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El parque de la
Papa (Artículo en Le Monde 03/10/2013)
En el parque de
la Papa, la patata andina es la reina. En este valle soleado de la región de
Cuzco, seis comunidades quechua han puesto en común sus tierras y colocado las
variedades locales de patatas en el corazón de su proyecto de desarrollo. Este
proyecto ha recibido 50 000 dólares (unos 37 000 euros) del fondo instaurado en
el cuadro del Tratado Internacional sobre los recursos
fitogenéticos para alimentación y agricultura. Así se ha podido
financiar la construcción de una cámara frigorífica.
El objetivo del
parque de la Papa es doble: asegurar recursos a las comunidades fragilizadas
por el cambio climático y “crear una era de
protección de la biodiversidad” afirma Alejandro Argumedo, director
de la Asociación para la naturaleza y el desarrollo sostenible (andes), que sigue al proyecto desde su
lanzamiento en 1997.
Conservatorio
vivo
El parque
pretende ser un conservatorio vivo: los agricultores cultivan ahí la mayor
parte de las 1463 variedades de patatas de las que disponen. La mitad de ellas
han sido producidas siempre en el terreno, 410 no lo eran pero han sido
“repatriadas” del centro internacional de la patata, un
Instituto de Investigación con base en Lima –Perú es el país de origen del
tubérculo – y algunas han sido intercambiadas con otras comunidades campesinas.
En cultivo se
hace en condiciones a menudo difíciles sobre terrenos inclinados y rocosos…
hasta a 4000 metros de altitud. “En 25 años, los cultivos
se han desplazado 300 metros en altitud a causa del cambio climático”
dice Alejandro Argumedo. Añade: “Las temperaturas aumentan,
lo que favorece los estragos, mientras que la patata
necesita de frío para germinar. La estación de la lluvia se retrasa cada vez
más, lo que disminuye el periodo de cultivo”.
La región ha
sido golpeada a principios de septiembre por una tempestad de nieve sin
precedentes que ha provocado la muerte de varios miles de alpacas: ¿será otra
manifestación de los cambios en curso?
En el parque de
la Papa se intenta conciliar el saber hacer tradicional y métodos modernos,
respetando el Sumaq Kausay, el principio quechua del bien vivir, que reposa
sobre un equilibrio entre las necesidades humanas, los elementos espirituales y
la naturaleza. Ahí se practica el ecoturismo, se hacen vivir las tradiciones
culinarias, se proponen cosméticos producidos a partir de la papa, se hace un recuento
escrupuloso de las variedades cultivadas.
Algunas de estas
variedades deberán ir en 2014 a Noruega y al banco de semillas de Svalbard, en
el Gran Norte, para ser conservadas allí. “será la primera vez que Svalbard
acogerá plantas enviadas por una comunidad de pequeños agricultores” asegura
Alejandro Argumedo. El agrónomo peruano sin embargo está contrariado. Se ha
dado cuento que el Instituto Nacional de Innovación Agrícola había intentado
imponer sus derechos sobre 50 variedades de plantas seleccionadas por las
comunidades indígenas: “el Estado no nos ha donado un
céntimo y ahora quiere apropiarse el fruto de nuestro trabajo”.
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