16.4.11

Mujeres en la revuelta



EL ESPIGADOR
nº5

Preliminar
Enfrentado con el problema de los funcionarios y ministros que pertenecen al partido del presidente destronado, el gobierno transitorio de Túnez decide tratar cada caso por separado. Se opone así a cualquier forma de "caza de brujas", termino de todos modos impropio en este caso, ya que conviene reservarlo a los poderes cristianos que quemaron en la hoguera a tantas mujeres, probablemente para tomar en cuenta la igualdad de géneros, ya que a los hombres los mandaban a la muerte en las cruzadas. En Túnez, hubo más bien la caza de unos brujos que hacían desaparecer la riqueza del país hacia ciertos paraísos.

En Túnez, una comisión prepara las elecciones que permiten la puesta en marcha de una Asamblea constituyente[1] . La comisión ha decidido de unas listas electorales paritarias mujeres-hombres. Así, las mujeres están en una posición de elegibilidad. Es una disposición única en el mundo árabe, un hecho histórico.

Mientras, en Libia, con una metralleta de plástico en la mano,   las mujeres cantan y gritan los esloganes pintados en las pancartas de las manifestaciones callejeras: «necesitamos armas», «queremos armas para los rebeldes», «no queremos leche para los niños, queremos armas para nuestros hermanos».




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[1] Los europeos no han tenido esta suerte, ya que los poderes fabricaron en la sombra una Constitución que, una vez rechazada, fue transformada, por magia, en el Tatado de Lisboa.