10.5.13

Deuda soberana

Dossier DEUDA
Deuda Soberana: Estado y colectividad
Para conseguir una financiación de los proyectos de su programa, su presupuesto, el Estado recauda el impuesto y lanza unas obligaciones. Emite estas obligaciones lo que significa que pide dinero en el mercado de deudas donde se hacen las ofertas de prestamos a corto, medio y largo plazo. El Tesoro del Estado es un Estado dentro del Estado. Debe asegurarse de que el país se endeuda en las mejores condiciones: trabaja esencialmente en estrecha relación con algunos bancos que compran estas obligaciones por cuenta de sus clientes. En general, el Tesoro del Estado hace una subasta anónima para conseguir la tasa de intereses la más baja posible, inflando la vitalidad y las posibilidades de su país.
En el mercado de deudas, se considera  la deuda de un Estado  como una apuesta segura para unos cuantos de fondos como, por ejemplo, los productos de ahorro a largo plazo del seguro de vida, para las compañías de seguros, los fondos de pensiones, los bancos privados.. Estos bancos privados, cuando son extranjeros, prestan con su moneda y con la garantía de sus Estados. En los países ricos, la deuda del Estado es un activo seguro porque el Estado tiene el poder de recaudar el impuesto. Estos activos de un Estado son una referencia para otros activos como, por ejemplo, los productos derivados que manejan los bancos. Los acreedores están asegurados en cuanto al reembolso.
Los activos del Estado son el “bien público colectivo”.
El bien público colectivo es lo que tiene que beneficiar a cada ciudadano del país: la salud, la educación, la seguridad… No tiene un valor de mercado. La deuda pública es un compartir en el tiempo, entre generaciones. Puede representarse como la deuda que cada individuo tiene en función de los servicios  que la colectividad a la que pertenece pone a su disposición. La sostenibilidad de la deuda es la capacidad que la colectividad tiene para renovarla en el tiempo. No se puede apreciar de otra forma sin ir en contra de la colectividad.
 La crisis actual ha puesto en evidencia este mecanismo. Hemos visto como la deuda privada se ha hinchado por parte de unas estructuras empresariales,  dentro de una economía orientada por un sistema político que no define los criterios adecuados, sometida a las reglas de una globalización salvaje y a  una desregulación del sistema financiero que utiliza unos productos derivados que abusan a sus clientes. En Europa tenemos 17 deudas soberanas para una moneda y un Banco Central.  Hemos visto como se ha transformado la deuda privada del sistema empresarial en deuda pública: el Estado alimenta a los bancos en liquidez para poner en marcha de nuevo a la economía empresarial, como esta deuda pública se va hinchando.  No necesita el Estado llegar al impago de la deuda o a su restructuración, para perder su soberanía, o sea su propia decisión de repartición de la riqueza en la esfera pública.  En España nos volvemos espectadores,  los mirones de unas secuencias televisuales cotidianas con perfume pornográfico: el Estado se prostituye al que le da más,  todos los días con una “prima de riesgo” para el cliente: el interés que pagaran las generaciones futuras es la prima actual para el acreedor que toma un riesgo… mínimo: sabrá imponer sus condiciones si el Estado falla.
¿Qué hacen los Bancos Centrales de países con otras monedas? Tienen un papel importante en el mercado de las deudas soberanas Por ejemplo, China o los países de Medio-Oriente son unos acreedores a corto plazo que aumentan así sus reservas en este Estado en el Estado que representa su Tesoro. Limitan los riesgos e impiden que sus divisas suben con respeto a las demás. Los Bancos Centrales de Europa y EEUU compran las obligaciones de sus Estados en gran cantidad para impedir que suba el precio del dinero, favoreciendo el accionista y perjudicando la deuda. El Banco de Inglaterra tiene 31% de la deuda publica del Reino Unido y devuelve al Tesoro los intereses percibidos lo que alivia el peso de esta deuda. Si España tenía este sistema soberano con su propio Banco Central, tendría un déficit mucho más bajo.