Extractos de un artículo de Benoît Bréville en el Dossier “El gran juego de las nacionalidades” en Le Monde Diplomatique en español Enero 2014.(Los títulos de los párrafos y los apartados no son del autor).
A la hora de adquirir una nueva nacionalidad, no todos los extranjeros son iguales: n deportista de alto nivel, un empresario rico o un inmigrante sobrecualificado tienen infinitamente más oportunidades de obtener un nuevo pasaporte que un refugiado con pocos recursos. Las naturalizaciones discrecionales y oportunistas que se practivan en todos los países contrastan con el espíritu que guió la invención de este documento administrativo en la Europa del siglo XIX. Concebido como una marcas de soberanía, simbolizaba, entonces, según la fórmula del historiador John Torpey, la transferencia del “monopolio de los medios legítimos de circulación” de las entidades privadas al poder público.
… El nacimiento de los Estados-nación, concomitante del desarrollo de las migraciones internacionales, estuvo acompañado de la voluntad de determinar “quién pertenece y quién no, quién puede ir y venir y quién no” y, por lo tanto, de establecer una separación jurídica entre los extranjeros y los miembros de una nación. Estos últimos se benefician del derecho a votar, a circular dentro del país, y al a protección diplomática, de derechos sociales o del libre acceso a funciones públicas, entre otros; pero también están obligados a cumplir deberes, principalmente militares y fiscales.
El código de nacionalidad
Para trazar esta línea, entre el nacional y el extranjero, todos los países se proveyeron progresivamente de “códigos de nacionalidad” cuyas principales variables prevalecen aún hoy: el lugar de nacimiento y la ascendencia familiar para la nacionalidad de origen –obtenida por nacimiento –el estatus matrimonial y el lugar de residencia para la nacionalidad de adopción (otorgada en el transcurso de la vida de un individuo) por “naturalización”. La disposición de estos parámetros refleja la fisonomía que un Estado pretende dar a su población, la manera en que concibe el perfil de su comunidad política. Así, tal como lo precisa en 1930 la Convención de la Haya –uno de los escasos textos internacionales que encuadran las leyes sobre la nacionalidad –, “corresponde a cada Estado determinar por medio de su legislación cuáles son sus nacionales”.
…Los códigos de nacionalidad fueron interpretados durante mucho tiempo a la luz de [la oposición entre la Declaración de los Derechos Humanos de 1789 con “el derecho del suelo” y el “derecho de sangre” promovido en Alemania con el enfoque de nación como comunidad étnica, totalidad orgánica que lleva “el auténtico espíritu alemán”].
… Un código de nacionalidad no es consustancial a un país: es el producto fluctuante de su historia migratoria, de su situación política y demográfica, de su tradición jurídica, de sus relaciones diplomáticas… En los Estados del continente americano, cuya historia y fundación están íntimamente ligadas al fenómeno migratorio, el derecho del suelo se hace particularmente inclusivo: todo niño nacido de ese lado del Atlántico puede recibir la nacionalidad del país en el que nació. Europa es más restrictiva. En Francia, como en Dinamarca o en Italia –tres países que practican el “derecho de suelo diferido” –la persona debe esperar su mayoría de edad y pasar la prueba de una residencia “habitual” en el territorio para recibir su segundo pasaporte, salvo si uno de sus padres nació en Francia, en cuyo caso recibe la nacionalidad desde su nacimiento: es el “doble derecho del suelo”, también practicado en Luxemburgo, en Austria o en España. “La experiencia europea mostró que una migración masiva que desemboca en la estabilización de importantes poblaciones de residentes hace presión a favor de una flexibilidad del derecho a la nacionalidad, presión a la que las democracias no pueden resistir por mucho tiempo”.
Derecho de sangre y sus discriminaciones
… [Después de la colonización] los nuevos Estados africanos suprimieron el derecho del suelo y utilizaron el derecho de sangre para crear un sentimiento de cohesión nacional en países donde las fronteras habían sido trazadas sin tener en cuenta las realidades locales. Lejos de este objetivo original, el ius sangunis [derecho de sangre] sirve muy a menudo para impedir la integración de los extranjeros relegándolos a un estatus de segunda categoría considerado más conveniente en el país de acogida. En diversos grados, todos los países del mundo castigan a los extranjeros, especialmente manteniéndolos apartados de algunos derechos sociales.
…El ius sanguinis, a veces utilizado para excluir al os extranjeros, puede también ser sexualmente discriminatorio. En gran parte de los Estados árabes, en Burundi, Suazilandia, Nepal o Surinam –países en donde la tradición patrilineal sigue siendo particularmente significativa –las mujeres no transmiten su nacionalidad a sus hijos o a su marido. En Pakistán, en República Centroafricana, en Guatemala, en Malasia y en Tailandia, se aplica solo la segunda restricción. Los países occidentales se negaron también durante mucho tiempo a que las mujeres transmitieran la nacionalidad. No fue hasta 1973, cuatro años después de México, cuando Francia suprimió esta prohibición, adelantándose en algunos años a Alemania (1979), Italia y España (1983) o Bélgica (1984). Mientras que el movimiento por la igualdad tarda en hacerse sentir en el mundo árabe, es perceptible en el África subsahariana desde hace una veintena de años [Botsuana, Costa de Marfil, Etiopía, Malí, Níger; Senegal es el último hasta la fehca en 2013].
