30.11.13

La herencia del PP o el síndrome del desván



Me pregunto cual puede ser la herencia del Partido Popular español. ¿Tiene algo que ver con el partido conservador británico que, desde los años Thatcher, ha demostrado su tendencia hacia el neoliberalismo impulsado en los años 1980 por Ronald Reagan?¿o con la derecha francesa heredera del General de Gaulle,  que ha oscilado entre el liberalismo y el proteccionismo de la “grandeur” nacional y que,  desde la etapa Sarkozy, se abre a la derecha más extrema, su antiguo enemigo? ¿o a los cristianos demócratas alemanes que practican un liberalismo dentro del compromiso exigido por la organización fuertemente federal del país?
En absoluto. La derecha española es rancia: su cuerpo tiene la apariencia del neoliberalismo individualista democrático, una moda exaltada por los massmedias y,  que proclama como partido de “centro” derecha,. Pero este cuerpo lleva en su seno una metástasis: la que habla de una sociedad muerta,  que unos largos y fétidos cuarenta años dejaron fuera de Europa.  
Es el partido del pasado, del Estado Central, madrileño, de la soberanía de la nación, de la autoridad en la escuela, la empresa, la familia. Su metástasis le conduce a desvelar sus tensiones, su resentimiento, sus miedos frente a la sociedad viva, la sociedad actual, plural, solidaria, con su juventud que ya  no actúa desde la autoridad del padre sino que toma sus decisiones desde la deliberación, que pide el libre acceso al saber; sus mujeres libres de disponer de sus cuerpos; algunas de sus familias monoparentales u homosexuales; una sociedad que sabe que la soberanía nacional y las fronteras pertenecen al pasado. Es una sociedad en devenir que la crisis política, económica y financiera sitúa en un nuevo siglo de las luces: estamos en la definitiva puesta en evidencia, la implacable transparencia de los mecanismos de poderes en mano de los profesionales, elegidos o no. La metástasis franquista del Partido Popular habla con una claridad meridiana cuando tiene el poder absoluto en las urnas.
 En las urnas? La crisis ha despertado las pulsiones de rechazo a lo extraño, el miedo al futuro tiene su otra cara, como la llama este profesor de derecho de la Sorbona[1]: el síndrome del desván. El fenómeno no es propio de España, las sociedades de los países de la zona euro, pero también Suiza, Noruega, Estados-Unidos, Japón, parecen tener una crisis existencial. Los cambios probables de modo de vida, conducen a veces a  buscar un refugio; como el adolescente que prefiere volver al desván de la casa familiar (hoy quedan menos), las actitudes conservadoras que se expresan en las urnas traducen esta nostalgia de un orden que, a pesar de ser antiguo, la derecha extrema presenta siempre como el orden natural y auténtico de la realidad humana. Es el discurso de la Conferencia episcopal o del PP, pero también del Frente nacional francés o de la Liga Lombarda en Italia…
La crisis revela así con transparencia los mecanismos de poder y también la actitud reaccionaria de una parte importante de la sociedad que conduce a dar la mayoría absoluta a un partido. Lo hace dentro de este bipartidismo que representa el otro cáncer de la democracia aquí y en casi todos los sistemas democráticos actuales. Como en el siglo de las luces, conviene comprender que la democracia no se vive para el presente o en la tendencia hacia el pasado sino en una proyección permanente hacia lo nuevo. Pensar en nuestras sociedades no es mirar hacia  el pasado o quejarnos del presente  sino buscar en nosotros lo que nos  permita arrancarnos fuera de nuestras representaciones antiguas para construir otra forma de  vivir con los demás.

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[1] Dominique Rousseau en un artículo en Le Monde 16.10.13