21.9.19

Dossier EL OLVIDO


"Hiroshima, mon amour"-Alain Resnais




Dossier:
 El Olvido (presenta página)

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«EL OLVIDO SE ENCUENTRA EN EL PRESENTE»


Olvido y Recuerdo: ¿dos caras de la misma moneda?
Comprender lo que, por definición, se nos escapa y se pierde en algún lugar: Olvidar. Pero ¿dónde se refugia el olvido? Por supuesto, hablamos a veces de llaves perdidas o una dirección o un código olvidados… Entonces surge (¿en nuestra mente?) un nombre, una atmosfera que nos recuerda la cosa olvidada. ¿Desaparece el olvido con el recuerdo? ¿No sería  más bien su “presencia” que se expresa en el surgimiento del recuerdo,  acompañándolo con una imagen borrosa, una posible emoción…,y con la sensación de un registro infinito o de una extraña ausencia en el presente?
« «Dice Bergson: El recuerdo es virtual, pero la imagen-recuerdo no es virtual: actualiza por su cuenta una virtualidad, el “puro recuerdo”. El recuerdo se actualiza en la imagen-recuerdo que va a formar un circuito con la imagen-percepción actual »” (Tercer comentario de Bergson en Gilles Deleuze-Imagen cinéma)



El director de cine Alain Resnais da una representación cinematográfica del “recuerdo puro” en Hiroshima, mon amour: ¿Qué nos enseña la película? El presente de la película, en 1957 en Hiroshima, actualiza una imagen-recuerdo en la ciudad de Nevers en Francia, en 1945. El encuentro con un japonés en Hiroshima actualiza en una mujer un “puro recuerdo”: la imagen del cuerpo muerto de su amante en Nevers: un soldado alemán abatido al final de la ocupación de Francia por las tropas alemanas. Para la mujer, sin Hiroshima no habría Nevers: las dos vivencias son copresentes en ella. Nosotros espectadores debemos restablecer la cronología de los eventos.

El palacio de la Industria se ha conservado en Hiroshima


«El olvido se encuentra en el presente» dice Alain Resnais.  El recuerdo no es un acto, como podría serlo el trabajo de la memoria, sino más bien un estado. La memoria quiere situar el evento de Nevers en el pasado, en la década de 1940. La memoria pone orden, fecha, distribuye en el tiempo, hace un trabajo de historiador. El recuerdo, sin embargo, es más “flotante”: pertenece a esta zona del olvido que adelanta la memoria. En el registro, recuerdo y olvido  pueden surgir en el presente. Pueden, a veces, hacer sufrir en el presente; en este caso, el trabajo de la memoria se queda paralizado. Es lo que pasa a la mujer de Hiroshima, mon amour: se queda aplastada bajo el peso de la imagen-recuerdo, descubriendo los caprichos del olvido: su memoria es una forma que surge del olvido sin capacidad de poner orden, de medir y distribuir una cronología hasta que se comprende lo que significa la separación entre pasado y presente. Ese es el proceso de la mujer en Hiroshima, mon amour.

Nietzsche ve en esta comprensión el trabajo de una fuerza retroactiva: «…toda la historia se vuelve a poner en la balanza y mil secretos del pasado salen de sus guaridas para que les de su sol»(En “La  Gaya Ciencia”-Primer libro 34), hasta que la historia sea digerida.(Ver en el Blog Individuo y SociedadNietzsche y el Olvido).
Nietzsche nos enseña que el olvido es positivo: se educa, se puede controlar y más particularmente es la condición que hace posible la vida social: el segundo tratado de la "Genealogía de la moralidad" se funda sobre esta cuestión de la tendencia al olvido, que es una regulación fundamental de la vida y cómo esta tendencia al olvido puede ser regulada, educada, frustrada, canalizada, representa para Nietzsche el fundamento mismo de la posibilidad de una vida con los demás. Olvidar es realmente un proceso positivo si lo entiendes. Habla de la digestión psíquica espiritual, que es el equivalente más general de una digestión orgánica y material. Olvidar, en el buen sentido de la palabra, es hacer que algo quede inconsciente, pero eso no significa perderlo o neutralizarlo, sino agregarlo con todas las regulaciones físicas que ya están activas. 