… Pero la desaparición progresiva de la discriminación sexual no impide la persistencia de formas de discriminación racial o étnica. En Liberia… “con el fin de preservar, promover y mantener la cultura, los valores y el carácter liberiano positivos”, el país proscribe la naturalización de los no negros. … en la Constitución nigeriana, … la ciudadanía se reserva a los hijos “cuyo padre o madre o abuelos pertenecen o han pertenecido a una comunidad autóctona de Nigeria”.
Doble nacionalidad y naturalización
En 1963, la convención Europea de Estrasburgo fijaba todavía como objetivo la “reducción de los casos de pluralidad de nacionalidades”. Esta situación [doble nacionalidad]está ahora admitida por cerca de la mitad de los países del planeta. Viendo que era imposible impedir esta situación… poco a poco la fueron reconociendo Reino Unido en 1949, Francia en 1973, Canadá en 1976, etc… Por ejemplo, si alguien nace en Buenos Aires de padres libaneses, se puede acoger a la vez a la nacionalidad argentina-en virtud del “derecho del suelo” –y a la libanesa –en virtud del “derecho de sangre”. A la inversa, un niño nacido en Beirut de padres argentinos no puede obtener la nacionalidad libanesa. Algunos países como Azerbaiyán, República Centroafricana o Japón rechazan la doble nacionalidad y no vacilan en declinar su nacionalidad a los que piden su naturalización en otra parte. [Con el desarrollo de los transportes y de los medios de comunicación ] los lazos entre los emigrantes y su nación de origen se encuentran reforzados, y con estos el interés de conservar su primera nacionalidad.
… La prohibición o la restricción de la doble nacionalidad puede constituir un freno a las naturalizaciones. Obligados en Alemania a renuncia a su pasaporte de origen, y por lo tanto a sacrificar sus derechos de herencia, los turcos instalados en este país prefieren a menudo no aspirar a la ciudadanía [alemana] sobre todo porque gozan casi de los mismos derechos que los nacionales. El país presenta así una de las tasas de naturalización más bajas del mundo occidental, después de Estados Unidos, Australia, Francia, Reino Unido, Suecia, España, Eslovaquia.
… Algunos Estados europeos practican también formas de preferencia nacional llamadas de “naturalización simplificada". Conforme a un acuerdo firmado en 1969, Islandia, Suecia, Dinamarca, Noruega y Finlandia han establecido entre ellos un sistema derogatorio. Así, un inmigrante finlandés solo debe haber vivido dos años en Dinamarca para obtener la nacionalidad, frente a siete años para los otros extranjeros. En cuanto a España, prevé condiciones particulares para los residentes latinoamericanos, portugueses, filipinos, originarios de Andorra y de origen sefardí (2 años de residencia en lugar de 10).
La preferencia étnica se manifiesta a veces de manera indirecta. A lo largo del siglo XX, la mayoría de los países asiáticos tuvieron una emigración importante: japoneses que se instalaron en Brasil, correarnos en China, vietnamitas en Francia, etc. A fuerza de casamientos mixtos, de derecho de suelo y de naturalizaciones, sus descendientes terminaron por adquirir otras nacionalidades. Desde los años 1980, la mayoría de estos países intentan favorecer el retronó de sus “comunidades étnicas” instaladas en el extranjero, otorgándoles de manera preferencial permisos de residencia, los cuales terminan por allanar el camino a la naturalización.
Pero una vez obtenidos, no todos los pasaportes valen lo mismo. Un industrial neoyorquino que para concluir un negocio quiere encontrar con urgencia un socio residente en París, no necesita más de doce horas. Tiene una enorme ventaja sobre su competidor de Botsuana, que debe solicitar un visado, pagar los gastos del trámite y esperar varios días antes de recibir, quizás, ese regalo divino. .. A los derechos de suelo y de sangre se agrega a veces un derecho de “cartera” que permite a los ricos del Sur remediar el infortunio de su nacimiento: pueden dirigirse a una oficina especializada en la “planificación de ciudadanía” que le ofrecerá un servicio completo para que pueda adquirir un segundo pasaporte.
A los clientes que desean aprovechar la libertad de circulación ofrecida por la Unión Europea, [existe también] un programa de “ciudadanía por inversión”: Austria otroga su nacionalidad en menos de 18 meses a toda persona que invierta más de 4 millones de euros en el país. Contrariamente al común de los inmigrantes, estos ricos solicitantes no tienen ninguna necesidad de haber residido en el país ma´s de 10 años, de hablar alemán o de renunciar a su nacionalidad anterior. Inspirándose en el modelo austríaco y pretextando el contexto de crisis, paulatinamente, los países de la Unión Europea han ido modificando también su legislación para otorgar permisos de estancia a los extranjeros que invierten en la economía local. Cada Estado aplica su tarifa: 250 000 euros en Irlanda, 1 millón de eruos en Portugal, 1, 25 millones de euros en los Países Bajos…Al cabo de algunos años, estos ricos inmigrantes peden aspirar a la nacionalidad de su país de elección. Teniendo en cuenta su pedigrí, no cabe duda de que su solicitud de residencia será examinada con ojos complacientes.
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