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Negro / Periodismo
Más allá de la duda 1956
Director: Fritz Lang Beyond a reasonable doubt 1956
Guión: Douglas Morrow (relato y guión) Música: Harschel burke Gilbert Fotografía: William Snyder
Montaje: Gene Fowler
Productor: Bert Friedlob RKO
Actores:
Dana Andrews es Tom Garrett
Joan Fontaine es Susan Spencer
Sidney Blackmer es Austin Spencer
Barbara Nichols es Dolly Moore
Philip Bourneuf es fiscal Roy Thompson
Arthur Franz es Bob Hale
En su libro Imagen-tiempo, Gilles Deleuze resume
perfectamente la relación de Lang a su última obra en los EEUU. En la fórmula policiaca ASA [“
Acción-Situación-Acción”], pasamos de acciones ciegas – que se presentan
como índices – a situaciones oscuras que
cambian completamente o que dan un vuelco a la narración en función de una
variación minúscula del índice. “tirar
una llave inglesa en la máquina”: la formula de Dashiell Hammett expresa
exactamente este tipo de imagen. Lo que
hace estallar una situación muy negra, arrancar unos “pedazos” de la situación
es el gesto ciego. De esta fórmula van a salir unas muy buenas películas: The big sleep (El sueño eterno-Howard
Hawks), The maltese falcon (El
halcón maltés-John Huston)… Probablemente Fritz Lang es el que consigue
realizar la obra maestra del género con “Beyond
a reasonable doubt “(Más allá de la duda). Analizamos más adelante cómo
Lang “tira una llave inglesa en la máquina” repetidas veces en está película.
El adiós de Fritz Lang a los EEUU
Después
de su crítica al periodismo sensacionalista con The blue gardenia (1953)
y, también, a la lucha por el poder
en While the city sleeps (Mientras Nueva York duerme-1956), Fritz
Lang rueda Beyond a reasonable doubt (Más
allá de la duda) antes de volver a Alemania. La misma pequeña compañía que ha producido Mientras Nueva York duerme ofrece a Fritz Lang el proyecto de Más allá de la duda; los estudios RKO
han servido de intermediario y la distribuyen. El presupuesto está limitado y
el equipo técnico compuesto en su mayoría por personas que trabajan en TV
series –el fotógrafo Snyder ha trabajado en el cine negro
sólo una vez con Second Chance (Perseguida-Rudolph Maté-1953) –. La excepción es Gene Fowler, un director de montaje que ha trabajado antes
con Lang en para Hangmen aslo die! (Los
verdugos también mueren-1943), The
woman in the window (La mujer del
cuadro-1944), no acreditado en While the city sleeps (Mientras Nueva York duerme-1956).
El
productor compró el proyecto a Ida
Lupino y unos cuantos de socios más. Como le pasó para tantos proyectos anteriores en Hollywood, Lang
no comparte la visión del productor y, en este caso, tampoco del guionista Douglas Morrow. Éste no tiene en cuenta
sus observaciones: Lang quiere estructurar la narración en función del final
que le da un doble vuelco. En una
entrevista llena de buen humor y ciertas exageraciones con Peter Bogdanovitch (Cahiers du Cinéma), el realizador explica que los problemas
con el productor Friedlob se deben a las escenas más violentas. Éste las quería muy realistas y Lang le avisó de los riesgos que eso
presentaba frente a la compañía y la distribución “con quien tenía unos deberes”.
Lang rueda unas secuencias con fuerte dosis de violencia y Friedlob las
rechaza. “Estoy cansado de verle” le
contesta Lang que confía el montaje a Gene Fowler:: “Yo sabía que dejaba la película en buenas manos… y me fui. He pensado:
¡cuántas películas han sido mutiladas como esa! Y como no tenía la intención de
morir de un infarto, pensé que ya era tiempo de salir de esta carrera
desenfrenada: tomé la decisión de no hacer más películas en Hollywood”.
