Yo creo
en ti 1948
Director:
Henry Hathaway
Guión: Jerome Cady-Jay Dratler /James P.McGuire
(artículos) Jay Dratler firma el guión de Laura (Otto Preminger-1944), The dark corner (Henry
Hathaway-1948), la novella Pitfall (película:
André de Toth-1948)
Música: Alfred Newman
Fotografía:
Joseph Macdonald
–en el Cine Negro: Shock (Arthur L.Werker-1946),
The dark corner (Envuelto en la sombra-Henry Hathaway-1946), Behind green lights (Otto
Brower-1946), Moss Rose (Gregory Ratoff-1947),
The street with no name (La calle sin nombre-William
Keighley-1948),Panic in the streets (Elia
Kazan-1950), Pick up on South Street (Manos peligrosas-Samuel
Fuller-1953),House of Bamboo (Samuel Fuller-1955)
Productor:
Otto Lang-Darryl F.Zanuck (Fox)
Actores:
James Stewart es P.J. McNeal (en la realidad: el reportero James McGuire), su única
colaboración en el cine negro antes de vivir el suspense hitchcockiano
y las peleas con Anthony Mann.
Richard Conte es Frank Wiecek (en la
realidad: Joseph Majczek)-cine negro: Somewhere in the night
(Solo en la noche-Joseph
L.Mankiewicz-1946), 13 rue Madeleine (Henry
Hathaway-1947), Cry of the city (Una vida marcada-Robert Siodmak-1948), House
of strangers (Odio entre hermanos-Joseph
L.Mankiewicz-1949), Thieves’ Highway (Mercado de ladrones-Jules Dassin-1949),Whirlpool
(Voragine-Otto Preminger-1949), The sleeping city (George
Sherman-1950), Blue Gardenia (Gardenia Azul-Fritz Lang-1953), The
big combo (Agente especial-Joseph
H.Lewis-1955)
Lee J. Cobb
es Brian Kelly (en la realidad: el
editor Karin Walsh)-Cine negro: Johnny O’Clock (Robert
Rossen-1947), Boomerang (El justiciero-Elia Kazan-1947), The
dark past (Cerco de odio-Rudolph
Maté-1948),Thieves’ Highway (Mercado de ladrones-Jules Dassin-1949), Sirocco
(Curtis Bernhardt-1951), The garment jungle
(Bestias de la ciudad-Vincent Sherman-1957)
Helen Walker es Laura McNeal-Cine negro: Lucky Jordan
(Frank Tuttle-1942-con Alan Ladd en su primer papel), Nightmare
Alley (Callejón de las almas
perdidas-Edmound Goulding-1947), Impact (Arthur Lubin-1949), The big combo (Agente
especial-Joseph H.Lewis-1955)
Betty Garde
es Wanda Skutnik (en la realidad: el testigo Vera Walush)-Cine negro: Cry of the city (Una vida marcada-Robert Siodmak-1948), Caged
(Sin remisión-John Cromwell-1950)
Moroni Olsen es el presidente de la Comisión de exculpación-Cine negro: The glass key (La llave de
cristal-Stuart Heisler-1942), Notorious (Encadenados-Hitchcock-1946), Possessed
(El amor que mata-Curtis Bernhardt-1947)
Notamos también la
presencia de: John McIntire
The street with no name (La calle sin nombre-William Keighley-1948), An Act of Murder (Michael
Gordon-1948), Scene of Crime (Roy
Rowland-1949), The raging tide (George
Sherman-1950), The asphalt jungle (John
Huston-1950), Psycho (Hitchcock-1960)
Paul
Harvey High Sierra (El último refugio-Raoul
Walsh-1941), Spellbound (Hitchcock-1945), They made me a killer (William
C.Thomas-1946),
Después de la joven polaca asesinada en The naked city (La ciudad
desnuda -Jules Dassin-1948), los falsificadores italianos de T-men (La brigada
suicida-Anthony Mann-1947), los húngaros, austriacos, judíos,
polacos… de A lady without Passport (La dama sin pasaporte-Joseph H.Lewis-1950), tenemos aquí a otra
demostración propagandística de la abertura multiétnica de los funcionarios
estadounidenses en una época en que no se veía ni un afroamericano en estos
gremios. Tillie Wiecek, una vieja señora polaca, mujer de la limpieza– llamada
“fregona” en la versión doblada – está dispuesta a pagar 5000 dólares a quien consiga demostrar la inocencia de su
hijo Frank Wiecek / Richard Conte, condenado
a 99 años de cárcel por el asesinato de un policía, 12 años antes, sobre la
base de un único testimonio. “Yo creo en ti”
es un acto de fe por parte de una madre. Northside 777
es el número que hay que marcar para encontrarla. El periodista McNeal / James Stewart
descuelga el teléfono.
James Stewart, ausente de las pantallas desde 1941
por “servicio a la patria” en la guerra en Europa, vuelve a la Meca del cine con las comedias It’s a wonderful life (1946-Frank Capra) y Magic Town (1947- William Wellman). Call
Northside 777 se estrena en 1948 y se desarrolla en 1944.
