien de sometimiento de los Estados a la riqueza anónima del orden mercantil–.
  ¿Qué ha pasado? Tomamos el ejemplo del periodo 2007-2009, cuando se desatan tantos impulsos violentos con un epicentro probable en los Estados Unidos. La mitad de la capitalización de todos los bancos del planeta se volatilizó, 25 billones de dólares o sea, la mitad de la riqueza que produce (o más bien que se extrae) del planeta en un año. ¿Se volatiliza?
Otro ejemplo: desde enero de 2012, el Banco Central Europeo ha prestado  al conjunto de los bancos europeos un billón de euros. Este préstamo se ha traducido en un crédito dedicado al  crecimiento de las fuerzas motoras muy limitado; sin embargo,  la mayoría del dinero se ha transformado en cuentas y fondos acumulados… "
 Es esta posibilidad de acumulación de dinero al margen de la esfera de producción que genera y amplifica la crisis y el empobrecimiento de las poblaciones. Con la crisis, no sólo aumenta la pobreza. Estallan las burbujas económicas que ponen en evidencia la violencia del orden mercantil del capitalismo. Pero la crisis permite que estallen también las burbujas de seguridad y conforte precarios e ilusorios donde  anidan los individuos y los núcleos familiares. Es el revelador de la fuerza ciudadana y la comprensión de un hecho más profundo: no hay una crisis de la economía en ciertas épocas, el orden mercantil ES una crisis permanente. El ciudadano se encuentra enfrentado al mundo abstracto del movimiento de las monedas.
Un mundo abstracto
La volatilización ¿es una pérdida real o ficticia? ¿Conviene seguir hablando de cifras?
El refugio en la liquidez de la moneda responde más a un reflejo emocional, afectivo o impulsivo,  por parte del propietario de esta moneda que a un frío cálculo. La acumulación de liquidez corresponde a una falta de confianza en la gestión del sistema de producción y de consumo. La relación del propietario con su moneda es enigmática. El individuo que sólo la tiene en época de bonanza, la invierte o la consume y puede llegar hasta hundirse para fortalecer su burbuja de seguridad ilusoria: las hipotecas y  los créditos ofrecidos por los que tienen más le pueden engañar. Para el individuo que participa de la organización del orden mercantil,  en época de crisis, su sentido de la propiedad le permite quedarse en la expectativa, cuando su acumulación de monedas es suficiente: ¿por qué elegir entre consumir o invertir si no lo necesito? Como estoy en un mundo globalizado con unas monedas que compiten entre ellas, puedo siempre esperar y ver venir… No es que me encante ver a los Estados volverse histéricos con sus recortes o a las poblaciones empobrecerse… Son las reglas del juego… Es así que, en los últimos meses más de 1500 millones de euros salieron de España en silencio, de puntillas, sin que nadie les pregunte: « ¿Adónde vais?»
El propietario de la moneda está poseído: el valor económico de su moneda, esta abstracción, esta cifra que aparece en la pantalla de su ordenador, le somete a la ley del deseo.

ç  12 – 3