La vida laboral lleva a Charlot a la depresión. A la salida del psiquiátrico, corre detrás de un camión que ha perdido su banderín. La policía le toma por leader comunista y le encarcela.
Un texto de Roland Barthes publicado en “Mitologías” sobre Tiempos Modernos de Charlie Chaplin(1936).
EL POBRE Y EL PROLETARIO
El último chiste de Chaplin es haber pasado la mitad de su premio soviético a las arcas del abad Pierre[1]. En el fondo, esto equivale a establecer una igualdad de naturaleza entre el proletario y el pobre. Chaplin siempre ha visto al proletario bajo los rasgos del pobre: de allí surge la fuerza humana de sus representaciones, pero también su ambigüedad política. Esto resulta bien visible en esa película admirable: Tiempos modernos. En ella, Charlot roza sin cesar el tema del proletariado, pero no lo asume nunca políticamente; lo que nos ofrece es un proletario todavía ciego y mistificado, definido por la naturaleza inmediata de sus necesidades y su alienación total en manos de sus amos (patrones y policías).
Para Chaplin, el proletario es aún un hombre que tiene hambre. Y las representaciones del hambre son siempre épicas con Charlot: grosor desmesurado de los sándwiches, ríos de leche, frutas que se arrojan negligentemente apenas mordidas. Como una burla, la máquina de alimentos (de esencia patronal) proporciona sólo alimentos en pequeña cantidad y visiblemente insípidos. Sumergido en su hambruna, el hombre-Charlot se sitúa siempre justo por debajo de la toma de conciencia política; para él la huelga es una catástrofe, porque amenaza a un hombre realmente cegado por su hambre; este hombre se encuentra con la condición obrera sólo cuando el pobre y el proletario coinciden bajo la mirada (y los golpes) de la policía.
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| La máquina de alimentos para ahorrar tiempo |
Históricamente, Charlot representa, más o menos, al obrero de la época de la Restauración, al peón que se rebela contra la máquina, desamparado por la huelga, fascinado por el problema del pan (en el sentido propio de la palabra), pero aún incapaz de acceder al conocimiento de las causas políticas y a la exigencia de una estrategia colectiva.
Pero justamente, la fuerza representativa de Charlot es inmensa porque aparece como un tipo de proletario en estado bruto, todavía ajeno a la revolución,. Ninguna obra socialista ha llegado aún a expresar la condición humillada del trabajador con tanta violencia y generosidad. Sólo Brecht, quizás, ha vislumbrado la necesidad, para el arte socialista, de representar al hombre en vísperas de la Revolución, es decir, al hombre solo, aún ciego, a punto de abrirse a la luz revolucionaria por el exceso «natural» de sus desdichas. Al mostrar al obrero ya empeñado en un combate consciente, subsumido en la Causa y el Partido, las otras obras dan cuenta de una realidad política necesaria, pero sin fuerza estética.
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| En la cárcel |
Sin embargo, Chaplin, conforme a la idea de Brecht, muestra su ceguera al público de modo tal que éste ve, en el mismo momento, al ciego y su espectáculo; ver que alguien no ve, es la mejor manera de ver intensamente lo que él no ve: así, en las marionetas, los niños son los que denuncian a Guignol lo que éste finge no ver. Por ejemplo, Charlot en su celda, mimado por sus guardianes, lleva la vida ideal del pequeñoburgués norteamericano: cruzado de piernas, lee su diario bajo un retrato de Lincoln. Pero la suficiencia adorable de la postura la desacredita completamente, hace que en adelante no sea posible refugiarse en ella sin observar la nueva alienación que contiene. Los más leves deseos se vuelven vanos; al pobre se le separa de sus tentaciones. En suma, por eso el hombre-Charlot triunfa en Todo: porque escapa de todo, rechaza toda comandita y jamás muestra del humano otra cosa que el ser humano
. En el arte, su anarquía, discutible políticamente, quizás represente la forma más eficaz de la revolución.
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TIEMPOS MODERNOS
Tiempos Modernos Modern Times 1936
Director: Charlie Chaplin
Guión y Música: Charlie Chaplin
Fotografía: Ira H.Morgan y Roland Totheroh
Montaje: Willard Nico y Charlie Chaplin
Productor: Charlie Chaplin
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| Chaplin y Paulette Godard |