Pero, volvemos
algunos años antes…
De dátiles y de nueces
Después del
incendio de chicago, surge un
nuevo chicago, con la
prohibición, las bandas… Imágenes de archivos, detenciones, muerte de policías…
Estamos en 1932, la historia es verídica. La tienda de Wanda es la tapadera
para la venta clandestina de alcohol Un
policía, buen cliente de Wanda, viene de
vez en cuando para beberse un trago cuando efectúa una gira por el barrio. Se
encuentra en la tienda cuando dos hombres entran para robar Lo
matan cuando él saca su pistola.
El sospechoso, Zalescka, pasó la noche en casa de Frank Wiecek que reconoce
los hechos pero niega su participación en el atraco. La coartada de Frank:
preparaba una tarta con Helen, su mujer. Pero, mala suerte: ella habla de
dátiles, él de nueces. Frank encarcelado, aparece Zalescka que quiere demostrar
su inocencia. Las declaraciones confusas de los dos hombres les conducen al
tribunal donde Wanda los reconoce. Así, Frank Wiecek tiene que cumplir una pena
de 99 años en Noviembre de 1933. En
1944…se publica el anuncio de la vieja madre polaca en el periódico: Kelly / Lee
J.Cobb, director de la redacción del Chicago Times
encarga a McNeal de la investigación:
...podrías hacerte famoso
|
McNeal a kelly: en 1932 estaba abierta la
veda de policías. En la zona norte los mataban a pares como si fueran patos… es
un cebo, todos los timadores de la ciudad irán tras los 5000 pavos. Eso se
puede enfocar de muchas maneras. El artículo sobre la entrevista con
la mujer de la limpieza –la “fregona” – que
quiere sacar su hijo de la cárcel pagando 5000 dólares, sus ahorros de 11 años
de trabajo tiene éxito –en el artículo aparece una foto de la señora Wiecek. No
comprendemos quién la hizo, ya que ningún fotógrafo acompañaba a McNeal en su
entrevista… o ¿había McNeal sacado su cámara de bolsillo sin que “la fregona” y
el espectador se dieran cuenta? Además, parece contenta de salir en los
periódicos, lo que no corresponde a su tono en la entrevista con el periodista.
McNeal es de mente estrecha: si Frank está en la
cárcel por haber matado a un policía, no
hay que ir buscando pruebas que puedan probar su inocencia. Sin embargo, su
jefe no lo ve así y le pide proseguir con la investigación: su madre también
limpio suelos durante 11 años para pagarle los estudios. Una madre cree en la
policía mientras la otra cree en su hijo.
McNeal con su mujer: ama de casa, intuición
y sensibilidad brotando por todos lados, intentará ablandar a su cínico de
marido: la cena está lista. Él tira el tapón de
la botella en la cocina y se va a sentar en el salón delante de un puzle de 500
piezas.
Ella: “Artículo maravilloso, inspira bondad”
McNeal: “eso lo que pretendía, aunque no me lo creo… es culpable, recibe lo merecido… ¿fregarías el suelo por mí si pegaría un tiro a Kelly?”.
En la entrevista con Frank, McNeal censura elementos que puedan disminuir la
emoción de los lectores, como por
ejemplo el hecho que Frank está divorciado. Necesito el apoyo del
público. Déjalo en mis manos.
McNeal con el
alcaide: ¿hay algún culpable aquí dentro?
el alcaide: según ellos, no…McNeal: Eso lo hace más difícil-
el alcaide, más comprensivo que McNeal: 99 años es mucho tiempo
McNeal con Kelly:
Kelly: este caso interesa, el
público quiere más ¿Qué estas pensando para la continuación?McNeal: ¿Me vas a aumentar el sueldo o debo conformarme con los 5000 de la madre de Wiecek?
Las
pesadillas de McNeal
McNeal orienta
la investigación con la hipótesis de la inocencia de Frank y del error judicial
pero sigue creyéndolo culpable. Su mujer creía tanto en él
que se divorcio – Pero en realidad, es Frank que quiso el divorcio,
revela la mujer de Frank.
visita de Helen a la cárcel |
McNeal ve poco
a poco desmoronarse su montaña de prejuicios aunque sigue con preguntas
incomodas sobre la vida privada de cada uno, saca fotos… hasta que el hijo de
Frank les hecha, él y el fotógrafo.
Todo eso que escribe en sus
artículos le da pesadillas.
Con su mujer: Será algo que he comido
-Yo he comido lo mismo
-Entonces será algo que he
escrito-
La visita a Frank Wiecek que denuncia su trabajo de
basurero sacando fotos a su hijo ha herido su susceptibilidad. Pero, todavía
más: el otro encarcelado, Zalescka, se niega a un trato que lo ofrece McNeal a cambio de la exculpación de Frank.
Cuando el reportero sale de la celda, ha dado un
vuelco hacia la defensa de Frank y puede decir, como la madre Wiecek: yo creo en la inocencia de Frank. La escena se traduce por
una imagen narrativa que pone en evidencia el cambio de actitud de McNeal: el
antes y el después de su visita a la cárcel.
