2.1.14

"The strange affair of Uncle Harry"-Robert Siodmak




 Pesadilla 1945 
Director: Robert Siodmak
Guión:  Keith Winter / Thomas Job (obra teatro)
Música:  Mario Castelnuovo
Fotografía:  Paul Ivano
Montaje:  Arthur Hilton
Productora:  Joan Harrison- Universal
Actores:





George Sanders es Harry Melville Quincey
Geraldine Fitzgerald es Lettie Quincey
Ella Raines es Deborah Brown

¿Qué pasó a Uncle Harry?

Tío Harry, como lo llaman sus colegas,   es un solterón, único heredero barón de la familia Quincey, los que han “hecho” la ciudad de Corinth – donde se encuentra la casa de George Washington que los forasteros se deben de visitar – pero que lo perdieron todo con la Gran Depresión de 1929.

Así que Harry mantiene la casa familiar, último vestigio de la herencia, trabajando como empleado dibujante en lo que fue la fábrica de su padre.
Harry mimado por su hermana Hester /  Moyna MacGill y por Nona / Sara Allgood

También mantiene así a sus dos hermanas y a un ama de llaves que siempre se pelean entre ellas cuando se trata de preparar la mejor tarta de arándanos para Harry.

Harry invita a Deborah, la nueva ejecutiva de la fábrica que viene de Nueva York. Es que Harry le quiere enseñar su “gran” telescopio en el  taller del fondo del jardín de la casa Quincey. El pequeño sobresalto de Deborah sobre el taburete, la mano firme de Harry sujetándola, el espectáculo de las estrellas que ofrece el magnifico instrumento de Harry… y nace el amor. ¿Por qué no? Ya hemos visto a la esplendida Ella Raines enamorarse de Charles Laughton el año anterior (The suspect-1944) por la misma magia de Robert Siodmak.  El tímido tío  Harry tendrá seguramente algún atractivo para Deborah aparte de su famoso telescopio.


Al placer de encontrarnos con George Sanders en el  Blog Cine Negro, se añade el de volver a ver a Ella Raines, su compañera de reparto, favorita de Siodmak (Phantom Lady, The suspect). ¿Compañera de reparto? Ojala fuera la única para este pobre Harry: en realidad, está asfixiado entre su hermana mayor Hester, una viuda que lo mima más de la cuenta, y Lettie.  Aquí conviene pararse. La prodigiosa Geraldine Fitzgerald va progresivamente a apoderarse de la pantalla y conseguirá menguar ligeramente la presencia del gran George.
 ¿A qué se debe tal evento? Por supuesto, Siodmak sabe dónde poner la cámara y enfocar las luces sobre estos dos monstruos de la interpretación. Pero hay algo más. Sus relaciones ambiguas forman el centro de la trama. Lettie, la hermana hipocondriaca,  tan hermosa,  pasa el tiempo en la cama, controlando las idas y salidas de Harry. Se levantará cuando éste invita a Deborah. Invadida por los celos, frente a una provocadora Deborah que no tarda en adivinar sus sentimientos.
Lettie se negará a cambiar de casa cuando Harry anuncia su matrimonio con esta guapa mujer recién llegada de Nueva York.  La extraña relación entre Lettie y Harry se precisa, la sospecha de un probable incesto recorre las habitaciones de la vieja casa Quincey. La atmósfera ultraconservadora de la Nueva Inglaterra contrasta con la actitud de la moderna Deborah pero sobre todo con estas pulsiones secretas, escondidas por debajo de las sábanas de lino blanco con encajes. No le queda más remedio a Harry que poner en marcha un plan que acabe con la dominación de Lettie, o sea con su vida…
Por supuesto las cosas no van como quiere: no se puede confiar en el azar. La  secuencia del envenenamiento organizado por Harry es un excelente momento de  pura corografía: las tasas de té bailan entre manos: no sólo muere la otra hermana por error; además la perfidia  Lettie está acusada, encarcelada: es su venganza por la traición de su hermano. Quiere atormentar la consciencia de Harry que, en el transcurso de su criminal empresa, ha perdido a Deborah,  que se ha marchado con otro. Bueno, esa podría ser la extraña “affair” de Harry…  Pero hay otra manera de contarlo,  nos dice Siodmak.
Rodada justo después de The suspect, esta película, adaptación de una obra de teatro, no tiene el nivel de su predecesora, en la cual actuaba también Ella Raines. La actriz no tiene aquí el papel principal que la consagró en Phantom Lady rodada el año anterior por el mismo Siodmak. Aunque el productor nos invita, después de los títulos de crédito, a no desvelar el final –lo que respetamos –el problema es que este final transforma una obra de puro cine negro, a pesar de su ambientación teatral, en una comedia, un divertimiento. Unos minutos antes, el final hubiese sido de lo más cínico, lo más oscuro, sarcástico, inmoral,  por la gracia de la esplendida Geraldine Fitzgerald. La censura vigila y la productora prefiere ofrecernos una “Pesadilla”. Recordamos que se trata de Joan Harrisson,  anteriormente asistente de Hitchcock; se puede apreciar una atmosfera y una temática muy próxima a la etapa inglesa de Alfred y también a Shadow of a doubt . Después de The suspect, Robert Siodmak trabaja de nuevo con Paul Ivano a la fotografía y Arthur Hilton para el montaje, el cual volverá con el director para The Killers (Forajidos).

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