Confesa a propósito de Beyond a reasonable doubt:
“Quería hacer una película sobre la pena
de muerte pero el film ha sido cortado y esta tendencia ha desaparecido” (Vérité chez Fritz Lang. Trois lumières-Alfred
Eibel). Por supuesto, el director exagera: desde las dos primeras secuencias Lang
nos presenta su alegato en contra de la pena de muerte . Pero, muy probablemente, el resultado no corresponde a lo que quería. No
ha podido expresar el alcance político y social
del tema, con una censura debida al contexto de la época, aunque el
macartismo desapareció dos años antes.
Unas cuantas veces,
Lang había expresado su disgusto provocado por los imperativos del sistema
hollywoodiano por no dejar al realizador
el pleno control del proyecto y, con respecto a su obra, por un reconocimiento
muy relativo. Sus películas en los
Estados Unidos manifiestan su desencanto y fatalismo, con una denuncia del estado extremo de
derelicción de una sociedad estadounidense podrida por el dinero y el
desbarajuste de sus instituciones democráticas.
Un
resumen
Dana Andrews / Tom Garrett
|
Seguimos con el texto de Gilles Deleuze:
El
héroe [Tom Garrett], en el marco de una campaña [de prensa] en contra del error judicial, fabrica unos
falsos índices que le acusan de un crimen; pero las pruebas de la fabricación
desaparecen. Está arrestado y condenado. Al punto de conseguir la gracia
[la “duda razonable” del título], se le escapa un nuevo índice delante de su
novia,[Susan Spencer] la cual
comprende que él es el culpable, que ha realmente cometido un crimen.
Joan Fontaine / Susan Spencer
|
La fabricación de los falsos índices era
una manera de borrar los verdaderos, pero conducían a la misma situación que
los verdaderos por la vía indirecta del nuevo índice. Ninguna otra película ha
llegado como esa a entregarse a un baile de índices con tanta movilidad y
convertibilidad de situaciones distantes u opuestas.
Tom, Spencer y Thompson |
Volvemos sobre las dos primeras secuencias que
señalamos anteriormente con respecto a la posición de Lang en contra de la pena
de muerte. En la
primera secuencia, la música intensifica la dramaturgia de una marcha que
acompaña al condenado hacia la muerte; desfilan los títulos de crédito con la
imagen de la ejecución a la silla eléctrica en directo. En la segunda
secuencia, Austin Spencer, director de un importante grupo de prensa dice: creo que el Estado no debería ejecutar a un hombre, sobre todo en un caso
así. De hecho, no se si debería ejecutar a nadie en ningún caso. Lang
expone así claramente su posición.
para Austin Spencer, no es la portada que
informa de un crimen, con la típica fotografía que despierta el morbo, que
importa. Conviene aplicar la deontología
de la prensa y buscar el debate. Se trata de marcar una firme oposición a la pena de muerte en un Estado donde la
ambición política conduce al fiscal Roy Thompson a pedir con frecuencia la
condena a muerte.
Sidney Blackmer / Austin Spencer
|
Spencer tiene un plan: hacer condenar a un inocente
y en revelar las pruebas del error judicial después del veredicto y, por
supuesto, antes de la ejecución.
Consigue convencer a Tom Garrett, columnista en el diario de Spencer, novelista
de renombre, ganador del Pulitzer… pero también novio de su hija Susan Spencer.
Tom acepta.
Los dos hombres aprovechan un caso de asesinato de
una mujer que trabajaba en un club de striptease, el Zombi Bar, para poner en
marcha el plan:
instamatic de Tom por Spencer |
…acumulan una
serie de índices –fotografías, huellas –algunas
para despistar la policía y el fiscal, otras demostrando sin duda alguna
la inocencia de Tom y el desarrollo del plan imaginado por Spencer. Éste archiva
y conserva la totalidad de los documentos que permitirán disculpar a Tom.
