19.6.15

"Crossfire"-Edward Dmytryk





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 Encrucijada de odios  1947

Director: Edward Dmytryk  

Guión: John Paxton/ Richard Brooks (novela: The Bricks foxhole)

Música: Roy Webb

Fotografía: Roy Hunt

Montaje: Harry W.Gerstad

Dirección artística: Albert S.D’Agostino/Alfred Herman

Productor:  Adrian Scott RKO


Actores:
 Robert Young es el inspector Finlay
Robert Mitchum es el sargento Peter Keeley
Robert Ryan es el sargento Montgomery (Monty)
Gloria Grahame es Ginny
Sam Levene es Joseph Samuels
George Cooper es el caporal Mitchell (Mitch)
Steve Brodie es Floyd
Richard Benedict es Williams
William Phipps es Leroy
Paul Kelly es Tremaine, marido de Genny
Jacqueline White es Mary, mujer de Mitch


Una larga noche



 Encrucijada de odios es también una encrucijada de géneros. La trama y los diálogos desarrollan el tema del crimen racial –aquí el antisemitismo en el ejército – enfocado desde la pulsión del odio. El género dramático podría imponerse en Crossfire y la calidad de los diálogos nos conduce a reproducir algunos. Pero la película se inscribe ante todo en el género negro a pesar de esta reflexión del propio Dmytryk en la revista Rosebud nº 5 en 1995: No pensaba que estaba haciendo un film noir, simplemente estaba usando una serie de técnicas que a mí me gustaban.
 La cinematografía es también la imagen y el sonido, el estilo y el ambiente, y el equipo de la RKO da lo mejor de sí mismo. La acción se desarrolla principalmente de noche. Pocos exteriores, esencialmente la salida del hotel Stewart donde se alojan un grupo de militares de vuelta de la guerra, que todavía no han contactado con sus familiares. Pasamos de una habitación a otra, o del bar del hotel a la comisaría del barrio o a algunos pisos, escaleras sombrías y sucias de la década de 1940 en Nueva York. Las tomas están iluminadas en diversas secuencias por una única fuente de luz, una técnica que utiliza el veterano director de fotografía Roy Hunt para subrayar los contrastes entre personajes o de algunos en concreto,  y también potenciar la violencia de algunas escenas.



Dmytryk y Hunt nos ofrecen también unas magnificas secuencias hacia el final con Robert Ryan como protagonista. La primera corresponde a unos encuadres muy estudiados que resumen la narración. Monty, el racista, frente a su espejo, frente a la imagen de la estupidez, se está afeitando. Domina al joven Leroy, este chaval de Tennessee… un buen chico pero tonto que le demostrará pronto quien es el más tonto de los dos… La segunda es un juego de sombras que transforma  la escalera de un edificio en la trampa mortal en el que Leroy ha llevado a Monty.



La música de jazz, con temas famosos de la época, salpica por momentos una banda sonora con una partidura de fondo muy conseguida en sus matices trágicos. “La tragedia asoló esta ciudad costera de madrugada. El fuego se extendió rápidamente…”, contará la película en un cine donde Mitch y Keely se esconden para aclarar ciertas cosas. Pero más tarde, en el mismo cine, Mitch tiene cita con su mujer Mary. Un interesante fundido encadenado de la banda sonora mezcla la música de la película con la que estamos viendo cuando la pareja se junta después de años de separación por la guerra. Emoción… Ya veremos… Pero volvemos a estos personajes: Monty, Leroy, Mitch, Keely, también Joseph Samuels, Floyd…

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Las notas del tema trágico de la partidura de Roy Webb arrancan con los títulos de crédito, seguidas por un brusco silencio que marca el primer plano: la luz de una lámpara basta para enseñarnos las sombras de  estos cuerpos de hombres apiñados. Ahora, el único ruido es el de los golpes, unos puñetazos que no paran hasta la caída de la lámpara y de uno de los cuerpos… piernas de hombres corriendo… Pantalla en negro unos segundos antes de descubrir el cuerpo tumbado bocabajo que  las manos  de un policía mueven para enseñarnos su cara en el silencio de un fundido encadenado: se trata de Joseph Samuels (Sam Levene). Mientras la policía registra esta habitación de hotel, detrás de la puerta, Monty (Robert Rayan) esta escuchando: la pipa del inspector Finley (Robert Young) apuntándole crea inmediatamente la sospecha sobre el soldado. Está de vuelta de la guerra desde hacen dos semanas. Estaba con Mitch, Floyd y Leroy en el bar del hotel donde se alojan. Ahí encontraron a Samuels (Monty le llama Sam). Aparentemente, cuenta Monty, éste se marchó del bar con Mitch. Todo apunta a la culpabilidad de Mitch: la policía acaba de encontrar su cartera en la habitación de Samuels. Pero esta pipa del inspector…

