1.8.10

Liderazgo y soberanía

Ver otras páginas publicadas sobre este tema en el dossier: "Las reglas del juego". El Glosario Mercado-Estado actualizado explicita algunas definiciones de los términos técnicos en negrita.



El mercado se ha formado, unificado y globalizado, apoyándose, para expandirse y hacer circular sus poderes, sobre unos signos de soberanía, propios de los Estados, a saber:
-un poder monetario con la preeminencia de tres divisas Yen, Euro, Dólar, esta última como moneda hegemónica[1].
-un poder militar que garantiza la seguridad, con la supremacía de EEUU sobre los otros Estados desde el final de la Segunda Guerra Mundial, marcado por Hiroshima y Nagasaki.
-un poder de comunicación con la influencia de un "modelo occidental" y una lengua que tiende a universalizarse.
Este mercado, constituido como espacio público al nivel planetario(ver Introducción en la etiqueta "Las reglas del juego"), aparece así como categoría política supranacional con la capacidad para sustituirse a las soberanías nacionales.







Soberanía




La soberanía habla con la voz de Maquiavelo : «Cuando hacemos algo por necesidad, debemos presentarlo como si lo quisiéramos por nuestra propia voluntad». Todo el problema consiste en definir la necesidad: ¿los intereses del pueblo o de un grupo dominante de individuos?
A partir de la afirmación histórica del principio revolucionario de la soberanía nacional, la configuración de la política como esfera de determinación de los intereses generales pasa a depender del circuito del voto y de la representación política, circuito entendido como nexo de comunicación entre sociedad y Estado, dotado de legitimidad racional en el sentido de Max Weber, es decir, concretable en el principio de legalidad como expresión de la voluntad general.


La soberanía estatal en la economía de mercado
Conviene definir el concepto de Soberanía Estatal en el escenario globalizado que tenemos. desde que se decidió la desregulación (ver "Desarrollo de los Mercados"), los EEUU accedieron a una posición hegemónica en los mercados económicos y financieros como lo desarrollaremos más adelante.
«La Historia enseña que los gobiernos que sirven los intereses de sus pueblos sobreviven y prosperan…La soberanía de las naciones ha de ser un pilar del orden internacional…Un orden mundial que intenta elevar una nación o un grupo de individuos por encima de los demás está condenado al fracaso». En este discurso de Obama en Rusia, la multipolaridad aparece como la intención, pero la soberanía nacional al servicio de los intereses del pueblo esconden a veces unos intereses más opacos.
La situación mundial desde los años 2008 lo demuestra, particularmente en Europa: ¿Es soberano un país que, sometido a los ataques de los mercados financieros, pide una ayuda solidaria por parte de la Unión monetaria a la cual pertenece con las condiciones impuestas por esta Unión, manteniendo sus fuerzas armadas (4% PIB en Grecia), que no puede tomar medidas propias.
¿No es la prueba de que hay efectivamente un pacto financiero-política para apropiarse del esfuerzo económico de todo un país?
Por otra parte, la solicitación del FMI para resolver la crisis griega conduce a los EEUU (el principal proveedor del Fondo) a tener un papel esencial y, de hecho, les da un derecho de tutela sobre las economías europeas (ver Estados y Mercados). ¿Es Europa soberana en estas condiciones, y por qué los países de la zona euro, los más numerosos en el consejo de administración del FMI, no han fusionado sus representaciones para hablar con una sola voz?