Buscando a Wanda
Después de 10 minutos siguiendo la
prueba del detector de mentiras sobre Frank, McNeal
tiene por fin la convicción de su inocencia: empieza su cambio de actitud, de
expresión. Se vuelve entusiasta, emprendedor, febril… pugnaz justiciero, cuando la policía no le permite ver sus
archivos (se trata de la muerte de un policía), consigue sacar pruebas sobre
las condiciones de la detención de Frank y desvela una corrupción política
relacionada con el caso.
Las
detenciones en serie en la época de la prohibición en respuesta a los asesinatos de policías
condujeron a unos cuantos errores judiciales que McNeal
decide denunciar. Se enfrentará al fiscal y la delegación del gobierno y al
director de su periódico. Conseguirá la presentación del caso a una Comisión de
la “junta de exculpación” para
Frank, con el riesgo de anular la posibilidad de libertad bajo palabra. McNeal
decide correr el riesgo ya que todavía no tiene todas las pruebas en mano.
McNeal
se desplaza entonces al barrio polaco, buscando al único testigo
a cargo: Wanda. Paseos de noche por los mataderos de Chicago, los bares con
música de Europa Central, alguna música de jazz de la época, escaleras oscuras,
amenazas con pistola… hasta que salte la chispa: empieza el suspense…
Un buen equipo
Henry
Hathaway se aparta aquí del film procedural
(documental-negro) rodado anteriormente con La
casa de la calle 92 y 13 rue Madeleine. Tres años seguidos realiza sus mejores
películas negras: The Dark Corner (Envuelto en la sombra en 1946), Kiss
of Death (El beso de la muerte
en 1947) e Yo creo en ti que tratamos aquí. Aunque
esta última obra retoma de nuevo algunos elementos del subgénero documental-negro “procedural”,
lo hace de forma menos enfática y
didáctica, con una corta presentación histórica de los hechos que,
naturalmente, se incorpora a
continuación en la trama. Además el director le da una atmosfera negra que no
tenían las dos primeras citadas sin llegar a la “negritud” de Kiss of death. La investigación
periodística que adopta el punto de vista del reportero en un caso de error
judicial es bastante habitual en el cine.
Hathaway trata el tema de forma pausada, precisa, sin utilizar el tono
de la comedia crítica de His girl Friday
(Luna nueva-Howard Hawks-1940-a partir de
un relato de Ben Hecht) ni el ataque directo al sistema del “Cuarto poder” que
encontraremos en Sweet smell of success -Chantaje en Broadway
1957 –Alexander Mackenderick. Tampoco
quiere insistir sobre el ambiente y el funcionamiento de la prensa escrita como
Deadline USA (El cuarto
poder-Richard Brooks-1952) con su atmósfera electrizada, histérica a
veces y los discursos idealistas de periodismo de Bogart. después de Laura
de Preminger y The dark corner del mismo
Hathaway, Jay Dratler colabora en este excelente
guión que ofrece una caracterización de los dos personajes principales, el
periodista McNeal / James Stewart y el prisionero Frank Wiecek / Richard
Conte. Si este último actor interpreta
el mismo año a un delincuente encarcelado en Cry
of the City, después de haber sido un oficial nazi en 13 rue Madeleine, su papel aquí es
ambiguo. Wiecek no grita su inocencia; sospechoso y cerrado, parece vacilar en
los interrogatorios. Marcado por sus once años ya cumplidos en la cárcel, no
cree que la investigación de McNeal le pueda ayudar. Más bien, es lo contrario,
cuando le informan que el periodista está “molestando” a su hijo y su ex
esposa. La oposición con McNeal es ante todo cultural: el anglosajón frente al
polaco. Pero el contraste entre las dos personalidades va más lejos: McNeal es
un personaje sobrio, austero y discreto. El excelente profesional del
periodismo es también un gran actor que ha olvidado sus balbuceos de Luna nueva, sus tartamudeos de sus películas con Frank
Capra. ¿Olvidado? o más bien corregido
por Hathaway quien, parece ser, exigió de Stewart la supresión radical de sus
pequeños efectos. Sin embargo, el actor mantiene sus posturas de justiciero: la
búsqueda de la verdad que emana de su personaje le permite sacar su talento con
una madurez y una templanza que sitúa su interpretación por encima de sus
actuaciones anteriores y de las que tendrá más tarde con Hitchcock. Henry Hathaway sabe sacar partido de esta
actitud austera y discreta y de la metamorfosis del hombre medio estadounidense
que supera su escepticismo, su hostilidad al mundo de la delincuencia, sus
escrúpulos cuando se trata de dudar de las instituciones, particularmente de la
justicia, para enfrentarse con su jerarquía, con la corrupción del sistema, con
sus probables sentimientos xenófobos.
En la secuencia final, guarda su
discreción mirando, con una actitud reflexiva,
la felicidad en la libertad recobrada de Frank, abrazando a su hijo y a
su madre. Desaparece de la pantalla para dejar a Frank Wiecek el campo libre.
¿Cobrará McNeal sus 5000 dólares? ¿Tendrá Frank una indemnización por esta
manipulación de la justicia por un sistema político-policial?
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