23.3.15

TISA y TTIP: negociaciones secretas

TTIP y TISA
TTIP
El Tratado de libre comercio en preparación entre la Unión Europea (UE) y los EEUU, Transatlantic Trade and Investment Partnership TTIP, corresponde a la filosofía de los tratados  comerciales firmados en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Un tratado equivalente ha sido firmado ya entre la UE y Canadá en Octubre de 2013. Las negociaciones sobre el TTIP empezaron en julio de 2012.

Un mercado único transatlántico de los bienes y servicios
El objetivo oficial es ampliar la aplicación de las normas de libre  comercio e intercambio entre países   y establecer un mercado único transatlántico de los bienes y servicios, excluyendo el audiovisual, el ejercito, la policía y la justicia.  Este objetivo implica la armonización de las reglas en la industria, los servicios, la cualificación de los diplomas… Tanto la UE como los EEUU quieren  una apertura de los mercados públicos.

El TABC
La negociación sobre el TTIP se está haciendo bajo el control de un organismo creado desde 1995 y presidido por la Comisión Europea y el Ministerio de Comercio estadounidense: el Consejo sobre Comercio Transatlántico, TABC (Trans-Atlantic Business Concil).  Se trata de un foro permanente compuesto de ricos empresarios y de funcionarios de la administración estadounidense y de la comisión de Bruselas. Su objetivo oficial puede definirse por dos conceptos: “convergencia regulatoria” y “reconocimiento mutuo”. Casi todos los estudios sobre el TTIP han sido financiados por instituciones favorables al libre comercio o por organizaciones patronales; razón por la cual los costes sociales del tratado no aparecen.

Desmantelar las protecciones sociales
Se puede vislumbrar la voluntad de los negociadores de desmantelar las protecciones sociales e instaurar la junta de los hombres de negocios en la globalización de los intercambios. Vemos en esta voluntad una de las aplicaciones de la “Gobernanza Mundial “ descrita por la directora del FMI como el centro de una flor cuyos pétalos son el propio FMI, el Banco Mundial y la OMC. Un tratado parecido prevé  las modalidades de intercambio entre 12 países del Pacífico (TPP: Trans-Pacific Partnership) negociado sobre las mismas bases.

Tribunales de arbitraje
Nace también una inquietud en Europa con respecto a los Tribunales de arbitraje que exigen los EEUU. Estos tribunales especiales arbitran los litigios entre inversores y Estados. Oficialmente, estos tipos de tratados “inversores vs. Estados” por intermediario de tribunales especiales, están previstos para consolidar la posición de los inversores en países en desarrollo pero sin un sistema judicial fiable. Las empresas inversoras podrían así hacer valer sus derechos en el caso de una expropiación. Pero este argumento no tiene sentido en estados como los de la UE o de los EEUU que tienen una instituciones de Estados de derecho con una justicia funcional respetuosa con los derechos de propiedad que tanto inquietan a los inversores. Lo que demuestra que el objetivo del TTIP corresponde al aumento del poder de las multinacionales empresariales y financieras (Bancos y Seguros) frente a los poderes políticos.     

Los Tribunales de arbitraje, compuestos de abogados especializados en negocios del sistema empresarial, son conformes a las reglas del Banco Mundial. Están habilitadas para condenar un gobierno que recorte “los beneficios esperados” de la empresa denunciante. Responden a un sistema “inversor vs. Estado” que se había intentado poner en marcha al final de la década de 1990 sin éxito, debido a la fuerte resistencia de movimientos sociales y políticos. Están habilitadas para reconocer el derecho del capital en la adquisición de tierras, recursos naturales, fábricas, materiales de manutención… sin obligación con respecto a los Estados. Por ejemplo, la UE ha tenido que pagar una multa por negarse a importar transgénicos; unas sociedades europeas han entablado diligencias judiciales en contra de un aumento del sueldo mínimo en Egipto; la sociedad estadounidense Renco fue protegida por el tratado Alena contra la limitación de las emisiones de productos tóxicos en Perú. Estas cortes especiales han permitido a Phllip Morris citar a juicio a Uruguay y Australia por sus leyes antitabaco…

Por encima de las legislaciones locales
 Concretamente, el objetivo es permitir a las empresas actuar según las mismas reglas en los dos continentes sin interferencia de los poderes públicos, incitar a los gobiernos a autorizar los productos y servicios con unas reglas impuestas por el tratado que se sitúan por encima de las legislaciones locales. En realidad, no se trata de modificar o “ablandar” las legislaciones locales: estos tratados proponen una re-escritura de las leyes comerciales. Las enmiendas al tratado necesitan la firma de todos los países firmantes. Estos tendrán que asegurar la puesta en conformidad de sus leyes y reglas con las disposiciones del tratado. En enero, antes de reanudar las negociaciones, la Comisión europea, apoyada por una carta común de Alemania y Francia,  propuso algunas pistas: instaurar un mecanismo de recurso de los estados que no existe actualmente, la garantía absoluta de los Estados del derecho a legislar sobre productos y servicios…
Actualmente hay en los EEUU 3 300 empresas europeas representadas por 24 000 filiales.
Hay  en Europa 14 400 empresas estadounidenses con una red de 50 800 filiales.
En el futuro, estas empresas podrán denunciar a cualquier estado de la UE o de los EEUU por perjuicio comercial. Por ejemplo, en el marco de tratados firmados de este tipo, el gobierno federal de los EEUU en Washington, o sea la ciudadanía estadounidense, ha tenido que pagar 400 millones de dólares a multinacionales por problemas de toxicidad de productos, de explotación del agua, del suelo, de la madera… y los juicios en curso sobre patentes, lucha antipolución, leyes sobre clima y energías fósiles… se presentan con riesgos de indemnizaciones a empresas hasta 14 mil millones de dólares. 
El TTIP, el ALENA y el TPP pueden así  formar un imperio económico que puede imponer sus condiciones fuera de sus fronteras a los países que intentan establecer relaciones económicas, comerciales o financieras, con los firmantes de estos tratados: tendrán que adoptar las reglas de estos tratados.