Pero, ¿dónde está Mitch? En su habitación, unos hombres juegan a las cartas, esperando que vuelva. Uno de ellos es Peter Keeley (Robert Mitchum) que parece tener un sentimiento protector hacia Mitch. La policía le convoca.
Él no podría matar a nadie, dice Keeley al inspector Finley
¿Y usted?
Yo, lo he hecho
¿Dónde?
Donde dan medalla por esto, contesta Keeley
El inspector entiende. Además, nada ya le interesa: antes era todo lo contrario.
Van a ser amigos y llevar juntos esta investigación en la que aparece uno mientras desaparece el otro: Mitch, Floyd, Monty, Leroy y William… y después de Samuels,  la muerte de Floyd. No hay pistola, ni ametralladora como en el ejército, pero siguen con su guerra, los nervios a flor de piel, uno acusa al otro. ¡Cuándo pararan  los miedos, los temblores y el sudor! ¡Cuándo acabará esta guerra! Okinawa, el Pacífico, Mitch no puede más, el alcohol no ayuda…y ahora aquí, el hotel Stewart, mujeres… Keely, inquieto, había llamado a Mary, la mujer de Mitch.  Mary tiene que llevarse a Mitch ya, antes de que la depresión le destroce, una gente del campo, modestos, no pueden matar así, dice Keely.

Ginny y Mitch


¿Quién es esta mujer con la que Mitch se ha ido, su única coartada?  ¿O eso le va a comprometer todavía más? Magnifica Gloria Grahame en su primera aparición en el género negro: pronto será su musa. Ha rodado ya seis películas en estos tres últimos años, destacando en Qué bello es vivir de Frank Capra. Pero su paso por los estudios RKO le dan la oportunidad para sacar su potencial cinematográfico y una nominación a los Óscar con Crossfire. Habrá que esperar tres años más, con In a lonely Place de su marido Nicholas Ray para la Gloria.   
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Un único vector de odio atraviesa una encrucijada de reflexiones
Excelencia de la puesta en escena y de la construcción de la investigación: se van formando unos cruces de encuentros entre dos hombres, entre una mujer y un hombre, por pares o en grupos. Unas líneas de alta tensión recorren estos encuentros, algunas tienen un punto neutro, una zona de relajación: se llama Keely. ¿Quién mejor que Robert Mitchum para marcar la distancia con las emociones, los ojos medio cerrados? Una encrucijada, cierto, pero no de odio: más bien de reflexiones en voz alta, de confidencias también. En cuanto al odio, lo porta un único vector: el que va del antisemita sargento Monty al judío Joseph Samuels. Este vector es el hilo conductor de la investigación. Dmytryk nos conduce de esta primera declaración de Monty al inspector Finley hasta la de Mitch bajo la mirada protectora de Keely.
Versión de Monty
Más detalladamente que en su primera declaración, Monty cuenta en flashback lo que pasó en el bar. Sentados en la barra: Mitch, Floyd, Monty, Leroy. Éste derrama involuntariamente una bebida sobre  la chica que acompaña a Samuels.

