Dirección: Vincent Sherman - Robert Aldrich
Guión : Harry Kleiner / Lester Velie (artículos)
Música : Leith Stevens
Fotografía : Joseph F.Biroc
Montaje : Wiiliam A.Lyon
Dirección artística : Robert Peterson
Producción : Harry Kleiner-Columbia
Actores:
Guión : Harry Kleiner / Lester Velie (artículos)
Música : Leith Stevens
Fotografía : Joseph F.Biroc
Montaje : Wiiliam A.Lyon
Dirección artística : Robert Peterson
Producción : Harry Kleiner-Columbia
Actores:
Lee J. Cobb / Walter Mitchell |
Kerwin Mathews / Alan Mitchell y Valerie French / Lee Hackett |
Gia Scala / Theresa Renata y Robert Loggia / Tulio Renata |
Richard Boone / Artie Ravidge t rabaja en la serie de Jack Webb Dragnet, The big knife (Robert Aldrich-1955) |
Harold J. Stone / Tony empleado de Mitchell |
Lee
J.Cobb no pasa desapercibido: después de interpretar a este sinvergüenza de
Mike Figlia, el gran ladrón del mercado de Frisco en Thieves’Highway (Mercado de ladrones-Jules Dassin-1949),
viene a ocupar buena parte de la pantalla y provocar unas situaciones de las
más desagradables para mucha gente en esta entrega de Sherman (y Aldrich). Su hijo no se comporta
como lo hizo Richard Conte con su padre.
Si en Thieves’Highway Conte, recién salido del ejército, está muy decidido a vengar a su padre, engañado,
humillado por Lee J:Cobb, en parte responsable de su estado de inválido, Alan
MItchell / Kerwin Mathews se enfrenta a él cuando vuelve de la guerra de Corea.
Es que Lee no ha cambiado mucho en estos ocho años pasados después de Thieves’Highway.
No es el vendedor por mayor sin escrúpulos que piensa que se puede comprar a
cualquier. Ahora se llama Walter Mitchell, no tiene bigotes y dirige una
importante empresa de costura de pret a
porter. Su empeño por no tener ningún sindicalista en
su empresa e impedir que sus empleados se sindicalicen, hace de este personaje autoritario el perfecto
representante del neoliberalismo salvaje moderno, mientras Mike Figlia era
todavía el borrador. Alan busca un acercamiento con su padre y, apoyado por su
madrastra, intenta convencerle para que lo
contrate en su empresa. Ira descubriendo la parte en la sombra del personaje de
Walter, dominado por la personalidad de un siniestro personaje: Artie Ravidge,
jefe de una banda encargada de intimidar
a los empleados y obstaculizar la influencia de los movimientos sindicales.
“Intimidar y obstaculizar” son unos eufemismos para describir los métodos de
una extrema violencia empleados por el sistema Ravidge: el “accidente” en el
ascensor que acaba con la vida del socio de Walter, para quien la entrada del
sindicalismo en la empresa era un progreso social necesario,…
… el
asesinato de Tulio, representante
sindicalista del partido comunista que ha intentado calentar los ánimos en el
mundillo de las costureras y de los modelos …
El propio Walter Mitchell acaba siendo víctima
del chantaje de Ravidge. Su hijo Alan le acusa de ser cómplice de unos métodos
de otros tiempos mientras aprovecha la muerte de Tulio para ocupar el terreno
dejado libre al lado de su bonita viuda, Theresa. Sin embargo, las
circunstancias han permitido al hijo de papá descubrir también las difíciles
condiciones de vida en el barrio de Little Italy donde Theresa ha vuelto con su
bebé a casa de sus padres: Alan se ofrece para ayudar a todos: obreros, viudas
y niños. Pero Theresa es la que, al final, ayudará a resolver la situación que
permitirá pasar del medievo liberal al siglo XX neoliberal políticamente
correcto.
El asesinato de Mitchell |
El rodaje de la película
empezó con Robert Aldrich y acabó bajo la batuta de Vincent Sherman. ¡Los caminos del señor productor Harry Cohn son insondables! Podemos imaginar lo
terrorífico que podía haber sido tal proyecto en las únicas manos del padre de Charlotte y de Baby Jane que acaba de rodar la catástrofe nuclear de Kiss
me deadly con su amigo el guionista Bezzerides (¡ah! este mismo que escribió Thieves’Highway). De
todas maneras, el trabajo de Sherman es más que respetable y, aunque no nos
encontramos delante de una obra memorable en esta época crepuscular para el
cine negro, el resultado es un buen momento de entretenimiento y algunas
cualidades que merecen detallarse. La primera se encuentra en la misma
temática: abre el debate sobre el sindicalismo en las empresas y toma
decididamente partido a favor en un momento en que los Estados Unidos, pasado la
siniestra época del macartismo, pueden ver y escuchar un alegato pro-comunista
sin que interfiera la censura.
Imágenes extraídas de archivos sobre el entierro de un sinidicalista en NY. |
La crítica social va más lejos: la denuncia
del liberalismo como sinónimo de jungla, sistema mafioso frente al estado de
pobreza que reina en algunos barrios de Nueva York. Sherman representa
claramente el contraste con elegancia, lejos de la facilidad de la acusación populista. También con esta temática
pro-sindical, Sherman y el guionista
Harry Kleiner se sitúan en la posición opuesta a Elia Kazan con On the waterfront (La ley del
siliencio). Así el debate está servido.
Otro detalle de importancia: el rodaje en gran
parte en exteriores y en barrios pobres. Hay pocas películas que lo traten en
las décadas 1940-50, si exceptuamos al
cine negro; pensamos en John Berry con He ran all the way (Yo ame a un asesino-1951), Ted Tetzlaff
con The
window (La ventana--1949), Phil Karlson con esta excelente primera
secuencia en Scandal Sheet (Trágica
Información-1952) y, por supuesto, esta representación de la comunidad italiana
de Cry
of the city (Vida marcada-Robert
Siodmak-1948) con la historia del teniente Candella y Marti Rome (¡otra vez
Richard Conte!) en este mismo barrio italiano de Nueva York. Esta fuerza
documental se ve reforzada con la secuencia del entierro del representante
sindical: los directores Sherman-Aldrich introducen un reportaje sacado de las actualidades
de la época y potencian así el efecto trágico de la situación.
El contraste entre la vida de los empresarios
y la pobreza de los actores del sindicalismo se encuentra también en los mismos
locales de la empresa: pasamos a veces del universo sofisticado de la
presentación de los modelos a la sala de confección y de las máquinas de coser,
otra demostración de la voluntad de los directores para poner en evidencia la
explotación del mundo laboral. La atmósfera negra de la muerte de Kenner en el
ascensor al principio de la película lanza el ritmo, bastante nervioso, que no mengua hasta la última escena. La relación entre Alan y Theresa tiene unos
buenos momentos a pesar de la floja prestación de Kerwin Mathews. En el papel
de Theresa, Gia Scala ilumina la película con este personaje de Theresa, un
carácter fuerte y de una gran sensibilidad que probablemente encontrará con
Alan la posibilidad de descansar por fin de la lucha por la supervivencia.
Los
tres protagonistas principales forman un buen número de cine negro: Lee J.Cobb,
combativo como siempre, el insufrible Artie Ravidge que representa Richard Boone en su mejor papel y el
carismático sindicalista, mártir por una causa,
Tulio Renata (el actor Robert Loggia) ejecutado por la banda de Ravidge,
con la complicidad de miembros del sindicato. Todos estos segundos papeles,
obreros, hombres de la banda… añaden con su actuación al crudo realismo de la
película Sherman-Aldrich.
Blogs
de memento