2.4.10

Cine y Democracia 4: "M"



"En épocas de mentiras…”
M” de Fritz Lang
«Con M empecé a hacer algo muy nuevo para mí, que he continuado en Furia...
M y Furia son los films que prefiero










ALGUNOS DATOS
“M” tiene el temible privilegio de ser a la vez una obra maestra del principio del cine sonoro, una fecha en la historia de la Alemania pre-nazi, un clásico del cine y la película que Fritz Lang, su autor, prefiere dentro de su filmografía. En 1929, Lang rompe con la productora UFA (“Metrópolis”, “Los espías”…) que ha pasado a manos de los que apoyan a Hitler, y prepara con "Nero-film" su primera película sonora, “M”. Lang realiza la película en seis semanas y la estrena en Abril de 1931.
El actor Peter Lorre, que encarna M, emigró con Bill Wilder a los Estados Unidos en 1933, justo después de Fritz Lang, ya que el régimen nazi utilizó su imagen en el cartel de “M” para su campaña antisemita. El actor Gustaf Gründgens (Schränker, jefe de los truhanes) es famoso por su interpretación de Mephisto en el Fausto de Goethe. Más tarde, el gobierno nazi lo llamará para dirigir el Gran Teatro de Berlín en 1933. Ivan Szlabo realizará una película sobre este personaje.


ZOOMBerlín 1930: los asesinatos en serie de niñas por M provocan una psicosis de miedo en la ciudad, acompañada de continuas delaciones. La actuación policíaca estorba los movimientos del “sindicato de los truhanes”. Entre la administración de la República de Weimar y el “lumpen-proletariado” con sus jefes, se mueve la masa de la clase media, con sus tertulias, sus puros y sus cervezas, estos mismos que se pondrán del lado de la opresión en el nombre de la pureza de la raza, dentro de una increíble mutación histórica.

PANORÁMICA
Más allá de la descripción de una neurosis individual, la película ofrece una pintura sobrecogedora de la opinión publica berlinesa en la víspera de la toma de poder por el partido nazi. describe el estado de animo de la sociedad alemana y representa por una parte, el aparato policiaco con su ministro del interior y, por otra, la organización del mundo del hampa, con sus diversos sindicatos del crimen. Estamos en la época de la crisis económica provocada por la quiebra bursátil en EEUU: cierre de bancos, inversiones bloqueadas, un paro que pasa de 5miliones en 1930 a 10miliones en 1933.
Una lectura retroactiva y una argumentación excesivamente teleológica en función de la evolución ulterior de la política alemana serían cómodas. Sin embargo, el fichaje de los mendigos por los burócratas del hampa o el estigma «M» impreso sobre el pequeño burgués asesino, prefiguran la obsesión de los nazis por registrar la totalidad de la población y, en primer lugar, las categorías que tienen que de-sa-pa-re-cer (como dice Schränker): un número y nada más, que puede ser borrado del registro de un campo de concentración. ¿No será la enfermedad psíquica de M una representación profética de la enfermedad de la República de Weimar agonizante mientras, bajo la máscara del socialismo, se está abonando el terreno para “un nuevo orden”? Al fin y al cabo, los nazis prohibirán la película en 1933 y un documental de propaganda racial de Franz Hippler en 1940 utilizará unos extractos de “M” con el discurso ideológico de Schränker: discurso paranoico atravesado por la fobia violenta del germen que se debe destruir.

MIRADAS CRÍTICAS
Sin entrar en el examen del estilo de Lang y su relación con el expresionismo alemán, es relevante en esta película una banda sonora extremadamente compleja y un principio dinámico que hace pasar la película de la discontinuidad a una continuidad que desvela progresivamente al protagonista, el asesino, el cual toma la palabra sólo al final. Esta continuidad lleva a la reunificación de tres fuerzas hasta hora independientes: la policía, el hampa y el asesino.
Fritz Lang tuvo acceso a documentos sobre los métodos policíacos de la época, consultó psiquiatras y psicoanalistas, encontró gente del hampa, y algunos truhanes actuaron en la película. Se ha inspirado en hechos reales como “la bolsa de los mendigos” o un artículo de prensa donde el hampa ofrecía sus servicios a la policía. En cuanto a Kurten, el Vampiro de Dusseldorf (que da el título a la versión española), no era asesino de niños y cuando su caso fue tratado, Fritz Lang había acabado el guión de “M”.