15.7.10

Mercados: la industria financiera

Ver otras páginas sobre el tema en el dossier: "Las reglas del juego"


Los mercados no son precisamente una fuente de sabiduría: son predadores,
mucha veces son estúpidos, , son completamente impredecibles
…(Joseph
Stilgitz- Premio Nóbel de Economía)


El espectáculo que nos ofrecen los responsables políticos de los EEUU, China, Europa, Rusia, que organizan la transformación del sistema financiero desde la última crisis, pone al descubierto el verdadero escenario.
Después de un primer acto en el cual el Estado imperialista y colonial se hunde, aparece en un segundo acto el Estado-nación, que hace, desde las revoluciones americana y francesa, un arduo camino en medio de guerras y totalitarismos. Este acto representa el guión de la canalización de las fuerzas del trabajo, la integración social con una forma de producción manufacturada, las luchas obreras, los modelos de ciudadanía posibles .





Estamos en el tercero acto y, dice Toni Negri, el Estado-nación agoniza mientras aparece el Mercado Imperial como la reacción capitalista en contra de los viejos sistemas. Vemos nacer una nueva escenografía donde se van generando unos dispositivos que se apoderan de los diferentes aspectos de la vida de los actores (que somos) y los recomponen. Los personajes (que somos) atraviesan la Historia con sus "devenires", manejando un mecanismo que va cercándolos cada vez más, que articula sus relaciones afectivas y socio-culturales, sus deseos, así como los movimientos y las reproducciones de los grupos humanos. Este mecanismo se presenta como la unificación de la economía y las finanzas, la Globalización. En realidad, es el instrumento de una autoridad inmaterial, abstracta, que los mass-medias y los políticos llaman los mercados financieros. Esta autoridad extiende sus raíces por el espacio planetario. En el tiempo, hace del pasado y de los siglos de enriquecimiento cultural un "contenido" comercial. Del futuro, nos da la única respuesta posible: «¡No hay alternativa!».


Los actores se vuelven espectadores, cada uno desperdiciando el enorme potencial que tiene el rasgo de Justicia de su dimensión "Humanidad" para comprometerse. Hay una percepción tendenciosa del problema de la globalización que lo desplaza del ámbito político hacia el cultural (utilización de la red informática, apertura de las fronteras…). Nos encontramos en la "sociedad pospolítica" que denuncia Jacques Rancière, ("El odio a la democracia") en una nueva etapa histórica despolitizada y "culturizada".

Uno de los escenarios posibles para el acto siguiente es la disolución de la democracia en un totalitarismo invertido (Sheldon S.Wolin "La democracia dirigida y el fantasma del totalitarismo invertido")que no nace de una ruptura sino de una evolución dirigida. Su objetivo principal no es la conquista del poder a través de la movilización de las masas sino su desmovilización desde el poder, hasta devolverlas al estado del que ya Tocqueville había advertido que era uno de los peligros de la democracia americana: un sistema político en que el papel de la ciudadanía se vaya difuminando hasta quedar estrictamente reducido al ejercicio del voto el día de las elecciones.El objetivo sería imponer una determinada idea de la realidad: establecer como verdadero lo que de hecho no lo es: En el fondo, mentir es la expresión de una voluntad de poder. Mi poder aumenta si una descripción del mundo que es producto de mi voluntad es aceptada como real. Tal sistema impondría límites muy estrictos a cualquier cambio indeseado. Obama en su discurso en Rusia en Julio 2009: «En un mundo desembarazado de las ideologías, el test de una idea no es saber si es americana o rusa, sino si funciona». ¿Funciona para quién?
Otro escenario para el acto siguiente lo presenta Tim Jackson en "Prosperidad sin crecimiento: una transición hacia una economía sostenible". Su análisis económico demuestra a que punto el sistema actual se encuentra bloqueado. El endeudamiento, causa de crisis dramáticas, deriva de una carrera obsesiva y inestable hacia el crecimiento y la competitividad. Se puede concebir una prosperidad de la economía sin destrucción de la biosfera. Los actores (que somos) se deben de desarrollar una voluntad de cambio.


Si no quiero ser simple espectador y quiero despertar esta voluntad de cambio ¿qué formula utilizar para enfrentarme a un mercado "global" que no representa ni un mundo ni una civilización sino, más bien «una máquina neutra y universal que puede funcionar en todos los mundos» (Slavoj Zizek)? ¿Puedo prescindir de acercarme a sus reglas para palpar los mecanismos que son de mi responsabilidad como actor? ¿Puedo hacer de este acercamiento una tarea simple, con los medios de información que tengo a mi alcance?


Me propongo, en lo que sigue, efectuar un "spersa colligo" , reunir lo que esta disperso y practicar un collage posible. Los instrumentos y actores del mercado son descritos en el Glosario Mercado-Estado (ver pestaña) y corresponden en el texto a palabras en Negrita. Por otro lado, damos un corto resumen de su desarrollo durante el siglo XX en la dirección siguiente: Desarrollo de los Mercados.




Origen de la industria financiera: La carrera hacia la productividad


Con el auge de la robotización y de la informática, el cost e del trabajo por producto, así como el precio de la mercancía, tienden a bajar. Para prevenir la consecuente disminución de la masa total del beneficio, conviene aumentar la productividad del trabajador, o sea el valor de lo que éste ha producido. Estamos delante de una paradoja: cuando la productividad aumenta, tiene que aumentar todavía más para impedir que el volumen de beneficios se contraiga. Lo que nos conduce a intuir que tal sistema globalizado tiene un límite.
«La carrera hacia la productividad tiende a acelerarse, los efectivos a reducirse, la presión sobre los empleados a crecer, el nivel de la masa salarial a disminuir. El sistema evoluciona hacia el límite interno que representa la falta de rentabilidad de la inversión en la producción y de la misma producción» (André Gorz).




