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21.8.10

Los límites del control de Jarmush



Estrenada en Estados Unidos en pocas salas, la película de Jarmush Los límites del control pasó unos cuantos meses después como una estrella fugaz por España. Las opiniones y críticas tanto de prensa como en la Web han sido repartidas, con un balance más bien negativo. Como, por ejemplo, esta referencia a un Jean Luc Godard rodando un western spaghetti, o la revista "Première" que califica Jarmush de esteta y melómano, cineasta por defecto con películas que funcionan como cuadros y Los límites del control como algo que sobrepasa los límites del aburrimiento.
Me quedo más con este acercamiento que hace un internauta de Los límites del control a la película culta de La Nouvelle Vague: Paris nos pertenece opera prima de Jacques Rivette. En esta última, el director imagina la vida como una novela policíaca, sus sociedades secretas, sus complots, sus improvisaciones, "un teatro a cielo abierto, donde todo es posible" y "filma a sus actores y Paris en lo cotidiano con la íntima convicción de que la vida y el cine son uno". Comparación acertada, a mi punto de vista.
Añado, con respecto a la película de Jim Jarmush, la impronta que me deja a largo plazo este verdadero acto de creación libre, que vuelve a la memoria con un poder de seducción y que revela un mundo climatizado. Lo que me conducirá, probablemente, a abrir la reflexión sobre el concepto de posthumano en otra página del blog (como Two Lovers de James Gray me llevó a Devenires y Permanencia).

Isaach de Bankolé, The Lone Man (El Solitario) encuentra a Luís Tosar que le habla de la memoria del violín que guarda cada nota tocada en sus moléculas. Youki Kudoh le confirma que las moléculas son los verdaderos planetas y no el hombre, como lo proclaman los sufies. Tilda Swinton le habla de cine, La dama de Shangai y una Rita Hyworth rubia. John Hurt marca su rechazo a la bohemia y al gitano, reconociendo sin embargo que ahí anida el arte…Cada escena se presenta como un haiku y se sitúa dentro de un ritual "coffee…y cerillas", una repetición de los gestos y de los códigos del lenguaje, puntuados por unos interludios: el museo reina Sofía...Tapies, Gris…Schubert con "La doncella y la muerte",… Madrid, Sevilla, Almería.
Acosado (o protegido) por el negro helicóptero (¿un guiño al Dios-araña de Como en un espejo de Ingmar Bergman?), practicando el Tai chi y durmiendo vestido al lado de una maja desnuda, Isaach ¿representa a un posthumano que escruta un mundo de mitos y alegorías?. ¿Está el posthumano interesado por las divagaciones de sus interlocutores sobre el arte y la ciencia? ¿A qué corresponde esta profecía sobre la decadencia de la sociedad y la "realidad arbitraria" en el momento de ejecutar su "misión"?

Jim Jarmush sigue con su balada, cada vez más abstracta. El humano, solitario, en la repetición de la acción, la diferencia en la repetición[1] cada vez más sutil o más enigmática o más absurda: Johnny Depp en Dead Man , Forest Whitaker en Ghost Dog, Bill Murray en Broken Flowers y, aquí, Isaach de Bankolé. El simulacro que viven unos seres en sus devenires borrosos y también el simulacro que representa la filmografía de Jarmush. Si en Broken Flowers, Bill Murray prefería el silencio al discurso, Isaach, el vendedor de helados de Ghost Dog tan locuaz y alegre, nos da una muestra del prototipo "posthumano". Su personaje existe sólo en función de una misión determinada y no especificada, un papel en una conspiración probable. Qué importa. Desde un taxi de Barajas a Madrid, desde un tren de Madrid a Sevilla, en Almería en coche, en las terrazas de café y los hoteles, la mirada posthumana se opone a la fuerza de la naturaleza, ya sea humana en los encuentros, urbana en el calor de un Sevilla de Semana Santa, o salvaje en Almería.
No puede haber una pretensión metafísica, sería tan obsoleta: "la vida no vale nada", "la realidad es subjetiva", "si te sientes grande vas al cementerio y tu verás el mundo" (enunciados por Jean-François Stévenin en el punto de partida de la balada)…demasiadas cosas, un gazpacho andaluz, una tónica refrescante o un buen café y un acorde de guitarra. Cada cual con su realidad…y su imaginación. Y unas fotos, ¡qué fotos y qué encuadres!