Barbara Nichols / Dolly Moore |
La idea da sus frutos: Tom se acerca al bar donde
trabajaba la víctima, utiliza todos los elementos que la policía propaga sobre
el presunto asesino y entabla una relación con otra empleada del Zombi Bar, Dolly (la actriz Barbara
Nichols que veremos en el dossier
Periodismo con la película Sweet
smell of success (Alexander Mackendrick).
No tarda en aparecer
como el sospechoso numero uno y acaba delante del tribunal, enfrentándose al
fiscal Thompson. El jurado le condena a muerte. Sin embargo, un elemento
intempestivo se inmiscuya en este guión perfecto que mete a Tom en un callejón
sin salida…
…a no ser que
Susan, que ha sido totalmente apartada del plan de Spencer, aclare ahora la
situación a pesar de haber sido manipulada por su padre y su novio… pero ella también se encontrará en una
encrucijada…
Lang y la pena de muerte
La película tiene al tema del periodismo en tela de fondo; pero lo que interesa
a Fritz Lang es el debate sobre la pena de muerte. Por supuesto, cuestiona la legitimidad del veredicto: “nadie tiene el derecho moral de quitar la
vida a otro y la pena de muerte nunca ha conseguido disuadir al criminal”. Lang
rueda la película el mismo año en que
Hitchcock estrena The wrong man (Falso
culpable-1956). Pero Lang ha tratado ya del tema del inocente acusado por
error en Furia (1936), Sólo se vive una vez (1937), The woman in the window (La mujer del cuadro-1944) o Scarlet
Street (Perversidad-1945). Lo
que interesa ahora al veterano director en el guión de Morrow – con el doble vuelco que da a la narración clásica
del falso culpable – es la oportunidad para abrir múltiples vías de reflexión.
Pone en evidencia el factor humano que, a
cualquier momento, puede bloquear el mecanismo policial y judicial en un asunto
criminal:
…intempestivo es el primer vuelco con
un accidente de coche tratado en un plano seco, brutal con una voz en off
relatando la decisión del jurado de condenar a muerte a Tom
“a reasonable doubt” |
…imponderable es el descubrimiento de una
nueva verdad,
...imprevisible es la decisión que se puede
tomar (Susan Spencer), cuando se trata
de la vida o la muerte de otro ser humano.
Por
supuesto, en ésta última película estadounidense, la crítica del sistema
judicial se dobla de un nuevo ataque al periodismo, éste cuarto poder, institución sagrada de la libertad de
expresión democrática.
Pero
Lang va más lejos: utiliza la misma lógica que emplea el protagonista Tom
Garrett (excelente Dana Andrews) para construir una verdad e imponerla al
espectador con la fuerza de su único punto de vista. Esta única capacidad de
persuasión, este único enfoque, pueden
desestabilizar la búsqueda de la verdad. Se nos presenta una verdad absoluta y
el hecho de mirarla la cambia totalmente.
“Sal tu también en la foto a través del espejo” dice Tom a Spencer. |
La
imagen es una puesta en abismo de lo que vemos… si nos lo creemos. No nos queda
otra alternativa que mirar de nuevo la película sino nos podemos quedar con la
idea que lo que Lang nos está ofreciendo es… ¡un alegato a favor de la pena de
muerte!
Así, los cambios de situación se suceden en las
últimas secuencias pasando de la pesadilla de Tom al final feliz para
llegar a la pesadilla de Susan…una
cascada de acontecimientos que sirven al
propósito de Lang: nos pone los pelos de punta para despertar en nosotros una
reflexión sobre la pena de muerte, utilizando su obra como dispositivo político
al servicio de una democracia por venir.
La lectura de las intenciones de Fritz
Lang es sutil y la reflexión necesita de una comprensión de los motivos de cada uno de los personajes de la intriga.
Por eso conviene ir más allá de la narración y de sus vuelcos.
…continúa:
Beyond a reasonable doubt(2)
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