No olvidemos la influencia excesiva de los grupos de presión (lobbies) sobre los tecnócratas de Bruselas y los diputados nacionales y europeos, o los senadores de Washington. ¿Qué queda en estas condiciones de la representación de los votos ciudadanos?
Después de haber inventado el capitalismo y dominado el 70% de las poblaciones y de las tierras, Europa se encuentra con una soberanía arruinada, no por los totalitarismos que ha parido, sino por su impotencia y su falta de visión y de alternativas frente al reto que representa la universalización del capitalismo. Gobernada por una mayoría conservadora y liberal, Europa no ha respondido con celeridad a la crisis, no ha visto llegar esta crisis de las deudas soberanas de sus Estados, no ha informado a tiempo a sus miembros. Estas críticas hechas a Europa abonan como siempre la nostalgia de una vuelta a una soberanía nacional, o más bien un nacionalismo populista y simplista[2].
En cuanta a la retórica que emplean los presidentes europeos cuando sugieren que es posible preservar el modelo social europeo «sólo con que la gente trabaje más y mejor» y que siga siendo un «ejemplo para el mundo» (dice el presidente del Consejo Europeo), es una demostración de la carencia del "soberano" con respeto a la cita de Maquiavelo: ni las necesidades ni la voluntad están expresadas concretamente.
Por otra parte, los Estados que, en nombre de los intereses de sus pueblos, se declaran en guerra contra los "rogues states" (Estados canallas), como los llamaba Georges Bush, ¿no son ellos mismo unos " Estados canallas " y no han demostrado que pueden abusar de su poder como Estados soberanos legítimos? según Jacques Derrida (Les voyous: Los golfos), después del 11 de Septiembre 2001, tal denuncia ha perdido su fuerza. Un estado soberano es potencialmente un Estado ruin. La soberanía declarada no llega de forma inestable o crítica. Está instalada, y su uso es ya un abuso por su tendencia a imponerse sin reparo. Si su poder militar es bastante fuerte, esta soberanía nacional tiende a la" hegemonía imperial ".
No es necesario preguntarse dónde se sitúa esta soberanía: una crisis económica provocada por una gestión inadaptada a la situación global pone en evidencia el poder del sistema financiero que, en ciertas ocasiones, ha pedido a gritos la ayuda del Estado, originando así esta crisis. La posición supranacional del Mercado desenmascara a los "Inversores de un sistema canalla".



La aristocracia financiera
«Existe una tendencia innata en las "élites" a idolatrar a los hombres que hacen mucho dinero, y a deducir que saben lo que hacen» (Paul Krugman). Aunque el único jefe de Estado socialista del G8 en la época de la desregulación denunciaba a los que "hacen dinero mientras duermen", no tuvo más remedio que adaptar su política a la regla del juego que impone la economía de mercado. El "no hay alternativa" de Margaret Tatcher puede aplicarse al sistema político. Lo que no significa que derecha e izquierda son equiparables[3], sino que hasta la Administración demócrata estadounidense dirigida por un Kennedy, un Carter o un Obama se somete a la ideología del mercado, aunque más suavemente que los socialistas europeos, ya que su deuda es todavía muy apetecible para los inversores.
Los Estados de bienestar se han transformado en Estados- empresas[4] y sus jefes se presentan en la foto de familia que concluye las misas de los G2, 8 o 20, como accionistas y empresarios que saben capitalizar, ahorrar, estructurar, reformar… para satisfacer a quien está detrás de la foto de familia: la aristocracia financiera.

Las transacciones financieras corresponden a un movimiento de dinero "virtualizado", satelizado, "transfigurado" en paraísos fiscales, que dobla al PIB mundial. El grupo de individuos que participa, por sus inversiones, de estos movimientos ¿forma una clase social? Los sociólogos Pinçon y Charlot (Los Guetos del Gotha) hacen un boceto de esta clase social que vive probablemente en ostracismo: su riqueza multiforme tan económica como cultural o social con sus redes múltiples y sus fundaciones, los moviliza ciertamente en la defensa de sus intereses, y probablemente en la de su clase social. Al grupo conocido de las grandes familias y dinastías, se añade esta nueva riqueza que ha creado el desarrollo de los mercados financieros.

¿Se puede hablar de una clase dominante?

La defensa de los intereses de su clase tiene que hacerse desde un conocimiento del funcionamiento de la sociedad, de sus sacudidas, sus necesidades y deseos, probablemente con el cinismo tranquilo de los que se relajan en su poder de dominación. Esta aristocracia del dinero influye sobre el sistema político para que las leyes defiendan sus intereses presentándolos, si es necesario, como garantía del interés general[5]. Es como si la secuencia revolucionaria de 1789 no hubiera roto el orden antiguo sino, como lo señalaba Tocqueville, enraizado el reino de la Administración y la burocracia, sostenes hoy del sistema empresarial, en un juego de alternancia entre dos partidos. Una verdadera cortina de humo. Las mismas instituciones internacionales se ponen al servicio de esta política[6].
Añaden los sociólogos: «la alta sociedad es un iceberg. Más se ve, más hay escondido». Mientras no vuelvan a la tierra estas sumas colosales de dinero en una operación topológica de repartición, fuera de toda utopía, la relación "dominante-dominado" seguirá aumentando la fractura que vive la humanidad. Mientras el "dominado" no realiza su propio potencial de acción como ciudadano y como colectivo, tal operación no podrá efectuarse. Ni el control por su parte de los servicios públicos, energía, agua, educación, red y correos …




