8.6.14

"The woman on Peer 13"-Robert Stevenson



Casada con un comunista 1949


Director: Robert  Stevenson   T

Guión:  Robert Hardy Andrews /Charles Grayson (relato) 

Música.  Leigh Harline 

Fotografía:  Nicholas Musuraca 

Montaje:  Roland Fross 

Producción:  Jack J.Gross RKO  

Actores:




Robert Ryan es Brad Collins/ Frank Johnson Ver Filmografía en el Blog)



Thomas Gomez es Vanning Filmografía cine negro: empieza en el Cine Negro con el papel del Inspector Burgess en Phantom Lady (La dama desconocida-Robert Siodmak-1944); siguen: Johnny O’Clock (Robert Rossen-1947), Ride the Pink Horse (Persecución en la noche-Robert Montgomery-1947), A doublé life (Doble vida-George Cukor-1947), Key Largo (John Huston-1948), Force of Evil (La fuerza del destino-Abraham Polonsky-1948), The woman on Pier 13 (Casada con un comunista-Robert Stevenson-1949), Macao (Joseph von Sternberg/Nicholas Ray-1952),


Laraine Day es Nan Lowry Collins La hija de Herbet Marshall en Foreign Correspondant (Alfred Hitchcock-1940) trabaja poco para el cine negro con Fingers at the window (Charles Lederer-1942),The Locket (La huella de un recuerdo-John Brahm-1946),


Janis Carter es Christine Norman Filmografía cine negro: The power of  the Whistler (Lew Landers-1945), Night Editor (Henry Levin-1946), Framed (Richard Wallace-1947 con Glenn Ford), I love trouble (S.Sylvan Simon-1948),The woman in Peer 13 (Robert Stevenson-1949)

John Agar es Don Lowry en su única contribución al cine negro



He seguido recientemente el hilo conductor de Lee J.Cobb: me llevó del mercado de verduras y frutas de Frisco con Thieves’Highway a los talleres de costura bajo la influencia de un sindicato comunista en The garment jungle y pronto pasará por la vida de casinos de Johnny O’Clock donde Dick Powell tropieza con Thomas Gómez. Su voluminosa silueta imponente se volvió familiar desde su aparición en el papel del inspector Burgess que, sabiendo que no tiene ninguna posibilidad de atraer a la bella Ella Raines, secretaria del arquitecto Alan Curtis,  la deja conducir la investigación que permita levantar las acusaciones contra su jefe: hablamos de Phantom Lady (Robert Siodmak-1944).


Ahora el Blog se bifurca en la dirección de Thomas Gómez,  actor poco conocido a pesar de haber sido un interprete muy relevante en el cine negro, destino que comparte con numerosos actores de los que mencionamos “la filmografía cine negro” como Sam Levene, Jack Elam, Jay Adler,Wallace Ford,  Jay C.Flippen, John Kellogg… Con The woman on Peer 13 volvemos a encontrar a Gómez, esta vez en el papel de Vanning, jefe de la antena local del partido comunista: así pasamos de la apología del sindicalismo izquierdista en la empresa de pret-a-porter de Lee J.Cobb a la propaganda anticomunista, y del frío y calculador socio de Johnny O’Clock en 1947  a “Curly” el segundo de Edward G.Robinson en Key Largo, o Vanning, dos años más tarde,   sin que Thomas Gómez nos ofrezca su cara amable desde 1944. Esperaremos hasta Force of evil de Abraham Polonsky (1948),  en la que Gómez da lo mejor de su capacidad interpretativa.


  Unos peligrosos “agentes soviéticos” están dispuestos a chantajear y, si necesario, torturar y matar para defender la causa comunista: no es un nuevo James Bond, sólo unos miembros del partido comunista de San Francisco retratados por un Hollywood metido en el fango maccartista.  En el blanco de la propuesta de esta gente: Brad Collins, self-made man que ha pasado del rango de descargador de barcos-cuando todavía se llamaba Frank Johnson – a vicepresidente de una compañía marítima de San Francisco: el perfecto ejemplo del neoliberal en el mundo globalizado.  Recién casado con Nan que en realidad lo conoce bien poco, Brad ve reaparecer a  Christine Norman con quien ha tenido una aventura de juventud,  mujer exageradamente celosa que le va recordar un pasado común… en el partido comunista. No sólo ella: Thomas Gómez /Vanning entra en el juego con un chantaje a Brad / Frank.


Este último, en la loca e inconsciente etapa juvenil del proletario dominado, firmó un papel donde reconocía su implicación en un crimen. Para Vanning, jefe de la célula local del partido, con unas practicas mafiosas – que la película considera alegremente como sinónimas de comunistas –, es el momento de presionar a este influyente ejecutivo, ya que van empezar las negociaciones entre dirección y sindicatos en las compañías marítimas de la ciudad. Pero las presiones se ejercen también del lado de Janis que intenta atraer –físicamente y políticamente – al cuñado de Brad, el joven hermano de Nan, más fácil de manipular. Lo que provoca todavía más sufrimiento a Nan, cumplida ama de casa,  que intenta disimular sus temblores cuando oye la palabra comunista. Tendremos una secuencia divertida cuando esta bonita morena del Tea Party se encuentra con la rubia sobreexcitada del partido demoniaco que pervierte a su hermano inocente –éste pagará muy cara su imprudente relación con Janis y el partido – y una lucha final entre  Brad –que debe intentar su redención si quiere seguir contratado por Hollywood –y unos malos malísimos mafiosos soviéticos: solo contra todos, Robert Ryan,  siempre heroico –pero esta vez no le sirve de nada intentar arrepentirse de su culpa, a pesar de la defensa que le ofrece su mujer Nan: se ha comprometido demasiado con el diablo –, nos permite descubrir un nuevo villano en la industria del cine negro: William Talman, el asesino a sueldo del partido al que la grande Ida Lupino echará el ojo en 1953 para que interprete al tremendo psicópata de la carretera en The Hitch-Hiker, único film negro rodado y producido por una mujer que se había ejercitado el año anterior con On a dangerous ground, aprovechando la enfermedad del director Nicholas Ray.


