10.1.16

Dossier Joseph L.Mankiewicz





El tema del Tiempo en el cine negro de Mankiewicz

«Sin su pasado, usted no podría estar aquí hoy: el hecho de que usted esté aquí implica un devenir. Por la mañana, hombre o mujer, usted se maquilla o se afeita mientras escribe un guión sobre lo que pasará este día… lo que habrá que pensar… ¡Suena el teléfono y el guión está jodido! El guión de otro le molesta… la vida te fastidia (echa a perder) tus guiones… ¿El flashback? Para mí, las historias más apasionantes pueden ser contadas así; no pienso que se trate de una astucia, de una técnica artificial…»
(Joseph L.Mankiewicz: entrevista con Michel Ciment).

El instante como conjunción de un pasado y un futuro próximo para formar “el presente”: esta traducción del tiempo en el arte cinematográfico encuentra en la obra de Mankiewicz una representación, una imagen-tiempo. Somewhere in the night (Sólo en la Noche), House of Strangers (Odio entre Hermanos), All about Eve (Eva al desnudo), Letter for three wives (Carta a tres esposas), Suddenly last summer (De repente el verano pasado)…ofrecen unas variaciones originales sobre la utilización del flashback para el tema favorito del director: el tiempo. 
     
« Cuando se trata de flashbacks,  sin lugar a dudas, Mankiewicz es el más grande» escribe Gilles Deleuze en su libro  “Imagen-Tiempo”. Para el filósofo francés, no encontramos en la obra del director unas bifurcaciones en el espacio sino en el tiempo. La imagen del tiempo es la que José Luís Borges describe en El Jardín de lossenderos que se bifurcan. Podemos leer en esta obra de Borges escrita en 1941: « El jardín de los senderos que se bifurcan es una imagen incompleta, pero no falsa, del universo tal como lo concebía Ts'ui Pên. A diferencia de Newton y de Schopenhauer, su antepasado no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan o se bifurcan,  se cortan o se ignoran, abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros, los dos. En éste, que un favorable azar me depara, usted ha llegado a mi casa; en otro, usted, al atravesar el jardín, me ha encontrado muerto; en otro, yo digo estas mismas palabras, pero soy un error, un fantasma».

House of Strangers- Irene (Suzan Hayward): nueva bifurcación en la vida de Max (Richard Conte)


En las películas citadas de Mankiewicz, en cada punto de la bifurcación del tiempo, el flashback encuentra su razón de ser. Cada bifurcación pone en evidencia un circuito propio; cada circuito se bifurca sobre si mismo « como un pelo ahorquillado» escribe Deleuze. Uno o varios de los  personajes que describen un circuito, un fragmento del pasado en el flashback, están creando una desviación en la linealidad del tiempo pasado; nos descubren “un trozo” de su devenir y algo siempre se queda en la sombra, como un secreto que nos toca intuir como espectadores.  La multiplicidad de los circuitos va creando así un nuevo sentido.
La evolución lineal de la historia de un personaje así fragmentada, desviada, corresponde a un flashback muy distinto de, por ejemplo el de , Sunset Bvd (El crepúsculo de los dioses-Billy Wilder-1950) con la voz en off del muerto entre la primera y la última secuencia, Double Indemnity (Perdición-Billy Wilder-1944) que reconstruye la historia a partir de la grabación de Fred McMurray o la inolvidable voz en off de Pat (Claire Trevor) que nos cuenta las vicisitudes de su relación amorosa con Joe Sullivan (Dennis O’Keefe) en Raw Deal (El Ejecutor-Anthony Mann-1948) Apartamos el excelente tratamiento que hace Robert Siodmak del tiempo y el espacio en The Killers (Forajidos-1946) aunque la narrativa de unas cuantas personas, cada una explicando un fragmento de una historia con su propio flashback no corresponde al juego inventivo de Mankiewicz que hace que se bifurquen los circuitos de tres personas en Carta a tres esposas o la Condesa descalza, dos personas en Eva al desnudo. Eliminamos por supuesto el inútil flashback de Postman always rings twice (El cartero siempre llama dos veces-Tay Garnett-1946), traducción pesada y muy torpe de un efecto literario.

