7.10.12

"Whirlpool" de Preminger


Esta página pertenece al Dossier CINE NEGRO parte III: Enel corazón del cine negro


Vorágine (1949)
Dirección y producción: Otto Preminger

Guión: Ben Hecht y Andrew Solt sobre un relato de Guy Endore. Al margen de sus numerosos trabajos con Hitchcock, Ben Hecht escribe o participa, a veces sin aparecer en los títulos de crédito, en el cine negro: con Preminger en The man with the golden arm, angel face, Where the side walk ends, con Siodmak en Cry of the City, con Hathaway en Kiss of Death…

Música: David Raksin que acompaña a Preminger en algunas obras negras (ver Laura)

Fotografía: Arthur C.Miller , veterano director de fotografía que firma su último trabajocon la película negra de Joseph Losey The Prowler (1951).



Actores: Gene Tierney es Ann Sutton (ícono del cine negro que vimos ya en Laura, The Shanghai Gesture)
- Richard Conte es Dr. William Sutton en un papel que no corresponde menos a su personaje habitual (ver en este Dossier:  Cry of the City o Call Northside 777)
José Ferrer es David Korvo (de Kuorvo en Yiddish, "gigoló")
-Charles Bickford es el teniente de policía Colton en un papel muy diferente del que tenía en Fallen Angel (ver en este Dossier)


Encontramos en Vorágine las marcas estilísticas, temáticas y narrativas que Preminger establece en Laura unos años antes. La elección de la misma actriz, Gene Tierney, da al espectador la sensación de una continuidad entre las dos películas. Laura se llama aquí Ann. Presenta  una personalidad enigmática, doble como Laura: mujer mundana,  casada con un psicoanalista famoso de Beverly Hills, Ann es cleptómana y sufre insomnios. Detrás del amor al marido se esconde el miedo, el sentimiento de dominación por parte del hombre que Laura sabía combatir en su afán de libertad, pero que Ann acepta por una herida afectiva de la niñez frente al padre.

Esta relación donde el hombre es un sustituto del padre y que Laura tenía con Waldo, Ann no la va a tener sólo con su marido sino también con el extraño doctor Korvo Este utiliza unos métodos alternativos al psicoanálisis para curar a Ann: la hipnosis.
Consigue por lo menos eliminar su insomnio y asegurarla hasta tal  punto que Ann puede enfrentarse con el poder que su marido ejerce involuntariamente sobre ella. Pero la dominación  de Korvo va seguir actuando sobre Ann. Llega a manejarla desde su cita en un restaurante después de haberla sacado de un aprieto en un gran almacén donde robó una joya. La hipnotiza en el tercer encuentro, controla sus gestos, adivina sus migrañas. Es el precio del tratamiento. 

 Korvo la manipula  con la ayuda de la hipnosis para llegar a sus fines: las sospechas del crimen que ha cometido recaerán sobre ella. Ann se encuentra entonces atenazada entre tres hombres: Korvo, su marido y el  inspector de policía.
Ese no es como Mark, el inspector (Dana Andrews) que se enamora de Laura,  sino un hombre mayor, herido por la muerte reciente de su mujer.
como Laura, la relación de Ann con cada hombre va cambiando en función de la situación. Preminger sigue con su crítica de la sociedad adinerada, aquí hollywoodiana, después de la sociedad neoyorkina  en Laura.

Ann tiene una violenta discusión con la futura víctima de Korvo
como Mark, el inspector de policía pertenece a una clase social modesta. El actor  Charles Bickford nos ofrece una actuación opuesta al papel de policía brutal y criminal que Preminger le dio en Fallen Angel (¿Ángel o Demonio?).

Confía en la inocencia de Ann y ayudará al marido, al psicoanálisis oficial, a desenmascarar al charlatán de Korvo. Este, como Waldo en Laura, vuelve al final al lugar de su crimen mientras escuchamos el disco de la confesión de la víctima en voz en off, lo que nos recuerda la charla por radio de Waldo mientras vuelve para matar a Laura. Como Waldo, apunta a Ann y el tiro destroza el disco. Este plan del tocadiscos roto esta evidentemente relacionado con el reloj roto, último plano de Laura.

Pero la continuidad entre las dos películas se debe menos a estas analogías temáticas que a la representación estilística que nos ofrece Preminger.  La  famosa puesta en abismo de la primera película, con el retrato de Laura, muerta o viva, como centro de la narración reaparece aquí de una forma original. El director retoma esta puesta en abismo de la muerte con el retrato de la víctima. El cuadro está presente en casi todos los planos de la última secuencia. La temática de la hipnosis permite a Preminger ofrecer a su actriz Gene Tierney utilizar su mirada enigmática frente a un retrato, esta vez el de la muerta que Ann encuentra sentada en el sofá. Ann parece ser una Laura mayor, que mira, distanciada, un mundo pasado.

Ben hecht reanuda con una intriga psicoanalítica después de  Spellbound  (recuerda-Hitchcock) que escribió en 1945, uno de los primeros  psicodramas hollywoodianos, además protagonizado por unos psicoanalistas como Whirlpool. Preminger rueda en la misma época otras dos películas con un carácter de psicodrama: when the sidewalk ends (Al borde del peligro-1950),  The 13th Letter (Cartas envenenadas-1951). Sin embargo, Whirlpool tiene algunos fallos de guión a pesar del talento de Ben Hecht y unos planteamientos improbables: un psicoanalista que no detecta la enfermedad de su mujer, la cual conduce en plena noche bajo hipnosis y efectúa una sucesión de actos en espacios desconocidos, un hombre que se auto-hipnotiza en un espejo –nos preguntamos quién del doctor Korvo o de su reflejo se queda dormido el primero.  Pero con Preminger los milagros son posibles:


con un director de fotografía muy experimentado  y la música de David Raksin –menos melodiosa que la de Laura–,  nos ofrece, en los momentos adecuados,   unos puntos de vista sugestivos, unos travellings lentos y una cámara  dócil y elegante como en la primera secuencia en el gran almacén enlazado con los títulos de crédito. Cuenta con la fuerza narrativa de la imagen para crear una atmosfera tensa en los diálogos entre Ann y su marido, entre éste y Korvo, para traducir la sensación de claustrofobia que sufre Ann, ampliada por el poder de los hombres que la rodean, la aconsejan, la presionan, la doman.