Mientras los estudios RKO intentaban arrancar de nuevo la publicidad de I Married a Communist, título que creaba cierto rechazo en el público, cambiándolo por Beautiful but Dangerous o el definitivamente elegido y más conforme a una publicidad de cine negro:  The woman of Peer 13, en España el título Casada con un comunista no provocó tantos problemas de consciencia ni en el ministerio de propaganda ni en el público. Al día de hoy, un título como Casada con un comunista define más bien un objeto de curiosidad, el testigo de una época turbia, paranoica.  De todas maneras, en esta época fuertemente politizada en los Estados Unidos y unos cuantos países de Europa, el hecho de disfrazar una propaganda descarada con un divertimiento, aunque tenga todos los ingredientes del cine negro, no puede fácilmente engañar al público. Vimos en este Blog el tratamiento que da el cine negro a la ideología no necesariamente derechista de los Estados Unidos sino más bien imperialista durante y al finalizar la segunda guerra mundial,  con unos temas que vanagloriaban a las instituciones: Servicios secretos,  FBI, Ministerios (en particular Tesoro con T-men- ver las películas de Hathaway o Anthony Mann por ejemplo). El enemigo, claramente identificado como alemán en los años 1940-45 se transforma con la posguerra en enemigo interior que tendrá un nombre en la época de la guerra fría con la Unión Soviética y, por supuesto, durante los años del maccartismo como es el caso de la película de Robert Stevenson. El génesis de The woman on Peer 13 explica las debilidades de una obra, por culpa de la voluntad de unos cuantos para imponer al arte cinematográfico un fuerte peso ideológico. La producción no consigue,  sin embargo,  vaciarla del potencial que tiene el género del que se reclama, gracias a las calidades del equipo que – apartando a los actores protagonistas ya con nombre en el cine negro como Robert Ryan, Laraine Day o Thomas Gómez –,  representa la flor y nata de los estudios  RKO que habían dado lo mejor del cine negro hasta la fecha: Nicholas Musuraca a la fotografía, Leigh Harline por la música, Albert D’Agostino a la dirección artística, Roland Gross en el montaje.


Pero el productor y administrador de la RKO desde 1948  es el excéntrico Aviador: Howard Hugues. La película de Scorcese no explicita esta extraña paranoia que le invade, en su participación en la máquina de guerra estadounidense, en su relación con el  comunismo: es la guinda sobre el pastel maniaco-depresivo de un personaje que no consiguió ser el Ciudadano Kane de Scorcese.


El proyecto de I married a communist –título que gustaba a Hugues y que tuvo que resignarse a cambiar por la presión de los ejecutivos de la RKO… y de los resultados de las taquillas – es la ocasión para el productor de poner a prueba a algunos directores, después de haber “limpiado” los Estudios de las escorias sospechadas y asegurarse de la (relativa) transparencia del personal: era suficiente decir que no eres comunista para ser considerado como anti-comunista lo que permite a algunos trabajar con la conciencia tranquila y mantenerse por encima de tal follón.


Todo el interés de Hugues para producir esta película reside en esta posibilidad de control del ambiente ideológico de los Estudios. Se dice que la lista de los directores contactados empieza con Joseph Losey; el cineasta acaba de rodar su primera película, El niño con los pelos verdes, y es bastante evidente que no se va a comprometer en este principio de carrera con una obra de propaganda opuesta a sus ideas.  De  John Cromwell se puede pensar que hay posibilidades de conseguir algo; además se encuentra con un script de Herman Mankiewicz: a pesar de la notoriedad de éste, hacer un guión sobre las bases fijadas por Hugues se vuelve imposible; para Cromwell, es el peor de los guiones que ha leído de toda su vida. Después de Cromwell, es el turno de Nicholas Ray: éste acaba de rodar su primera película, They live by night,  apoyado por el productor Dore Schary, predecesor de Hugues. Empieza a trabajar con la firme idea de que el proyecto no llevará a nada. Al final, él también abandona: es evidente que  Ray no puede hacer una película anticomunista aunque más tarde acepta un proyecto de propaganda de propaganda catolica con El Rey de los Reyes. Pero eso es otra historia…


El cineasta inglés, Robert Stevenson,  después de Jane Eyre acepta y, con la ayuda de los técnicos que todavía no han abandonado el barco RKO, nos ofrece una obra víctima de la guerra fría y de la paranoia de un productor maniaco depresivo,  que hoy se puede ver como una curiosa y entretenida serie B del cine negro.
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