30.6.14

"Johnny O'Clock"-Robert Rossen



Johnny O’Clock 1947 
Director: Robert Rossen J Johnny O’Clock 

 Guión:  Robert Rossen / Milton Holmes (relato)  

 Música:  George Dunning   

Fotografía:  Buernett Guffey   

Montaje:  Al Clark /Warren Low  

Producción:  Milton Holmes /Edward Nealis-Columbia



Ante todo, acabamos con esta historia de relojes: O’Clock justifica esta serie de fotos.
El inspector Koch 


Johnny se hace despertar 


Charlie le recuerda el famoso regalo de Nelle 


El famoso reloj



Dick Powell (Johnny O'Clock) y Ellen Drew (Nelle Marchettis)



Evelyn Keyes es Nancy Hobson



Lee J. Cobb (inspector Koch) con Dick Powell y John Kellogg (Charlie)



Thomas Gomez es Pete Marchettis


Evelyn Keyes tiene razón cuando insiste tanto para quedarse al lado de Johnny, aunque él está dispuesto a mandarla a su casa con el primer avión. En realidad, como dicen algunos,  y sobre todo Harriet, la chica del vestuario del casino,   Johnny es todo un caballero.  Harriet es Nina Fochque, después de Julia Ross, encontraremos un día con este otro Johnny (Johnny Allegro / George Raft, en la película de Ted Tetzlaff). También hay otro  que piensa que Johnny es un gran señor: Charly, que Johnny  ha acogido cuando salió de la cárcel… aunque éste no es muy de fiar… Hay un inspector, porque van a asesinar a  Harriet y su novio, el turbio detective Chuck Blayden (Jim Bannon) buscado por la policía. El inspector es Lee J.Cobb. Acabamos de verlo en este Blog,  en el papel del mayorista muy malo en el mercado de Frisco (Thieves’Highway-Jules Dassin) y de malísimo empresario manipulado por una mafia (The garment jungle-Vincent Sherman y Robert Aldrich). Al inspector Koch no le fallan sus intuiciones, lo que nos sorprende por parte de Lee J: su demostración más neuronal que física es una actitud excepcional para este luchador;  nos ofrecerá otra sorpresa del mismo tipo cuando se transforma en psicoanalista  fumador de pipa en Union Station (Rudolph Maté-1950). Lo que pasa es que Johnny no confía en nadie, sus heridas están tan profundas después de la traición de Nelle que ha intuido la posibilidad de un futuro más seguro con Marquettis / Thomas Gómez, el oscuro socio de Johnny. Por supuesto Johnny duda ante todo de Marquettis  que tramaba algo con Chuck Blayden. Todo eso conduce a Lee J a sospechar de Johnny y Marquettis mientras Johnny conduce su propia investigación para ayudar a Nancy, hermana de Harriet, que surge en su vida en estas trágicas circunstancias…  


Johnny pone a prueba a cada uno y sobre todo a Nancy. Evelyn Keyes interpreta aquí a una mujer carismática, con carácter, un torrente de amor que tendrá que ser muy paciente con Johnny. Unos años más tarde, Keyes demostrará al público su capacidad para transformarse en  la amorosa ingenua en manos del único hombre-femme fatal del cine negro,  Van Hefflin, en The Prowler (El merodeador-Joseph Losey-1951). Nelle y Gomez nos interpretan un nuevo Gilda, pero Johnny no es Glenn Ford. Más bien su contrario: es un perdedor. Sin embargo, no pierde el tiempo mareando a su ex-Gilda. Cuando quiere, ¡es de verdad!...  sólo que te pone a pruebas. Rossen tiene una manera de filmar los besos mirando la nuca de uno u otra… Ahora, en cuanto a O’Clock, conviene reconocer que los relojes son muy protagonistas en el asunto. 


Con Johnny O’Clock, el guionista Robert Rossen se lanza en la dirección y hará una notable contribución al cine negro con dos otras obras maestras: el mismo año Body and Soul con John Garfield y mucho más tarde, después de las décadas del género, The hustler (El buscavida) con Paul Newman. 


El guión de Johnny O’Clock –que  Milton Holmes firma a partir de un relato suyo y en colaboración con Rossen –es sorprendente tanto en su narración cinematográfica  como en su representación por la imagen: el casino, sus dos socios y la mujer de la bella melena, ingredientes  de Gilda de Charles Vidor,  rodado el año anterior, se transforman aquí en un pastiche, un guiño sútil que crea una distancia con la posible tragedia. La interpretación de Dick Powell refuerza esta sensación de una necesaria lectura distanciada para apreciar plenamente el propósito de Rossen y Holmes: el actor parece pasearse por la pantalla y el papel que interpretan los relojes, objeto del título, consiste en despertarle de vez en cuando para sorprendernos con una repentina determinación ( pero también hay un reloj que lo puede perder). Nada por parte de  Powell nos puede sorprender:  sería olvidar su interpretación de Marlowe en Murder my sweet (Historia de detective-Edward Dmytryk-1944) o este retrato del americano medio que rompe todos los clichés en Pitfall (André de Toth-1948):. La revelación es Thomas Gómez que confirmará esta fuerza interpretativa al año siguiente con la obra maestra de Abraham Polonsky, Force of Evil (La fuerza del destino). Aunque le disparan, esta claro, a fin de cuentas,  que Johnny O’Clock / Dick Powell se lo pasa muy bien entre la suave rubia Nancy y la pérfida morena Nelle.


El encuentro de la última secuencia entre las dos mujeres en la escalera hubiese sido un regalo para él si lo pudiera haber visto, pero nosotros lo disfrutamos. Así como unos detalles que inventa este diablo de Rossen con encuadres que cambian de pronto o tomas de grupos con un juego divertido con la profundidad de campo, unas discusiones entre gato y ratón que nos hacen pensar que Lee J. y Powell se lo han pasado bien en este rodaje (al final acaban en los brazos uno del otro, pero no es lo que se puede pensar…), un casting femenino que potencia la complejidad y la ambigüedad de las relaciones y la aparición relámpago de Jeff Chandler. Un negro de puro divertimiento con un equipo de calidad – en particular la fotografía de Burnett Guffey, esencialmente en interiores acompañada por la música de George Dunning siempre eficaz –  antes de ver a Robert Rossen entrar en cosas más serias.


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