Con un título inspirado en un ensayo de William Burroughs[2], una cita de Rimbaud como introducción, el protagonismo de los espacios arquitecturales, o la selección de unos diálogos referentes a la música, el cine, la pintura,… Los limites del control exploran el poder del lenguaje bajo todas sus formas: cinematográfico por supuesto, pero también de las demás artes.
Con tantas referencias asumidas por Jarmush, de Rimbaud a Burroughs pasando por Raymond Queneau –que Louis Malle llevó a la pantalla con Zazie en el metro– y la poesía surrealista francesa, la película se presenta como un espejo donde se refleja la belleza inquietante de la contemporaneidad así como una ventana abierta a la imaginación, al sin sentido y al absurdo.



Con la ayuda de Christopher Doyle, el director de fotografía confirmado por su trabajo con Wong kar-wai (In the mood for love- 2046), Jarmush nos ofrece un viaje sensual, voluptuoso, una melodía que tiene por «instrumentos unos actores que mantienen la emoción» dice el director, unas letras sacadas de un cante gitano que el guión utiliza como código, un punto culminante con la escena de baile flamenco en una taberna sobre estas letras. La banda original que, como de costumbre en la filmografía de Jarmush, nos revela al grupo experimental japonés Boris después del impactante jazz etíope de Mulatu Astatke en Broken Flowers. La película contiene también composiciones musicales del director, de Black Angels…
Un homenaje a la verdadera naturaleza del cine, revelador de la imagen espacio-temporal con su carga de afecto, acción y reflexión, de poesía, su poder de ensoñación… y su carga política, con una condenación de la dictadura económica.
Memento
Notas[1] «Una serie de situaciones que se repiten, pero que varían con el sitio o los personajes que el protagonista encuentra. Son unas cuantas variaciones, como en la música clásica, la música pop, la moda, la arquitectura, la literatura o la pintura» (Jim Jarmush-Entrevista a Voice).

[2] En una entrevista a Voice, Jim Jarmush confía: «Lo más importante de Burroughs, en mi opinión, son sus investigaciones sobre la coincidencia (de los eventos), su método fragmentado y su uso del I Ching. Todo eso fue muy importante en la elaboración de la película. El ensayo "the limits of control" ha sido menos relevante que algunas otras ideas de Burroughs. Raymond Queneau pertenecía a la escuela de poesía Oulipo, y usaba todo un juego de estructuras, unos puzzles que no parecían conectados y sin embargo lo conseguían por yuxtaposición. Burroughs hacia unas series de libros de recetas maravillosos de donde sacaba unas cosas que no salían en las noticias».

12.8.10

Devenir y Permanencia: Two Lovers



«Estos modos externos de la lamentación son sólo la sombra del dolor que se nos oculta y que, en silencio, crece en mi alma atormentada» Shakespeare en Ricardo II.

Intentar comprender y describir la cadena de eventos que empieza con la emoción, desde su impronta en el cuerpo hasta su expresión pública como representación del teatro corporal, y que acaba en el sentimiento, representado en el teatro privado de los eventos mentales (Antonio Damasio- "En busca de Spinoza")[1]. Nuestros movimientos emocionales, que tanto nos desbordan a veces, manifiestan de manera sensible nuestra implicación espacio-temporal, nuestro devenir. Buscar lo que en mi se opone a esta idea primera del devenir, a estos presentes sucesivos que encierren en el espesor de mi cuerpo un pasado sin memoria y un porvenir improbable.

La imagen cinematográfica nos enseña todos los aspectos del devenir, el afecto cuando se estremece la comisura de los labios, la pulsión cuando uno se lanza a bailar, el pensamiento antes o después del acto determinante, … ¡Cuántas películas reflejan estos pasos del humano por los diferentes grados de intensidad de sus emociones, o la suspensión de sus movimientos en estado de reflexión, de búsqueda de seguridad, de permanencia, esta proyección de una mente que se enfrenta, sin puntos de referencia, al devenir, estos movimientos incontrolables, discontinuos, de las emociones!


