5.1.14

¿Riqueza o valor?




Resumen del artículo publicado en este Blog / Autores  Crear riqueza, no valor“de J.M. Harrigey- Le Monde Diplomatique en español  Diciembre de 2013.
¿Sabía usted que los servicios prestados por los murciélagos en los EEUU valen 22 900 millones de dólares anuales? ¿Cómo se llega a esta importante suma? Evaluando la cantidad de insecticida que permiten ahorrar al atacar plagas. Por su parte, los servicios prestados por los insectos polinizadores representan 190 000 millones al año, de los cuales 153 corresponden sólo a las abejas…
Con este ejemplo, J:M. Harribey[1] introduce dos enfoques recientes  de la reflexión neoliberal que demuestran que esta ideología tiene una capacidad de recuperación absoluta. El primero enfoque consiste en ir más allá de los límites de explotación de la naturaleza, el segundo demuestra que pretende hacerse con el conocimiento.
A partir del ejemplo citado de los murciélagos, el  autor se pregunta ¿de dónde proviene esta práctica que consiste en atribuir a la naturaleza un valor económico basado en la utilización de sus  ventajas por parte del hombre? Este nuevo enfoque puede sorprender cuando los economistas neoliberales habían desentendido la evolución medioambiental para seguir con su viejo dogma: “los recursos de la naturaleza son inagotables”. La actualidad de la crisis de la globalización que tiene su origen en este sistema neoliberal pone en evidencia que:
1- no se puede ir más allá de determinado umbral de explotación de la naturaleza sin deterior o destrucción de la base material de la acumulación; o sea, el capitalismo tiene en sus genes programada su propia destrucción. La generalización a escala global de un modo de desarrollo productivista devastador
2- no se puede ir más allá de determinado umbral de explotación del ser humano sin arruinar sus posibilidades de expansión. Eso concierne al lugar cada vez mayor del conocimiento en el proceso productivo.
Eso nos conduce a dos preguntas:
- ¿qué tipo de riqueza se destruye?
- ¿en qué se modifica la fuente del valor?
… preguntas que se concentran en una única pregunta que se refiere a la distinción entre riqueza y valor, o entre valor de uso y valor de cambio. Añade el autor: La teoría liberal confunde riqueza y valor y tiende a reducir todo valor al destinado al capital como lo demuestran los dos enfoques siguientes:
1-¿Ir más allá de los límites de explotación de la naturaleza?
 Por lo que concierne la naturaleza, su riqueza –el valor de stock de recursos naturales –es incalculable en términos económicos. Estos recursos condicionan la vida de la especie y, por eso, no pueden ser reducidos a una categoría económica. En cambio, la medida del valor económico creado mediante la explotación de estos recursos es reductible al trabajo, pero no tiene nada que ver con un pseudo valor económico intrínseco de los recursos… Sin la naturaleza, el hombre no puede producir nada, ni en términos físicos ni en términos de valor económicos. La actividad económica se inserta necesariamente en relaciones sociales y en la biosfera. Por ende, no se puede prescindir de la naturaleza para producir colectivamente valores de uso y no se le puede sustituir indefinidamente por artefactos. Pero no es la naturaleza la que produce el valor, categoría socio antropológica por definición.
Sin embargo, unos temas esenciales del Banco Mundial, del Programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente (PNUMA), de la OCDE, de la UE… son el “valor económico intrínseco de la naturaleza”, y el “valor de los servicios prestados por la naturaleza”… Todas estas instituciones utiizan la misma vara de medir para los costes de producción realizada por el trabajo humano con elementos que no son producidos y que, además, ponen de manifiesto lo cualitativo o valores éticos invaluables. Si todo es valorado económicamente, todo puede ser considerado como capital. Los economistas neoclásicos definen entonces la riqueza  como la suma de lo que llaman capital económico, capital humano, capital social y capital natural, todos sometidos a un procedimiento de cálculo análogo. Para J.M. Harribey, estos cálculos no pueden incorporar lo más importante: las interacciones que constituyen la trama de la vida y cuya preservación condiciona su reproducción y su equilibrio
2- hacerse con el conocimiento
Por lo que concierne la revolución de las tecnologías de la información y de la comunicación, ésta integra los conocimientos como factor decisivo de la creación de riquezas. Dice el autor del artículo que la facultad  de recuperación absoluta de la economía neoliberal permite que nazca  y se desarrolle  un capitalismo calificado como “cognitivo” o “economía del conocimiento”, “economía de la información” o también como “economía de lo inmaterial”, que toma el relevo del antiguo capitalismo “fordista”  de la industria de masas de posguerra.
Esta transformación del capitalismo hace que el “valor-trabajo”, el trabajo que producía el valor que permite la circulación del capital,  sea reemplazado por la única salida posible, que  sería:  acompañar la transformación del capitalismo, que promete a cada trabajador la posibilidad de “producirse a sí mismo” y, simultáneamente, pagar un salario básico universal a todos aquellos a quienes el sistema de todas formas deja fuera, en lugar de buscar un pleno empleo definitivamente fuera del alcance, y sobre todo contrario al objetivo de emancipación respecto del trabajo.
Si el capitalismo quiere transformar el conocimiento en capital que valorizar, se encuentra con dos obstáculos:
- El primero es el carácter difícilmente apropiable del conocimiento en sí, puesto que nace de la mente humana y no se la puede privar de este. Solo el uso del conocimiento es fácilmente apropiable, y ahí entran en juego las patentes, para imponerle una prohibición o someterlo al pago de una renta. Fuera de ese caso, el conocimiento es un bien colectivo o común por excelencia, incluso en el sentido en que lo definen los economistas neoclásicos: satisface las reglas de no exclusión (no se puede, por ejemplo, excluir a alguien del uso de la iluminación nocturna de las calles) y de no competencia (que alguien lo use no impide que lo use otro).
-El segundo obstáculo se encuentra contenido en las mismas características que definen el conocimiento: la difusión y la extensión. No se puede privatizar y mercantilizar la producción y la transmisión del conocimiento: son valores sociales. La producción de servicios no mercantiles, como la educación y la salud publicas, debe ser considerada como resultado de un trabajo productivo de las personas destinadas a esas tareas. La riqueza no mercantil no  es, pues, una punción en la actividad mercantil: es un plus proveniente de una decisión pública de utilizar con fines no lucrativos fuerzas de trabajo y equipamientos y recursos disponibles. Esta riqueza se socializa en dos sentidos: mediante la decisión de utilizar colectivamente capacidades productivas,  y mediante la decisión de repartir socialmente la caga del pago, a través del impuesto Este trabajo responde a necesidades sociales que se encuentran fuera del campo de la mercancía.
La conclusión que da Harribey es que limitar el espacio de la mercancía hace posible ampliar el de la gratuidad socialmente construida, es decir, el de las actividades humanas que, aunque tengan un coste, no tienen un precio en el sentido del mercado. Por último, esto permite preservar los bienes naturales y los vínculos sociales, que, por su parte, son incalculables.
Blogs de memento
individuo y sociedad                  cine negro         Más de memento







[1] Jean-Marie Harribey es profesor titular de la Universidad de Burdeos. (« La richesse, la valeur et l’Inestimable.  Fondements d’une critique socio-économique de l’économie capitaliste ».