Una lógica mercantil
Con el TTIP entran en competición todos los sectores “invisibles” o de interés general: los  estados firmantes deben someter a sus servicios públicos a la lógica mercantil, renunciar a cualquier intervención con respecto a los proveedores de accesos a servicios extranjeros. Los márgenes de maniobra de los políticos se ven reducidos en materia de energía, educación, agua, transportes… Los que están a favor del TTIP admiten que sus objetivos es la eliminación, la reducción o la prevención de políticas nacionales superfluas como la retención de los flujos de mercancía, la regulación de las finanzas la lucha contra el calentamiento climático… o el ejercicio de la democracia.
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TISA
Bruselas ha publicado el 10 de marzo el mandato de negociación sobre el Trade in Services Agreement TISA (Acuerdo sobre el comercio y los servicios). Es un acuerdo de liberalización más discreto que el TTIP negociado desde 2013 entre 50 Estados incluidos los 28 de la UE, por iniciativa de los EEUU y Australia.
Hay más negociadores y menos objetivos que para el TTIP: trata únicamente de la liberalización de los servicios y no de los bienes; por otra parte, no están previstos mecanismos de arbitrajes privados. Algunos medios de comunicación habían denunciado la ausencia de información y también el hecho de que numerosos parlamentarios europeos habían aprobado esta negociación sin saber de qué se trataba.
El objetivo es el mismo que el del TTIP: armonización para mejorar el acceso al mercado. En los detalles: eliminación de las medidas discriminatorias en contra de los inversores extranjeros, crear un marco de reglas que armonize las normas. El TISA, como el TTIP, excluye  el audiovisual, el ejercito, la policía y la justicia.
En junio de 2014, Wikileak informó de un documento de trabajo relativo al TISA con la fecha de abril de 2014 y que concierne el capítulo “servicios financieros”. Este documento expone los principios siguientes:
1. Los miembros de la OMC firmantes del TISA no podrán liberalizar los sectores de servicios que decidan,  como lo hacían hasta ahora, apuntándolos en una lista. Los acuerdos señalarán de forma explícita los sectores que no se pueden liberalizar (liberalización por defecto).

2. Los miembros de la OMC firmantes del TISA se comprometen a no volver sobre el nivel de regulación decidido a partir de 2015. Una cláusula añade que “una nueva liberalización define un nuevo nivel mínimo irreversible.
 Estas dos disposiciones pueden impedir a los gobiernos firmantes volver sobre las decisiones tomadas por un gobierno anterior. Tienen también por consecuencia la posibilidad de liberalizar todos los sectores de servicios relacionados con la economía, la salud, la educación, la energía. Los Estados que mantienen monopolios públicos o que favorecen sus empresas locales para reactivar el crecimiento pueden ser amenazados si no habían negociado anteriormente unas reglas de excepción para algunos sectores.
La Comisión europea quiere calmar las opiniones públicas y habla de “línea roja” anunciando que “los servicios públicos no están abiertos a la liberalización”.

3. Por otra parte, los países llamados BRICS (Brasil, Rusia, China, India, Sur África) no están invitados en el TISA; aparte la UE y los EEUU, encontramos los países cooperantes con estos: Noruega, Suiza… o los aliados tradicionales de los EEUU: Canadá, Australia, Israel, Turquía, Pakistán, Taiwán… y siete estados de América excluyendo Argentina, Brasil, Venezuela, Ecuador. La Comisión europea asume esta exclusión de los BRICS. La voluntad de los EEUU de poder fijar unas reglas estándar por exclusión de bloques competidores prevalece sobre una total globalización. Esta lógica se aplica también al TTIP (sólo Europa) y al TPP(una decena de países del Pacifico menos China).

Así, con el TISA, la idea de estas negociaciones es un consenso entre cincuenta países para imponerlo después a los demás países (la mayoría) incluido China. Desde el momento en que China está negociando un acuerdo con India y Oceanía, el RCEP (Regional Comprehensive Economic Partnership), vemos aparecer una lógica de bloques antagonistas. La Comisión Europea rechaza esta idea: “Ni TISA ni TTIP deben ser considerados como unos OTAN económicos dirigidos en contra de China. Eso sería contraproducente, necesitamos del crecimiento de China”.

Enlaces
Le Monde Diplomatique (Noviembre de 2013) 
– AttacMadrid (Febrero y Marzo de 2014)
 – Documentos del Blog de la red andalucianottip 
– Le Monde (2 de febrero de 2015)

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