"Two Lovers"-Dos amantes
Tomo como punto de partida un conmovedor paseo por los entresijos de las emociones y los sentimientos de un perdedor maniaco-depresivo descrito por Dostoîevski, adaptado por unos pocos inspirados Visconti y Mastroiani en "Le notti bianche" y que James Gray retoma con éxito en "Two Lovers" (ver Etiqueta "CINE").
Una película que cuenta la historia de Leo… Hoy en día, el maniaco-depresivo se llama víctima de trastorno bipolar. El cuerpo espeso de Joaquín Phoenix pasa de la desilusión amorosa y del intento de suicidio al "amour fou" , esta perturbación desencadenada por el objeto inaccesible de un deseo ciego. El péndulo va y viene entre el esfuerzo por asumir el papel que se le ofrece en el marco de una tradición familiar y el deseo de ruptura y evasión. Entre la permanencia y el devenir.Cuando el péndulo oscila de forma marcada y define el guión de la película, podemos ver con más facilidad la fragilidad de la condición humana: la depresión de Mónica Vitti en "Desierto Rojo" de Antonioni, el trauma por la muerte del hijo y los devenires hacia la reclusión como refugio y falsa permanencia, para Ingrid Bergman en "Europa 51"de Rossellini, los devenires escalonados desde la permanencia establecida por las reglas sociales, hacia la liberación y la iluminación para la "Gertrud" de Dreyer

La enfermedad como crisis, o sea, dolor y cambio: descubrimiento de las fuerzas en acción por el cuerpo en estado alterado, alejándose inexorablemente de las fuerzas vitales a las que no puede acceder y que ve a su alrededor. La búsqueda de una permanencia, la energía por recuperar, la seguridad de la salud perdida, el confort familiar…
Se da también la posibilidad de un movimiento simple y definitivo desde la permanencia hacia las intensidades y las tensiones del devenir: cuando uno se sabe condenado a la muerte y rompe con la estabilidad y la seguridad para vivir las emociones y acabar con las frustraciones de las normas sociales.


"Vivir"-Akira Kurosawa


Aquí no hay nada que perder… Kurosawa nos da una clase de optimismo con "Vivir" cuando plantea el saber de lo ineluctable y el no querer ver de la condición humana.
entre las oscilaciones extremas del péndulo, vibran otras, menos amplias, perceptibles también en los estados de apariencia estable, cuando el cuerpo en crisis busca la rama donde agarrarse entre dos vuelos. Lo vemos en Gena Rowland y los demás actores de las películas de John Cassavetes. Todo es movimiento, afectividad, pulsión, intensidades que surgen desde la mirada, el gesto de la mano, todo el cuerpo.
Trauma, trastorno, depresión, enfermedad terminal o simple crisis. ¿y lo sano? ¿Es sano lo que deja en paz a la mente que quiere gobernar en su falsa permanencia, cuando "uno" constata que "su cuerpo" le responde? ¿No es más bien, cualquiera que sea el estado físico, vivir el devenir, las intensidades variables de las emociones, percibiéndolas como fundamento de los sentimientos, movimientos ocultos que la mente tiene impresos, acompañar así en lo virtual los movimientos de lo aparente, unificando lo corporal y lo mental, un vivir en el cual «el cuerpo tal como existe no es nada más que el objeto de la mente» (Spinoza)?


Permanencia como resistencia al devenir
En su Tratado de Metafísica, Jean Wahl precisa en qué condiciones se puede pensar el devenir: «El devenir es por fuerza el devenir de alguna cosa permanente». La permanencia, en el sentido pleno del término, se traduce en las ideas de sustancia, esencia, presencia… Ante el devenir, el hombre trata de encontrar algo estable. Ha tratado, nos dice Wahl, de establecer primero una permanencia, algo que haga resistencia al devenir. Contra el devenir, cuya idea al principio casi no pudo soportar, se levantaron las ideas de sustancia, esencia, forma, ser. Wahl se pregunta si tal interpretación de la permanencia es necesaria para comprender el devenir y si «no bastará tener ante nosotros permanencias relativas… ritmos diferentes de movimiento… velocidades distintas».
La película "Two Lovers" ilustra este enfoque de Wahl. Leo es rehén de la buena voluntad de sus padres que lo acogen. En realidad, de una madre que no puede disimular su instinto de protección y su miedo a perderlo y de un padre que proyecta casarlo. Éste ha convenido una fusión de pequeños negocios de lavandería, y la hija del futuro socio, enamorada de Leo, e inmersa en la misma tradición familiar judía, es el objeto adecuado para este trato que dará seguridad a su hijo querido. Hasta ahora, una pequeña comedia romántica…


