Traducción del video
Le Monde.fr del 11 de diciembre de 2015
«Si pensáis que las
conferencias sobre el clima son suficientes para salvarnos de la crisis
climática, yo pienso que eso no tiene ningún sentido.
Antes de que empezara
esta conferencia COP21], lo sabíamos. Porque esta conferencia ha comenzado con
países que han anunciado la reducción de las emisiones de gases invernadero que
podían respetar. Cualquiera podía sumar todo eso y ver que eso no nos conduciría
a un calentamiento sostenible: nos lleva a un calentamiento de entre 3 y 4ºC.
Sabíamos todo eso
mientras nos contaban que esta conferencia iba a salvar el mundo.
Todo lo que quiero
decir es que tenemos que tomar
distancias con el tema. En otros espacios hay una presión que se ha
desarrollado para cambiar esta dinámica. Existe un movimiento para el clima muy
poderoso: se ataca directamente a las empresas que explotan las energías; hay
el movimiento que milita para conseguir unas inversiones en estas energías; está
floreciendo una comunidad que milita por las energías renovables. Las
conferencias no son los únicos espacios que cuentan cuando se trata de luchar
contra el calentamiento climático.
No soy una fan de
estos tipos de conferencias [como la COP21], la última a la que asistí fue en Copenhague en 2009. Con respecto a Copenhague,
los países en desarrollo aguantan ahora más presión para que no se critique a
los EEUU y Europa. Lo que oímos es que nuestros países, mi país Canadá, gastan
muchos esfuerzos para romper las alianzas entre países en desarrollo. Y se
alían con países desesperados en término de financiación, o sea con los más
pobres y vulnerables al cambio climático. Dividen así con éxito el bloque de
los países en desarrollo. Esa es la gran diferencia con Copenhague. Es una
política en la que se da dinero a estos países, en la que se hace creer que se
quiere limitar el calentamiento a 1,5ºC (digo se hace creer porque de un lado se habla de 1,5 y por otra parte
los objetivos de reducción nos conducen a 3ºC o 4ºC). Se utiliza la
desesperanza de estos países en contra de ellos y eso es injusto.
La cosa más importante
que he podido oír es que este objetivo de 1,5ºC era utilizado como arma contra
los países vulnerables. Porque está claro que se quedan con este objetivo: para
ellos esto significa supervivencia, es la única esperanza para los estados
insulares. Así que claro, van a apoyar este objetivo. Pero lo que los países
ricos piden a cambio por estos 1,5ºC, es demasiado: ejercen una enorme presión para
que no haya reclamaciones futuras sobre pérdidas y daños. Quieren impedir la
creación de herramientas legales que puedan obligar a pagar a los países que
son la causa de esta crisis. No hay nada en el texto que obligue a los países a
dejar las energías fósiles bajo tierra. Sin embargo hay un consenso científico
sobre el hecho de que, para impedir la catástrofe del calentamiento conviene dejar
las energías fósiles bajo tierra.
Así que después de
la conferencia de Paris, la movilización ciudadana tiene que actuar en donde
los gobiernos fracasan y encontrar las estrategias para dejar este carbono bajo
tierra».
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