Somewhere in the Night- ¿Qué ha pasado?, se pregunta George (John Hodiak)


Para Mankiewicz el efecto literario que mejor corresponde al tema del tiempo cinematográfico es el relato con su pregunta: ¿Qué ha pasado? Al relato hitchcockiano de The Wrong Man (Falso Culpable-1956) sin flashback, en el que la pregunta viene acompañada de esta otra: ¿Cómo hemos llegado a eso? Mankiewicz responde con una representación temporal del relato: el flashback y su multiplicidad de circuitos bifurcandose en un jardín de tiempo. El resultado se ve y se oye en  la autenticidad de los recuerdos, los conflictos consecutivos al peso del pasado: esos nacen y se amplifican en cada situación. Las bifurcaciones implican por supuesto el espacio, el decorado como lo vemos en House of Strangers o en Somewhere in the Night. En el marco del cine negro, el flashback responde a la narrativa de estas dos obras. Por lo que concierne otra obra negra,  Five Fingers, el peso del pasado es permanente debido al tema, histórico en lo esencial, a pesar de su parte de ficción; además, el encuentro entre los protagonistas, el mayordomo del embajador  y la condesa, forma un circuito pasado-presente inmediato: descubren un punto común del pasado que va a definir la relación por venir como un perpetuo flashback.  La memoria conduce  el relato en estas tres películas negras del director, de una manera original, totalmente distinta a la que se ejerce en las demás películas citadas.


House of Strangers- Empieza el flashback


En House of Strnagers (Odio entre Hermanos), la explicitación del relato por medio del flashback no tiene voz en off pero la distribución de los papeles y la secuencia de inicio del flashback conducen a imaginar que la memoria de uno u otro de los protagonistas podría conducir el relato acompañado por la cámara que filma: el padre muerto (Edward G.Robinson) que nos mira desde su retrato, o su hijo Max (Richard Conte) que mira el retrato. Unos circuitos se han formado ya antes del flashback; el de los hermanos de Max, el de Max con Irene, el de Max y su padre Gino. Cada uno lleva a la misma pregunta: ¿Qué ha pasado?: nos invita a entrar en el flashback. A partir de este momento, los circuitos se multiplican, se chocan, se ignoran… estamos El  jardín…  de Borges. La vuelta al presente hace estallar todos estos fragmentos de circuitos, todas las imágenes de los recuerdos que sólo la memoria atenta del espectador puede intentar reconstituir para cada personaje… Un presente que no para de construir una memoria para unos posibles nuevos circuitos, sin por eso acabar con el peso del pasado. Pero Deleuze nos avisa; «Lo que está trasladado es siempre una desviación, una bifurcación.  Aunque la bifurcación no puede, en principio,  ser descubierta sino por flash-back a posteriori, hay un personaje que ha podido presentirla o captarla en el momento, aunque tenga que utilizarla más tarde para bien o para mal… en algunos otros momentos,  cada personaje comprende, aprovechando una nueva bifurcación». Veremos que Irene (Suzan Hayward) sabrá utilizarlas cuando sea necesario (¿para bien o para mal?)….

Somewhere in the Night- George en su búsqueda del pasado


Somewhere in the Night (Sólo en la Noche) trata de la amnesia del protagonista. Por supuesto la pregunta ¿Qué ha pasado? va  a ser el hilo conductor: George Taylor (John Hodiak) tiene un único indicio en su búsqueda del pasado, el nombre de un cierto Larry Cravat; el problema reside en la resonancia que tiene este nombre para unos cuantos personajes extraños y para el hampa de la ciudad. George se encuentra comprometido con un evento que no puede recordar. Así que no es la memoria la que conduce el relato sino más bien al contrario, el relato que se construye ayuda al nacimiento de una nueva memoria.
El director pone en marcha su propia máquina del tiempo que encontrará su pleno rendimiento con Eva al desnudo, De repente el verano pasado y otras grandes realizaciones: los flashbacks, las voces en off, los entrelazamientos del tiempo de la memoria entre unos personajes que manifiestan unos sentimientos profundamente distintos los unos hacia los otros… Somewhere in the night anuncia estas características de las obras futuras del director. Pero, aquí no hay flashback posible ni imagen de un recuerdo; el peso del pasado que los justifica se ha esfumado, la pantalla de los recuerdos es un fundido en negro.
El espectador acompaña este recorrido angustioso que conduce a George de un decorado a otro, de un encuentro a otro, unos diálogos hechos de preguntas y (a veces) respuestas: preguntas del amnésico y respuestas por parte de unos cuantos personajes. Se crean una serie de circuitos que se bifurcan sin flash-back ni imagen-recuerdo: es el teatro de la construcción de una memoria improbable de más y más voces discordantes.
Imágenes ópticas y sobre todo sonoras. Conviene hacer notar aquí una de estas imágenes sonoras: corresponde a la elección de la voz en off en la primera secuencia en el hospital; cuando el protagonista sale del coma, pasamos inmediatamente en cámara subjetiva y oímos la voz en off de John Ireland que empieza a preguntarse ¿qué ha pasado? Esta sustitución de la voz de John Hodiak, define la frontera entre el pasado definitivamente perdido y el nacimiento de una nueva memoria. Tenemos aquí un interesante detalle de la “máquina del tiempo” de Mankiewicz.
El relato se desvela lentamente como una cinta de sueños un extraño y único flash-back: eso sí,  sin flash,  sin representación posible del pasado, pero activa la imaginación a falta de actualizar las imágenes del recuerdo. Así se va reconstruyendo esta posible memoria: cuando una bifurcación se está evidenciando,  otra la borra… Mientras,  el protagonista construye su nueva memoria con los eventos que están pasando;  George es el acontecimiento: «en vez de una memoria constituida como función del pasado que traslada un relato, asistimos al nacimiento de la memoria como función del futuro: retiene lo que está pasando para que sea el objeto venidero de otra memoria» escribe Deleuze.