"Two Lovers"-James Gray


La permanencia relativa que ofrece la familia, este ritmo lento y medido, es el polo extremo del péndulo que lleva a Leo al otro polo, el del "amour fou" y pone en marcha la sucesión de devenires para volver, al final de la película, al polo inicial, … hasta la próxima oscilación. Al primer movimiento del péndulo, precede un intento de suicidio, en el movimiento de vuelta después de la frustración de su deseo de ruptura, el segundo intento y una nueva muy relativa permanencia.
La idea de permanencia ha sido desarrollada desde el origen griego (Parménides) hasta ahora y traduce las ideas de sustancia o esencia. Llama la atención que estos últimos conceptos, en hebreo (hai, hayah) no corresponden a la permanencia sino al movimiento vital o "devenir" lo que nos acerca más a Heráclito[2]. La familia de Leo, de origen semita, parece tomar en cuenta la "esencia" de su hijo querido como un movimiento… perpetuo.


Vivir las emociones: Devenir
Un cuerpo que vive el devenir, flujos excesivos, alegres e infantiles, y que, de pronto esconde la cabeza debajo de la almohada, en la claustrofobia de un cuarto oscuro. El cuerpo de Leo es el territorio de las emociones, perturbaciones evidenciadas, afectos, estos «efectos motores sobre un nervio sensible» decía Bergson. Los vive como una cadena de eventos que no puede disimular a los ojos de los demás y que, progresivamente, se diluyen como la sal en el océano virtual de su mente en unos entresijos de sentimientos, su teatro "privado". Sus desbordamientos emocionales se bloquearán frente a la desilusión y la pérdida del objeto de deseo y se volverán la sombra del dolor que nos oculta.
Mientras, Leo vive sus relaciones con sus dos amantes, sus "Two Lovers" como dos series divergentes que expresan las diferencias de intensidad entre una y otra. Unas relaciones donde se concentra el devenir de cada uno, sus cualidades, la materia de las tensiones familiares –las dos mujeres con sus padres respectivos, las formas y las extensiones de sus deseos. Leo y sus dos amantes, tres intensidades, el potencial de cada uno, una composición de fuerzas.

Estas son las relaciones afectivas, unas corrientes de afirmaciones, de resistencias, de tensiones aparentes. Unas fuerzas antagonistas, activas y pasivas, entre movimiento y estabilidad, entre devenires y permanencias relativas. Permanencias pasajeras, de hecho, movimientos de baja intensidad, miradas hacia atrás en la búsqueda del perfume de una esencia que se desliza entre dos pensamientos, balances en una historia del Yo que reactiva las emociones….
…Leo en su cuarto, noche en blanco, se recoge, retiene los flujos de su devenir, lo hace sensible: acaba de recibir la perturbación, la impronta dejada por la que encarna el deseo de ruptura. Es toda su nueva realidad inmersa en un océano de afecto, este orden fortuito, intempestivo del encuentro. Nace en él la diferencia, la variación incesante de los afectos, las diferencias de grados de intensidades. Ya, qué importan las diferencias de género, de especies, de lugares, Leo vive los diferenciales de sus emociones, transforma la impronta en expresión del deseo, del apetito de vida que lo desborda. Descubre a los demás su singularidad, que ellos y ellas convierten en "el amigo", "el amante","el hijo prodigo". Ahora puede vivir su potencial, sus fuerzas antagonistas, actuar o sufrir, bailar o, desesperado, volver al puente de Brighton Beach para tirarse de nuevo.

La diferencia ha actuado, los devenires han acabado con la permanencia de un supuesto Ser, de una esencia de la cual sólo podía tener un sentimiento, un sentir virtual, de un fantasma que lo habitaba. La diferencia se da cuando, de nuevo, se presenta lo mismo. Diferencia en la repetición. Lo mismo no es lo mismo sino una sensibilidad cargada del gusto de la espera que hace rebasar lo dado en uno mismo, que ya no es el mismo, hacia su futuro y una retención que lo rebasa hacia el pasado: un simulacro.