Según Nietzsche, el hombre no está hecho para almacenar conocimientos. Para realizar su plenitud, su felicidad –lo que supone disfrutar del presente –el ser humano debe  tener una ligereza, no sentirse paralizado y aplastado bajo el peso del pasado. «Toda acción exige el olvido, al igual que toda vida orgánica exige no solo la luz pero también la oscuridad; un hombre que quisiera sentir las cosas de manera absoluta y exclusivamente histórica, se parecería a alguien al cual se hubiese impedido dormir o a un animal que solo podría vivir rumiando siempre los mismos alimentos. » (Segunda Consideración Inusual-1874)

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El CINE Y EL OLVIDO
¿El cine: una gran” máquina para olvidar” o el “refugio del tiempo”?
El cine ha sido inventado en un siglo obsesionado por el descubrimiento y el dominio del mundo visible y conocible. De ahí a pensar que era una máquina para grabar y guardar memoria, solo había un paso, casi siempre franqueado: el cine sería “el refugio del tiempo”,  la memoria de las cosas pasadas (lo que, de hecho, corresponde a una definición de la historia).
 Para J.L.Godard: «la TV practica el sub-reportaje: se piensa que se está grabando un plano, pero, de hecho, solo se desliza. Pienso que eso conduce a olvidarlo. La TV es una fábrica de olvido mientras el cine fabrica recuerdos»... Sin embargo, especifica que el cine es ante todo un olvido de la realidad y la película presenta un distanciamiento con la realidad... 

«El cine es una máquina para olvidar»dice por otra parte Godard en el sentido de su capacidad para disfrazar la realidad permitiendo que la fuerza de las imágenes y del sonido la invadan; para dar también a esta realidad una forma incompleta, borrando unas partes enteras; enfrentarse con la memoria colectiva, remodelarla con el fin de dedicarla al gran relato, es decir a la deformación; jugar hasta los límites con el tiempo. Quizás no sea una coincidencia que tantas películas hayan retomado el guión de la amnesia con tantas variaciones.

Saber borrar: el cine como instrumento del olvido
"Solo la mano que borra puede escribir la palabra correcta": está fórmula impactante, del escritor y lingüista Bertil Malmberg, puede aplicarse perfectamente al cine. En Hiroshima, mon amour, Alain Resnais aplica esta cita, dando más fuerza al Olvido, sujeto principal de la otra: su cámara lee el texto escrito por Marguerite Duras borrando lo que haga falta para conservar solo su huella en la imagen.
El cine hace que el espectador pueda olvidarse de sí mismo… pero también ofrece la posibilidad, con el encuadre y el montaje, de definir un paso del tiempo según la voluntad del cineasta.  a la que se añade un juego constante entre la aparición y la desaparición ... Resnais aprovecha estas especificidades del lenguaje cinematográfico para trabajar su propia concepción de la relación memoria, olvido, recuerdo, con la singularidad de su firma.

"Hiroshima, mon amour"

Este director prolonga la idea de Godard y es más preciso respecto a la relación entre olvido y cine: « El olvido debe ser construcción. La desesperación es la inacción, la retirada. El peligro es detenerse». Resnais refuta ser considerado como “cineasta de la memoria”, una apelación que conduce a pensar el tiempo de una manera lineal cuando, para él, el cine es esta construcción del olvido, este “instrumento del olvido”: consigue desempeñar realmente su papel de memoria de las cosas del mundo y eventos pasados, tomando en cuenta la memoria, no como un tesoro que se acumula sin fin, sino como proceso interminable y, por eso, conviene borrar para ofrecer la imagen y el sonido, el Ver y el Hablar correctos.
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LA POLÍTICA Y EL “PACTO DEL OLVIDO”

El olvido ha sido un instrumento privilegiado de resolución de conflictos durante siglos; la amnistía sirve a interrumpir un ciclo de violencia, de venganza con el objetivo de reconciliación de ciudadanos enemigos (ver el decreto de amnistía en 403 antes J.C. en Atenas. El olvido esta inscrito en la construcción del futuro democrático de la ciudad.


En España, la transición democrática se acompañó de un  “pacto del olvido” para construir el programa democrático. Esto no funciona al día de hoy. La impulsión social, un movimiento ciudadano, ha encontrado un eco político para una recuperación de la memoria histórica y la reparación de las injusticias: el pacto de olvido es injusto. En febrero de 2019, el homenaje en Francia del jefe de gobierno a los republicanos y a Machado se inscribe en la larga lista de señales y acciones que demuestran la voluntad de acabar con este “pacto del olvido”. El gesto del jefe del gobierno se impone sobre el aniversario del fin de la guerra civil para situar, en el mismo movimiento, el espectro del pasado bajo la mirada del presente. La personificación del espectro en el desplazamiento del cadáver del dictador. Juzgar a los jueces que han juzgado, eso es el proceso memorial Ver El silencio de los otros y el comentario en francés en:  La cicatriz abierta de España en  Radio France Culture). La representación fantasmagórica del episodio actual en el que las víctimas-sobrevivientes actualizan la injusticia vivida y la rabia de la historia robada, mientras el verdugo sale de su tumba puede considerarse como la versión moderna de una auto-de-fe purificadora tan apreciado por la Inquisición católica.

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