Monty y Leroy


 Este chaval de Tennessee, Leroy… un buen chico pero tonto… nunca dice una mentira, comenta  Monty que confiesa a Finley que él es un antiguo policía: ¡cuatro  años en San Luís me han enseñado mucho! ¡Podemos imaginar lo que significa eso en esta época en Missouri!
En cuanto al ejército, dice apoyado en la barra, mirando a Samuels: lo he dejado, igual que Floyd. Estoy harto de ver el ejército lleno de civiles.
Mitch se aparta. En este flashback de Monty, está claro que Mitch se ha ido con Samuels: Floyd y Monty deciden ir a tomar otro trago en la habitación de Samuels donde encuentran a Mitch que, en mal estado, decide marcharse.
¿Y Samuels?: pregunta el inspector Finley. Monty empieza un extraño discurso: nunca le había visto antes. Eso sí, he visto muchos tipos como él… sabe, tipos que se buscaron enchufes durante la guerra, que se cubrieron las espaldas y siguieron siendo civiles. Tipos con grandes casas, tías estupendas. Ya sabe, este tipo de gentes, algunos tienen nombre como Samuels… los de otros son aún más.. “raros”.
Para Keely, el discurso de Monty tiene que ser visto desde otro enfoque que este dudoso racismo que ha percibido el inspector, y quiere restar importancia al asunto, recordando el papel de los judíos y otros nombres “raros” durante la guerra: Debería ver de vez en cuando la lista de bajas del ejército. Están llenas de nombres “raros”. Monty es un inculto, debería leer más.
Más tarde, en un cine, Keely se reúne con Mitch, totalmente despistado, algo borracho, llorando, sin saber quién era esta chica con la que estaba esta noche, … en su casa… he dormido….  La versión de Monty suena bien, aunque no para ti. Tienes que contar la tuya aconseja Keely.

Versión de Mitch


Mitch y Keely

  Monty es un bocazas, dice Mitch: en el bar, se apartó y Samuels se le acercó con una cierta empatía. Era fácil hablar con él; no sé de qué hablamos exactamente.

 Empieza el discurso de Samuels:  con mi chica, estábamos preocupados por usted. Ella se emborracha sólo viendo a los demás emborracharse. Tiene problemas… es divertido… Puede que sea porque ya no hay enemigos que odiar. Durante cuatro años, nos hemos concentrado en… un cacahuete (coge uno en la barra). El cacahuete era:” ganar la guerra”. Se acabó. Uno se lo come, y de pronto, ya no existe.[Samuels come el cacahuete].  Ahora nos miramos unos a otros. No sabemos qué hacer, qué va a ocurrir. Estamos acostumbrados a combatir y no sabemos contra quién.  Se percibe en el aire un montón de odio y de agresividad sin objeto. Alguien como usted puede llegar a odiarse. Algún día aprenderemos a cambiar de actitud. Tal vez dejemos de odiar y nos gusten otra vez las cosas.

Samuels y Mitch


Van a la habitación de Samuels y, poco más tarde, llegan Monty y Floyd. Todos cada vez más borrachos y Monty más nervioso con estos civiles que no invitan a los militares, estos civiles que apestan:
¡ I’m all right, Samy! ¿Qué despedida es esa, qué pasa, judío?, grita Monty cuando Samuels sugiere que ya está bien. ¿Temes que nos bebamos tu maravilloso licor?
Mitch sigue contando a Keely su versión, el encuentro con Genny en un club de jazz donde trabaja  se transforma en un patio iluminado por una luz (¿de luna?)  y con árboles… ¿Habrá soñado? El piso de Genny… sí, seguro, Mitch se acuerda haberse acostado allí…un hombre… dice que es el marido…

Floyd y Monty: otra lámpara, misma locura. Monty, cuando empieza a pegar, no sabe parar.


*****

El odio como arma
El inspector Finley, pipa en boca, va a protagonizar la secuencia clave de la trama en la que expone su reflexión sobre la ignorancia y el odio que pueden conducir al crimen. En su despacho, con su amigo Keely, recibe la declaración del soldado Leroy.
 Leroy, este estúpido chaval como dice Monty declarará: Dice Monty que los judíos vivían como reyes, mientras nosotros estábamos en el frente. Usted (el inspector Finley) dice que son mentiras. No sé… Quizá Monty sacudiera a ese tipo, nada más.
Finley: Eso pensaba hacer, sí. No tenía ningún plan preconcebido. El sentimiento de odio a los judíos funciona a muchos niveles. El de “no puede pertenecer a nuestro club”, el “no puede vivir aquí”,  el “no puede trabajar aquí”- Y porque toleramos esto, existen tipos como Monty. Gente así no surge a menudo, pero destaca del resto.. Las leyes sobre armas existen porque las armas son peligrosas. Un odio como el de Monty es como un arma. Puede dispararse y mata a alguien. Mató a Samuels anoche… Monty se ríe porque es usted de Tennessee, se ríe por su acento. El nunca ha estado en Tennessee. Los ignorantes se ríen de lo que es diferente, de lo que no comprenden. Temen lo que no entienden. Acaban odiándolo.

