En Marzo de 2012,
el fundador de Amazon y gear.com, Nick Hanauer, uno de los inversores más
importantes de Estados Unidos, apareció en la conferencia organizada por el
T.E.D. siglas del "Technology Entertainment and Design" o ante un
público formado por algunos de los más importantes empresarios estadounidenses
y afirmó: "Si es verdad que mantener bajos los impuestos de los más ricos
produjese más puestos de trabajo, hoy en día estaríamos saturados de ofertas de
trabajo". Sin embargo, no ha sido hasta hace unos días que el popularmente
conocido como TED, reputado organismo dedicado a la organización de charlas
dirigidas a las elites, decidió no publicar el vídeo de su participación, al
considerarlo inapropiado, polémico y partidista.
En su conferencia, Hanauer defendía el aumento de los impuestos entre las clases más pudientes de Estados Unidos, ya que no son ellas sino la clase media, emprendedora y consumidora al mismo tiempo, la que produce más puestos de trabajo. "He comenzado o ayudado a empezar docenas de negocios y he contratado a montones de gente. Pero si nadie hubiese tenido dinero para comprar lo que ofrecíamos, todos estos negocios habrían desaparecido y con ellos, los puestos de trabajo", señalaba el inversor. "Eso es por lo que puedo decir con confianza que los ricos no crean trabajo ni hacen negocios, ni grandes ni pequeños".
¿Qué hace especial el caso de Hanauer? Que se trataba de un inversor de éxito, aplaudido unánimemente por sus grandes logros, dirigiéndose a un público formado por grandes fortunas. Y que, por si fuera poco, apelaba a su propia experiencia como empresario para justificar una mayor igualdad fiscal.
Sin embargo, bajo el hipotético rupturismo de Hanauer, no se oculta un revolucionario reparto de la riqueza ni un ataque indiscriminado a los dueños del capital, sino precisamente un camino de salida ante la crisis que, según él, pasa por fortalecer las clases medias y bajas en cuanto que son las que consumen los productos que los empresarios crean para ellos. Y a pesar de esto, gran parte del público se sintió aludido, señalado y molesto por las afirmaciones del licenciado en Filosofía por la Universidad de Washington.
En su conferencia, Hanauer defendía el aumento de los impuestos entre las clases más pudientes de Estados Unidos, ya que no son ellas sino la clase media, emprendedora y consumidora al mismo tiempo, la que produce más puestos de trabajo. "He comenzado o ayudado a empezar docenas de negocios y he contratado a montones de gente. Pero si nadie hubiese tenido dinero para comprar lo que ofrecíamos, todos estos negocios habrían desaparecido y con ellos, los puestos de trabajo", señalaba el inversor. "Eso es por lo que puedo decir con confianza que los ricos no crean trabajo ni hacen negocios, ni grandes ni pequeños".
¿Qué hace especial el caso de Hanauer? Que se trataba de un inversor de éxito, aplaudido unánimemente por sus grandes logros, dirigiéndose a un público formado por grandes fortunas. Y que, por si fuera poco, apelaba a su propia experiencia como empresario para justificar una mayor igualdad fiscal.
Sin embargo, bajo el hipotético rupturismo de Hanauer, no se oculta un revolucionario reparto de la riqueza ni un ataque indiscriminado a los dueños del capital, sino precisamente un camino de salida ante la crisis que, según él, pasa por fortalecer las clases medias y bajas en cuanto que son las que consumen los productos que los empresarios crean para ellos. Y a pesar de esto, gran parte del público se sintió aludido, señalado y molesto por las afirmaciones del licenciado en Filosofía por la Universidad de Washington.
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Es asombroso cómo una idea puede dar forma
significativamente a una sociedad y sus políticas, incluyendo a ésta (EEUU). Si
los impuestos a los ricos suben, la creación de empleo bajará. Esta idea es una cuestión de fe para los Republicanos.
A menudo, lo ponen en duda los Demócratas y da forma a gran parte del panorama
económico. Pero, a veces, las ideas de
las que estamos seguros son correctas o completamente erróneas. Tomen como
ejemplo que durante miles de años el ser humano creyó que la Tierra era el
centro del Universo. No lo es. Y si hubiese un astrónomo que aún lo creyese,
estaría haciendo una astronomía terrorífica.
Del mismo modo, un legislador que crea que los ricos son
creadores de empleo y que, por ese motivo, no deberían recaer impuestos en
ellos, estaría igualmente haciendo una política terrorífica. Yo he creado o
ayudado a crear docenas de empresas y, al principio, contrataba a mucha gente.
Pero si no hubiese nadie en las cercanías que se pudiese permitir comprar lo
que nosotros vendíamos, podas esas empresas y trabajos se habrían volatilizado.