Liderazgo









Modelar el mundo ("Shaping the World" según Bill Clinton)
La doctrina adoptada por el neoliberalismo y tan fácilmente aceptada por las fuerzas políticas de la socialdemocracia, es la necesidad de una globalización caracterizada por la apertura de las fronteras (Organización Mundial del Comercio) y la creación de una red que le da su cualidad técnica y promovida por la Administración Clinton. A partir de este enfoque, esta doctrina utiliza todos los medios informativos para poner el acento sobre la vulnerabilidad de esta globalización y la consecuente necesidad de asegurarla. En la realidad, lo que no se ha contemplado es que la ausencia de regulación lleva la economía y las finanzas al delito organizado, acentúa las desigualdades y aumenta la vulnerabilidad de las zonas más frágiles de la humanidad y de su medio.
La perspectiva de la vulnerabilidad de la globalización del mercado, con el añadido de la utilización del dólar como divisa privilegiada y el poder militar, dan a los EEUU una posición hegemónica, el centro de un núcleo que impone su autoridad y ofrece a sus aliados la participación al modelado de la globalización.






El centro del núcleo
El hecho de poder controlar los flujos financieros en dólares que pasan por su territorio, imponiendo unilateralmente las normas que modelan las reglas de los intercambios comerciales permite al gobierno estadounidense amenazar a los bancos y a las instituciones financieras mundiales después del 11 de Septiembre de 2001 «Si os negáis a ayudarnos, trasmitiéndonos las informaciones o congelando las cuentas (de la red financiera del terrorismo internacional), nuestro departamento del Tesoro dispone de la autoridad necesaria para bloquear vuestros haberes y vuestras transacciones en los EEUU»(Georges W. Bush el 23 de septiembre de 2001). Se trata de presionar a los gobiernos para unas «cooperaciones que sean precisas para acabar con los terroristas y las armas más mortíferas del mundo, involucrar al mundo en privar de apoyo al terror y al extremismo, restablecer los valores estadounidenses y hacer que la patria sea más segura y más consistente» (el candidato Barak Obama el 1 de Agosto de 2007)
Los aliados del centro
Bill Clinton estrenó la política de sanciones y represalias contra el terrorismo con esta declaración: «Los EEUU actuarán multilateralmente si es posible, unilateralmente si es necesario cada vez que sus intereses vitales estén en juego» y describía así estos intereses vitales: «el acceso sin trabas a los mercados claves, a las fuentes energéticas y a los recursos estratégicos».
Barak Obama, unos meses después de recibir el premio Nóbel de la Paz declara[7]: «Fortaleceremos las viejas alianzas que nos han servido tan bien, y, en la medida en que más países y capitales amplíen sus influencias, construiremos también nuevas alianzas y más exigentes estándares e instituciones internacionales». Es difícil no pensar en la segunda guerra mundial cuando se habla de las viejas alianzas (la contienda en Europa y la alianza con los europeos occidentales ¿incluyendo la Alemania nazi? han servido tan bien los intereses norteamericanos). Añade Obama:«Nuestra seguridad nacional depende de nuestra capacidad para usar nuestros incomparables recursos, así como la seguridad mundial depende de un liderazgo norteamericano fuerte y responsable». si la guerra es necesaria, EEUU intentará crear alianzas que las respalden:«Buscaremos el apoyo de instituciones como la OTAN o el Consejo nacional de Seguridad » lo que no significa que no se renuncie abiertamente a la posibilidad de intervenir sin esos apoyos.