Inspector Finley/ Robert Young: Acaba de rodar They won’t believe me (Irving Pichel-1947) película negra producida por Joan Harrsion, asistente de Hitchcock. Otra contribución al cine negro: The second woman (James V.Kern-´1950)



Leroy: me desconcierta usted… habla de cosas que no sé nada ¿Cómo sé lo que pretende? ¿Cómo sé que no es usted judío o algo así?
Inspector Finley: ¿No lo sabe? ¿Hay alguna diferencia?
Cuenta la historia de su abuelo inmigrante, irlandés y católico: lo mataron. “Eso es historia. No lo enseñan en las escuelas, pero es la historia de América. Mi abuelo murió porque era irlandés y católico. Samuels murió porque era judío. ¿Ve alguna diferencia, Leroy? El odio es siempre lo mismo, nunca tiene sentido. Un día mata irlandeses, al siguiente judíos o protestantes, otros cuáqueros… puede acabar matando a quien lleva corbata… o la gente de Tennessee”.  
*****

Del homosexual al judío
Todavía la RKO no ha caído en manos de Howard Hugues y el administrador Dore Schary está trazando la carrera de Edward Dmytryk.  Empezó con la descripción de los elementos que caracterizan la especificidad del nazismo: el universo concentracionario y la voluntad de crear una “raza” dominante: Hitler’s Children en los mismos estudios en 1943 es la primera película que trata de la guerra mundial con este enfoque. Al año siguiente, empieza su alianza con el productor Adrian Scott en estos mismos estudios con la puesta en escena original de Dick Powell en el papel del detective Marlowe: Murder, my sweet (Historia de Detective) demuestra la maestría de Dmytryk en el tratamiento del género negro. El equipo Scott, Dmytryk, Powell se reúne en 1945 con Cornered (Venganza) en la que volvemos  sobre las huellas de la guerra, la denuncia de la colaboración de Francia y Suramérica con el nazismo y el fascismo en un ambiente que cuadra también con el género negro. El mismo año, Orson Welles rueda The stranger sobre el tema de los criminales de guerra refugiados en América.
La apuesta de Dore Schary por Dmytryk y Scott para adaptar la obra de Richard Brooks, The Bricks Foxhole, toma necesariamente en cuenta la trayectoria anterior del director y el productor. Está claro que la adaptación no puede ser fiel a la obra de Brooks que trata de un asesinato en el seno del ejército estadounidense de un homosexual. Al límite, los códigos de censura pueden aceptar el primer punto: un asesinato en el ejército. Justo dos años antes, el campo de concentración de Mauthausen fue liberado por el ejército estadounidense. Después de las batallas en el Pacífico con Hiroshima y Nagasaki como punto final, la dialéctica de la victoria se ve acompaña cada vez más por las imágenes de la realidad: unos soldados afectados por los horrores de la guerra como Aldo Ray en Nightfall  o William Bendix en Blue Dahlia… Se trata de llevar al público a  la compasión por estos hombres que han defendido al país. Se justifica la violencia... Se abre camino en Hollywood a la banalización del mal.   
Pero el segundo punto de la obra de Richard Brooks, la homosexualidad, es un tema tabú. Así que la RKO transforma el homosexual en judío, idea del productor Adrian Scott. El antisemitismo, al fin y al cabo, no ha abandonado el país a pesar de las revelaciones sobre los campos nazis y las imágenes de actualidad de Orson Welles en 1945. El mismo año, Gentlemen’s Agreement (La barrera invisible) de Elia Kazan trata el mismo tema del antisemitismo desde la investigación periodística y se lleva los oscares delante de Crossfire
Sin embargo, el guionista John Paxton no se declara vencido por la censura y lanza un guiño irónico  muy furtivo a la homosexualidad, un discreto homenaje a la obra de Richard Brooks: el excelente y muy discreto Robet Mitchum abraza  a un soldado, invitándole a tomar un café. La mano de uno sobre el hombro del otro, se marchan, dirección a un bar,  último plano de Crossfire.  
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