Y, por ese motivo, digo plenamente convencido que los ricos no crean empleo, en
gran o pequeña medida. Los empleos son una consecuencia del estilo de relación de
retroalimentación entre el cliente y la empresa. Y sólo los consumidores pueden hacer variar
este círculo, incrementando la demanda y contratación. En este sentido, un
consumidor corriente crea más empleo que un capitalista como yo. Y, por eso, que los empresarios se atribuyan
el mérito de crear empleo es como si las ardillas se atribuyen el mérito de la
creación de la evolución. En realidad,
es justo al revés. Todo el que ha dirigido un negocio sabe que contratar gente
es el último recurso de los capitalistas. Es lo que hacemos, única y
exclusivamente, si una subida en la demanda en consumo asi lo exige. De esa
forma, llamarse a sí mismos creadores de empleo, no sólo es incorrecto, es
ingenuo.
Por eso, las políticas existentes están del revés. Cuando las
mayores desgravaciones fiscales y los porcentajes impositivos más bajos
benefician a los ricos, todo en nombre de la creación de empleo, lo único que
ocurre es que los ricos se hacen más ricos. Desde 1980, el porcentaje de
ingresos del 1% de los estadounidenses más ricos ha triplicado, pero promedio
de la tasa impositiva ha descendido en un 50%. Si fuese verdad que, cuando más
bajos fuesen los impuestos de los más ricos y más riqueza tuviesen, crearían
más empleo, hoy en día estaríamos ahogados de ofertas de trabajo. [risas y
aplausos] Y, sin embargo, el desempleo y la subcontratación están en su mayor
nivel conocido.
Y otro motivo por el que esa idea no tiene ni pies ni cabeza
es que no puede haber tanta gente multimillonaria para potenciar una economía
grande. Alguien como yo, gana cientos o miles de veces más que la media de
Estados Unidos. Pero no compro cientos o miles de veces más cosas. Mi familia
tiene tres coches, no 3 000. Yo compro unos pocos pares de vaqueros o
pantalones cortos al año, como casi todo norteamericano. Muy de vez en cuando,
vamos a comer a Francia. Yo no puedo comprar lo suficiente de cualquier cosa
para compensar a los millones de desempleados o subcontratados de los EEUU que
no pueden comprar coche ni ropa ni salir a comer fuera. Ni tampoco puedo compensar
la caída en consumo de la gran mayoría de las familias de clase media que, a
duras penas, subsisten enterradas por precios desorbitantes y atrapados por los
salarios congelados o reducidos.
Es un hecho increíble que si la típica familia
norteamericana siguiese manteniendo la misma cuota de ingresos que tenía en
1970, estaría ganando 45 000 dólares más al año. Imaginen cómo estaría hoy la
economía si el caso fue ese. Privilegios significativos han venido hacia gente
como yo, los capitalistas, por ser percibidos como creadores de empleo, en el centro del universo económico, y el lenguaje y las metáforas que usamos para
defender lo que los actuales criterios económicos de consumo nos dicen. Sólo hay un pequeño salto entre creador de
empleo y el Creador: este lenguaje no fue obvio… Este lenguaje no fue elegido
por accidente. Y debemos ser honestos y admitir que, cuando alguien como
nosotros se llama a sí mismos “creadores de empleo”, no estamos describiendo
cómo funciona la economía, sino que, más bien, estamos reclamando un estatus y
privilegios que merecemos.
Hablando de privilegios especiales, el extraordinario
diferencial entre el 15% de cuota impositiva que paga el capitalista le reporta
intereses, dividendos y ganancias de capital, frente al 35% de alta tasa
impositiva marginal sobre el trabajo que los norteamericanos corrientes pagan.
Es bastante difícil de justificar sin un toque de “endiosamiento”. Lo tenemos desde hace 30 años. La gente rica
como yo no crea empleo. Los empleos son consecuencia de la retroalimentación
sistemática entre los clientes y los negocios
y, cuando la clase media prospera, los negocios crecen y contratan y los
propietarios mejoran beneficios. Es por eso que gravar a los ricos para pagar
en inversiones que beneficien a todos es un trato fantástico para la clase
media y para los ricos. Así que, damas y caballeros, aquí tienen una idea que
merece la pena difundir. En una economía capitalista, los verdaderos creadores
de emploeo son los consumidores de clase media, y gravar a los ricos para hacer
inversiones hará que la clase media crezca y prospere. Es, sin duda, lo único
que podemos hacer por la clase media, por los pobres y por los ricos.
Video de la
conferencia en youtube: https://www.youtube.com/watch?v=JY-7nftccYA
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