Los países socios y aliados constituyen para los EEUU la primera línea de su dispositivo de protección estratégica. La doctrina jurisdiccional introducida después del 11 de Septiembre de 2001 con el USA Patriot Act da competencia a las jurisdicciones estadounidenses para juzgar cualquier situación que afecte a los intereses de los EEUU en cualquier región del mundo.
Viaje de Obama a Europa: «Venimos con la intención de escuchar y aprender, pero también con el propósito de promover el liderazgo norteamericano…A América le incumbe la tarea de obrar para la recuperación global y reconstruir en el mundo la confianza… Los EEUU se deben a esta tarea…y los socios deben unirse a ellos»
Viaje de James Jones, consejero a la seguridad nacional de EEUU: «Deseamos un dialogo con el resto del mundo sobre los temas importantes que hemos de enfrentar colectivamente. Se trata de un enfoque que realza el respeto que tenemos hacia todos nuestros aliados y hacia los países que, por su conducta, aparecen dignos de tal respeto».



Retórica del líder


«Si se quiere movilizar a la gente, la visión de la sociedad perfecta es importante… La retórica es importante y hay que hacerla bien… La retórica del "mundo perfecto" puede convertirse en una barrera al progreso y volverse en contra del cambio.» dice Amartya Sen.




La autoridad necesaria
La categoría supranacional constituida por el Mercado ha demostrado que esta es la verdadera soberanía, la cual necesita de una autoridad. Los medios de comunicación han reforzado la encarnación de esta autoridad en el presidente de EEUU. Estos medios ponen en evidencia el poder emocional de las imágenes, poder blando o duro (Joseph Nye) según las circunstancias. Como lo anuncia el consejero de Georges Bush: «Somos un imperio, y cuando actuamos, creamos nuestra propia realidad». Los mismos medios hacen relevante el poder del discurso (Kennedy o Obama), si es necesario, para "crear" la realidad de un poder simbólico: una realidad presentada como más justa por el presidente que propone hacerla compartir dentro del espacio público único así construido. La utilización de la red potencia el mensaje, particularmente en periodo electoral (elección de Obama con una hipersegmentación de los correos electrónicos mandados a grupos definidos con precisión).
Los medios de masa podrían llegar a ser líricos si no apareciera la evidente propaganda afín al poder de turno: «La era de Obama empieza como una época en la cual el capitalismo ha frenado su camino incontrolado hacia el abismo, y adquiere un perfil más prudente, más igualitario y más duradero».

La desmovilización de los ciudadanos
Se consigue con:
-un desequilibrio del sistema a favor del ejecutivo al cual apuntan los focos de los medias en detrimento de la representación política del Parlamento, del espacio público y la idea de lo común,
-la doctrina de la vulnerabilidad con el acento puesto sobre las amenazas, una política cargada con la ideología de la superioridad moral de la nación, la explotación de los miedos y el patriotismo.
Joseph Stiglitz dimitió de su puesto de vicepresidente del Banco Mundial denunciando «la creación de una atmósfera de temor colectivo y de impotencia individual» que permite la despolitización ciudadana necesaria para que el poder corporativo se vuelva más político, y el Estado más orientado al mercado.
¿No le conviene al ciudadano ser más crítico con él mismo y reconocer su atracción hacia los líderes políticos, particularmente en periodos electorales? Atracción que se torna en obsesión para algunos bajo la influencia de debates televisivos o de opiniones periodísticas que no informan con rigor ni ponen las cosas en su contexto.

Llegando al final de este intento de acercamiento a las reglas del juego político-financiero actual y de lo que aparece en las páginas anteriores (Ver etiqueta "Las reglas del juego"), el mercado imperial, con la garantía de los EEUU, aparece, hoy más que nunca anteriormente, como una forma desordenada de gobierno del mundo (Alain Joxe: L'empire du chaos-"El imperio del caos") marcada por la pérdida de un liderazgo económico e ideológico por parte de los EEUU que se limitan a imponer su fuerza militar ¿No es el sintoma de la decadencia de un sistema?. En esta hipótesis, nos podemos preguntar sobre la eventualidad de un modelo donde el mercado puede acomodarse de otro apoyo que EEUU y sus aliados en cuanto al liderazgo y otra moneda o cesta de monedas, sin que cambien las reglas del juego.