Five Fingers- Diello (James Mason) en voz en off: el pasado de la condesa,,, y el suyo


En cuanto a Five Fingers (Operación Cicerón), un tema atrae a Mankiewicz, como lo reconoce en su entrevista con Michel Ciment: «En la enorme selección de temas sobre los cuales puedo escribir, reconozco que no tengo verdaderamente interés por los desheredados… Claro, tienen problemas inaguantables y quiero ayudar en los límites de mis posibilidades pero no quiero escribir sobre ellos»…El autor se pregunta: ¿por qué un realizador y dramaturgo tiene tanto interés para tratar de estos personajes decadentes, poderosos…  que son la escoria de la humanidad? Llama nuestra atención sobre la dramatización posible de estos personajes y también su interés por retratar a los empleados, criados, mayordomos...   «El protagonista de Five Fingers sabe lo que quiere: ha sido grumete en un barco; ha visto a un hombre con un esmoquin blanco y ha querido ser “éste” hombre. La única manera de conseguirlo  era el espionaje… y se volvió rico. Eso es la idea americana de “Horatio Algier”. No considero Five Fingers como una tragedia. Para mí, la tragedia en esta historia era la estupidez  de los dos lados durante la guerra. La de los ingleses que han mandado la Operación Overlord ahí y la de los alemanes que no se creían lo que este hombre (Diello / James Mason) les comunicaba. Todo eso es verdadero. La otra historia es ficción: la verdad era distinta pero fue maravilloso, esta pareja ( el mayordomo Diello  y la condesa)… he conseguido no caer en la banalidad… ella ha intentado traicionarlo… y él, en su esmoquin blanco ha reído cuando se entera de que ella fue  arrestada: permanecen fieles a ellos mismos».
Un elemento característico del cine de Mankiewicz tiene en Five Fingers más importancia que en las dos obras negras citadas, Somewhere in the Night y House of Strangers. El crítico francés Jean Douchet lo define como “la virtud cinematográfica del lenguaje” (en su artículo “El cine americano” de los Cahiers du Cinéma nº150 de diciembre de 1963).  Según Gilles Deleuze en su libro citado anteriormente:
«Mankiewicz sería el que mejor ilustra con el cine la diferencia entre “¿Quién piensa?” y “¿Quién ve?”. La bifurcación se vuelve en su cine una correlación visual de un acto de palabra doble: una vez como voz en off, una vez como voz en acto».
Cierto, ningún otro autor ha utilizado el acto de la palabra de esta manera, que dicho de paso, no debe nada al teatro. La fuerza de la palabra en los diálogos (del autor o supervisados por él) deja la imagen en un estado diferenciado de la imagen del cine mudo: se vuelve más enigmática con respecto al texto, más difícil de descifrar. La palabra define las bifurcaciones del relato;  mientras, lo que nos enseña la imagen puede ser descifrado como mentira, engaño.  Los diálogos de la Condesa Slaviska y Von Papen, embajador de la Alemania nazi en Turquía, o de éste con el embajador de Japón, los de Diello con la Condesa… ilustran estas bifurcaciones que sólo uno o algunos personajes pueden descifrar… Estos diálogos se encadenan como tantos acontecimientos que – citando a Antonioni – tienen el tiempo como horizonte.

Five Fingers- Diello, ... un hombre con un esmoquin blanco en Río de Janeiro



 A continuación:
Somewhere in the Night (Solo en la noche-1946)
FiveFingers (Operación Cicerón-1952)

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