19.11.11

¿Se vota a favor del interés general?

¿Puede el Estado hacer prevalecer todavía el interés general?

Cuando el economista inglés Keynes proponía asegurar el equilibrio económico con la intervención del Estado para apoyar a las clases desfavorecidas, se trataba de hacer prevalecer así el interés general. Los políticos han mostrado que las reglas del mercado los dominan, sin margen que les permita aplicar un programa político que permita una justa repartición de la riqueza que corresponde a un verdadero Estado de bienestar. Sólo la ideología liberal ha podido hasta ahora seguir la corriente impuesta, ha promovido la famosa "única vía posible" y, apoyada por los medios informativos, privados en su gran mayoría, ha sabido manipular una poblaciones ignorantes en Grecia, Portugal, Irlanda y ahora España.

Desde luego, no es con un voto a un partido político liberal de derecha que ha hundido el país, como en Grecia, como se puede manifestar tal resistencia. O en España, donde el cambio de partido de gobierno sigue teniendo un perfume de democracia, después de tantos años de oscurantismo. No se toma en cuenta que el voto a un partido de ideología liberal, causa de los problemas económicos mundiales, agudizará la fisura entre ricos y pobres y nos aleja del Estado de justicia.

Sin embargo, las poblaciones están indignadas por unos recortes y medidas de austeridad que los obligan a pagar una crisis que no es suya. ¿Son capaces de poner en tela de juicio la vía elegida por un sistema de globalización injusto que hace de los mercados un imperio que fija las reglas del juego?

Los tecnócratas, políticos, economistas…pueden proponernos una nueva moneda, un federalismo, un proteccionismo que nos defiende de los ataques de los tiburones: el interés general estará puesto en evidencia unicamente cuando sepamos, por los menos como europeos, manifestar una resistencia constructiva a lo que Habermas llama ya la post-democracia.

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El rapto de Europa


Estamos en un momento en que, frente al riesgo de fracaso del proyecto europeo, florecen unas cuantas ideas: salida de ciertos países ricos con un neuro o nuevo mark, una Europa con dos velocidades… la vuelta para otros al dracma, el escudo, la lira y la peseta… un camino hacia el federalismo con un gobierno económico para empezar… un proteccionismo frente al dólar y el yuan… tener una moneda común para el mercado exterior y cada uno su moneda dentro de Europa…

En Francia se está desarrollando un debate sobre el euro, la globalización y el libre comercio en la página web "manifeste pour un débat sur le libre échange" ("manifiesto para un debate sobre el libre intercambio"). El Blog memento se inspiró en este debate para tratar de los "Fundamentos erróneos del euro". En esta página, intentamos resumir brevemente algunas ideas de interés sobre la situación actual y las posibles evoluciones. particularmente a partir de las ponencias de Emmanuel Todd, Jean-Luc Gréaud o Fredéric Viale (miembro de consejo de administración de Attac-France).

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"Las leyes del trabajo en Europa vuelven a los trabajadores perezosos" dice el presidente del Fondo soberano de China.

Desde la creación del euro, los tecnócratas y políticos se aplicaron para convencer a las poblaciones de que la única vía posible era la plasmada en sus tratados. Presentaron esta vía como la mejor solución para "empujar hacia arriba a todos los pueblos de la zona". El rechazo por referéndum de los franceses y holandeses al proyecto de Constitución, (presentado a los europeos por una Asamblea Constituyente no elegida por estos), no cambió en nada la vía elegida.

Hoy, cuando Europa pide a China que participe en el rescate de los fondos soberanos de los países en dificultad, China estima que no es una inversión rentable porque las leyes del trabajo europeas son ineficaces, que "la sociedad de bienestar induce a la gente a no trabajar duro". Estamos viendo cómo la vía elegida "empuja hacia abajo a los pueblos" con unos recortes que castigan a los países des Sur de Europa.


La moneda única acentúa la divergencia entre Estados

Las reglas fijadas al Banco Central Europeo (ver "Fundamentos erróneos del euro") y el Tratado de Maastricht obligaron a los Estados europeos a financiarse en los mercados internacionales y no en sus Bancos Centrales. Los mercados, confiados en un primer momento en un euro estable y fuerte, prestaron a los países del Sur de Europa con una tasa de interés igual a la de Alemania, en contra de toda lógica. Además, estos países se endeudaron por encima de sus posibilidades o, como España, eligieron un tipo de desarrollo aberrante basado en el sector de la construcción –el famoso "España va bien" del presidente de gobierno Aznar.

Según Emmanuel Todd «el euro acentúa las divergencias y produce unas disfunciones en cascada… Alemania hizo de la zona euro uno terreno privilegiado para sus exportaciones y deslocalizó parte de su producción hacia la zona europea fuera del euro. Eso es lo que genera unos problemas de déficits comerciales y públicos añadidos en los demás países de la zona euro, esos mismo que los Tratados definen como socios con los mismos intereses»

Desde el principio de la crisis económica en Europa, en 2008, este mecanismo que consiste para los países ricos en defender sus intereses a costa de países con la misma moneda pero menos desarrollados, se ha llevado a cabo en cada país: los Estados defienden los intereses de los que tienen más a costa de la población de clase media y por supuesto de los que no tienen y que se encuentran con un aumento de su deuda por la baja inflación mantenida por el Banco Central y un aumento del IVA…

Todos los gobiernos intentaron impedir el hundimiento del sistema bancario y cada Estado europeo se transformó en "Estado de clases" cuando se planteó el problema de la financiación de su deuda soberana: «la parte de presupuesto del Estado consagrado a la deuda es la parte de presupuesto al servicio de los que poseen títulos, bonos del Estado, los que tienen demasiado dinero y a los cuales el Estado se propone dar más…La deuda del Estado es parte de un mecanismo de explotación financiera de los bienes públicos por las clases "superiores", así como las privatizaciones o la venta de edificios públicos» dice Emmanuel Todd. Para Gréau, el guión es el siguiente desde 2008: «los Estados y los bancos son rehenes unos de otros».

A largo plazo, la apertura de las fronteras que exige la globalización creará «unos perdedores definitivos, particularmente los viejos países industrializados como Francia… Los países ricos saldrán del atolladero si se proponen invertir en la investigación para guardar una cierta superioridad tecnológica» dice Jean-Luc Gréau. Una perspectiva que huele al viejo prejuicio de los antiguos imperios cuando, en realidad, los países emergentes están demostrando que pueden hacer tambalear esta superioridad. Añade Gréau: «La única solución consiste en una mejor repartición del IVA, o sea, la cuestión salarial se vuelve el problema esencial. En la escala mundial también habrá que redistribuir las cartas: la era de la dominación económica, militar y financiera por los EEUU se está acabando. Empieza el siglo XXI». Par Gréau, la sociedad de la información que se ha puesto en marcha con el desarrollo de los servicios, no puede reemplazar la sociedad industrial para crear empleos. La deuda pública no se debe a un exceso del Estado de bienestar sino al freno a la actividad que ha creado el proyecto de moneda única.