Notas
[1] Cuando pensamientos normalmente causativos de emociones aparecen en la mente, producen emociones, las cuales dan origen a sentimientos, y éstos evocan otros pensamientos temáticamente relacionados que amplifican el estado emocional. Los pensamientos evocados pueden funcionar incluso como disparadores independientes de emociones adicionales y así potenciar el estado afectivo en curso. Más emoción da origen a más sentimiento, y el ciclo continúa hasta que la distracción o la razón le ponen fin. Cuando este conjunto de fenómenos está en plena marcha, es difícil decir mediante introspección qué fue primero.(Antonio Damasio: "En busca de Spinoza")

[2] Heráclito incorporó a la noción de "ser" de sus predecesores el concepto de "devenir" o flujo, al que consideró una realidad básica subyacente a todas las cosas, incluso a las más estables en apariencia. Para aclararlo, afirmaba que una persona no podía bañarse dos veces en el mismo río.
(Biblioteca de Consulta Microsoft ® Encarta ® 2005 © 1993-2004 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos).

Two Lovers de James Gray



James Gray ha tenido hasta ahora la fama de un autor de cine negro con Little Odessa (1994), The Yards (2000) y We own the night (2007). He visto The Yards y, tanto la calidad del guión como la dirección de actores, particularmente Marc Walberg y Joaquín Phoenix, me impactaron lo bastante como para no perderme Two Lovers(2008), distribuida en España con dos años de retraso.
Si el guión se resume a una comedia romántica, la firma de Gray lo transforma en un drama de factura existencialista, denso y emocionante. Joaquín Phoenix interpreta el papel del maniaco-depresivo retratado por Dostoievski en una novela y que Luchino Visconti llevó a la pantalla con Noches blancas en 1957 (Le notti bianche) con Marcello Mastroiani y Maria Schneider, película que no dejó ninguna huella en la filmografía del director y de su famoso actor.
Phoenix encarna el personaje de Leo, víctima de trastorno bipolar, con cicatrices en los puños y que se tira al río desde un puente en la primera imagen. Un cuerpo espeso, la mirada perdida, una sonrisa infantil, bajo una atención materna delicada y amorosa (Isabel Rossellini). James Gray retoma el tema del hijo pródigo: Leo ha vuelto a casa de sus padres, al igual que Marc Walberg en The Yards, saliendo de la cárcel para reencontrarse con el núcleo familiar (Faye Daneway, James Caan, y el primo Phoenix). Si en The Yards, la familia, de origen italiana, está metida en un embrollo político-mafioso, la familia de Leo es de tradición judía y lleva una vida modesta y un pequeño negocio de lavandería.

La tensión que brota en Walberg, que ha pagado por los asuntos familiares, se
reconoce también en Leo que intenta satisfacer a unos padres inquietos. Tarea imposible cuando aparece Michelle (Gwenwth Paltrow)…El trastorno bipolar llega al paroxismo para Leo, entre la pasión por Michelle, el amor que representa la aventura, la ruptura con lo establecido y, por otra parte, la seguridad afectiva y material de una unión con Sandra, elegida por los padres para una fusión de negocios. La inseguridad o la fidelidad a la tradición familiar. Lo que, de nuevo, llevará a Leo al puente sobre el río.
James Gray retrata la vuelta del hijo pródigo y la trampa del núcleo familiar, el fracaso de un ser débil y generoso, vencido por la ley de su grupo, engañado por la seducción y la sed de evasión. Película sobre la pasión, el pathos, con una intensidad dramática conseguida por la fuerza de la interpretación de Phoenix, particularmente en sus pulsiones, como cuando se lanza a la pista de baile. También por la resolución en la imagen cinematográfica de la dualidad devenir-permanencia que ofrecen las dos amantes, two lovers, el ambiente mullido de la relación sexual con la prometida, la intensidad emocional del deseo saciado con Michelle en el frío helado de la azotea.
Tratamos en la etiqueta "En torno a…" del tema del Devenir-Permanencia a partir de "Two Lovers".
Memento