Unos cimientos ficticios

Cuando la producción no es capaz de valorizar el capital acumulado, una parte creciente de este capital alimenta una industria financiera. La finalidad de esta industria es «refinar el arte de hacer dinero, comprando y vendiendo nada más que diversas formas de dinero» dice Gorz. La masa de dinero que esta industria gestiona sobrepasa la masa del capital que gestiona la economía real pero su valor es ficticio.
La Bolsa capitaliza el crecimiento futuro, los beneficios futuros de las empresas, el alza futura del precio de la vivienda, las ganancias futuras debidas a las fusiones de sociedades y las concentraciones de empresas. Los bancos incitan a los particulares a comprar acciones o a hacer inversiones inmobiliarias, a pedir hipotecas al ritmo de aumento de su capital bursátil ficticio. Gorz concluye que si hay una amenaza de hundimiento de la economía mundial, ésta no se debe a la especulación, los paraísos fiscales, o la falta de regulación, sino a «la incapacidad del capitalismo para reinventarse, ya que se perpetua y funciona unicamente sobre unos cimientos ficticios, cada vez más precarios».
De todas maneras, la falta de regulación de este sistema globalizado acentúa el problema. Cuando la economía abandonó el sistema regulado por los Estados para adoptar un «capitalismo financiero sin control ni cortapisa» (ver Desarrollo de los Mercados), la desregulación de las finanzas permitió a los actores del mercado crear sus propios modos de regulación «la gobernanza por el delinquimiento». Es un espacio de libertad en el cual la sed de ganancia manda…No faltan los ejemplos.






A los mercados, no se les puede dejar solos.


Es evidente la falta de eficiencia o de racionalidad en el comportamiento de sus operadores (ver también en la pestaña Glosario Mercado-Estado: índice de miedo sobre la inestabilidad y la volatilidad). Los mercados no procesan correctamente la información relevante, ni amparan decisiones racionales. Son comportamientos gregarios, de manada, que acaban imponiéndose al análisis objetivo.Para unos cuantos economistas, analistas o políticos, eso pone en evidencia el necesario fortalecimiento de gobernación financiera global. Sus críticas y proposiciones que inundan los informativos y la prensa no dan señal de una voluntad de reinventar el capitalismo sino de adaptarlo a las circunstancias, a favor de una crisis por ejemplo. Algunos denuncian: la eficacia de los mercados es más que discutible y conviene poner un punto final a la especulación financiera o, por lo menos, favorecer inversiones a largo plazo, con actores que no se pongan nerviosos con el más mínimo sobresalto en el mercado. Conviene también establecer una distinción entre mercados con actividades económicas reales (materias primas…) y mercados ficticios de productos derivados "donde se juega al bingo", según el economista Jacques Attali.
La velocidad de ejecución de una orden de compra/venta en la Bolsa es de 170 micro segundos. Más de 40% de las operaciones financieras se hacen a través de programas informáticos sofisticados. Así que podemos hablar de delito organizado de iniciados.



Uno puede preguntarse cómo el inversor puede tener confianza en el sistema. Por otro lado, la última crisis demuestra que la coordinación entre las plataformas electrónicas de contratación es necesaria ya que pueden provocar el caos y tienen que mejorar .
En cuanto a los especuladores, ellos son las bestias negras de los países que tienen desequilibrios fiscales y que lo pagan muy caro. Si se critica su voracidad, ellos pueden responder que si su actuación basta para hundir las finanzas de un país, es que hay algo en ese país que no funciona bien.

¿Cómo regular unas finanzas que tienen el don para rodear o esquivar las reglas?
¿Cómo poner fin a la especulación financiera cuando el Reino Unido es el primer paraíso fiscal con la City de Londres?
¿Conviene imponer unas leyes a los mercados y utilizar en el nivel político una retórica de confrontación? El sistema político no puede engañar al mercado como engaña al elector.



Conclusión


Los mercados representan la forma institucional que se ha elegido para gestionar las relaciones entre deudores y acreedores… según los únicos intereses de los acreedores. Son ellos los que aprecian la cualidad de las deudas y los que definen la conducta que hay que tener con los deudores.
Con el tiempo, los gobiernos han integrado la coacción de los mercados financieros como una segunda piel, a la tutela de una comunidad de inversores con sus movimientos de opinión. Han sometido las decisiones económicas de la colectividad de los ciudadanos a los inversores, lo que significa que un tercero, que no es parte del contrato social, sin embargo tiene el poder de imponer a esta colectividad las cláusulas más importantes de estas decisiones.Parece lógico pensar que la coacción de los mercados financieros, dominados por los inversores, no tiene otra finalidad que la satisfacción de dichos inversores. La vida económica de toda colectividad se ve subordinada, o más bien, substraída a la soberanía de la deliberación colectiva.
Cuando los inversores deciden que hay "un problema griego" la prima de riesgo de Grecia sube a toda velocidad, lo que va pesar más sobre su deuda, agravando la situación que habían denunciado. Si un gobierno no se conforma con la conminación de la comunidad de inversores, tantas veces confirmada por las agencias de calificación, los títulos de su deuda entran en un remolino especulativo, su firma se ve contestada, el coste de su financiación aumenta todavía más: el mercado contraataca…Es un movimiento que tiene un carácter auto realizador: es la convergencia de una opinión colectiva inquieta con una voluntad de desestabilización especulativa que llega a convencer a todos los operadores para sumarse a la persecución.


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