Sin embargo, están brotando por todas partes unas estructuras colectivas y unos pensamientos originales . Marcadas por «una dinámica constitutiva de lo singular y de la multiplicidad, de la inteligencia y del cuerpo, de la libertad y de la necesidad»[8], estas estructuras nacientes pueden constituir una fuerza de resistencia a un poder que tiende a subordinar y frenar esta dinámica y, como lo sugiere Slavon Zizek, dar así la señal del fin del orden simbólico de la autoridad, personificada y paternalista u oligárquica. Lo singular y la multiplicidad podrían ser una de las pistas que me propongo seguir, como lo he manifestado en Acompañamiento, para airearme después de tanto humo y tanto fango.

En vez del caos bárbaro que pueden crear las metástasis de unas células institucionales y las moléculas proliferantes de unas castas, sectas, partidos o, peor aún, del organismo unicelular que representa un gobierno mundial, prefiero el caos alegre de partículas libres .


Notas[1] En 1873, la quiebra de un banco de EEUU provocó un pánico financiero que llegó hasta Europa, derivó en una crisis de crédito que marcó el declive del Imperio Británico y de la libra, y el inicio de la hegemonía EEUU y del dólar. Los Británicos no podían competir con el coste de la mano de obra EEUU ni con su empuje. Sin embargo, tuvieron que pasar muchos años y la crisis de 1929 para que EEUU se asentara en ese liderazgo. Y nada menos que la 2ª guerra mundial para que el dólar empezara a dominar.
Actualmente, cinco monedas actúan como divisas de reserva internacionales: dólar, euro, yen, libra, franco suizo. 2/3 partes de esas reservas están denominadas en dólares.
EEUU sigue siendo la economía la más flexible y la más potente con la europea, con una política económica más fácil de corregir que la de la zona euro. Aunque pierda importancia relativa, el dólar puede mantener su posición como moneda de reserva principal por bastante más tiempo.

[2]Con respeto a la lentitud de las decisiones en Europa frente a la última crisis, se puede leer en los medios: Una mejor regulación de los fondos alternativos es una de las prioridades de Bruselas. La comisión europea "busca" un nivel de tratamiento de los gestores de fondos extra-europeos que sea igualitario, desde el momento que respectan a las reglas europeas, ofreciéndoles un "pasaporte europeo". Está" intentando" definir las modalidades de atribución de ese pasaporte.
La zona euro declara la guerra a los especuladores y Bruselas "reflexiona" sobre una legislación más severa sobre las agencias de notación. La Comisión "constata" la ausencia de agencia de notación europea, la falta de competitividad y las dudosas prácticas de las tres agencias anglo-sajonas que son las que manejan el cotarro en los mercados.
Esta lentitud ha sido un terreno de abono para los especuladores.

[3] En un entrevista de EL Doctorow a El País del 1 de Mayo de 2010: «Siempre ha sido más fácil para la derecha llegar a la gente. El psicólogo Wilhelm Reich dijo que la mente del hombre promedio está construida para el fascismo: es mucho más fácil para la derecha llegar a ese lado antediluviano de la gente, sus miedos, sus ansiedades, que para la izquierda tratar de apelar a la razón».
[4] Es la constitución de la ideología de la empresa como eje central de un nuevo tipo de régimen, cuyo propósito es conseguir que el Estado-empresa ocupe el lugar del Estado-providencia con el fin de que la Empresa-Estado y su república de Accionistas ocupe triunfen en la contienda internacional. Competir para vender, y el jefe del Estado es el héroe político-comercial, vendedor por antonomasia (José Vidal-Beneyto, El País 14 Marzo 2009).
[5] También parece influir sobre el sistema informativo y científico de la economía como lo señala el economista y consejero de jefes de Estado, Jacques Attali: «Sabemos hasta qué punto (los economistas) se encuentran hoy en día encerrados en un callejón sin salida teórico, consecuencia probable del servilismo que han manifestado frente a los comanditarios de sus saberes. Estos los han retribuidos con generosidad para conducir la "ciencia" económica en la dirección que correspondía a sus intereses en vez de en la que podría ayudarnos ahora»
[6] El Banco Mundial por ejemplo, practica la pura racionalidad bancaria, lo que implica la explotación sistemática de las poblaciones de los países interesados, la privatización de los bienes públicos y de los Estados, y la apertura de estos países a los predadores del capital mundializado.
[7] El País 28 Mayo 2010 con un título propagandista que no corresponde al contenido:"Obama entierra el ardor guerrero de Bush"
[8] Toni Negri: "La anomalía salvaje"