Mercado de ladrones 1949
Director: Jules
Dassin Thieves’Highway
Guión: A.I.Bezzerides (guión y novela)
Filmografía cine negro: Relato
de They
drive by night (La pasión ciega-Raoul
Walsh-1940), guión de Desert Fury (La hija del pecado-Lewis Allen-1947), Thieves’Highway (Mercado de ladrones-Jules Dassin-1949), On a
dangerous ground (La casa en la
sombra-Nicholas Ray-1951 donde actúa), A bullet for Joey (El regreso del gángster-Lewis
Allen-1955), Kiss me deadly (El beso
mortal-Robert Aldrich-1955),
Música: Alfred
Newman /Cyril J.Mockridge: (ver
filmografías en el blog)
Fotografía: Norbert Brodine
Filmografía cine negro:The house on 92nd
street (La casa de la calle 92-Henry
Hathaway-1945), Somewhere in the night (Solo
en la noche-Joseph L.Mankiewicz-1946), 13 rue Madeleine (Henry
Hathaway-1947), Boomrang (El justiciero-Elia
Kazan-1947), Kiss of death (El beso de
la muerte-Henry Hathaway-1947), Road House (El parador del camino-Jean Negulesco-1948), Thieves’Highway (Mercado de ladrones-Jules Dassin-1949), Five
Fingers (Operación Ciceron-Joseph
L.Mankiewicz-1952),
Montaje:
Nick DeMaggio
Dirección artística: Lyle
R.Wheeler
Producción: Darryl F.Zanuck- Mark Hellinger, productor de las dos entregas de
Dassin al cine negro, Brute Force y The Naked City
(las dos para Universal), no vera esta
última entrega de la trilogía “negra” americana del director: muere al
principio del rodaje cuando estaba a punto de montar una asociación con
Selznick y Bogart para producir las películas de este actor. Jules Dassin se
sintió traicionado por los estudios de la Universal y para Thieves’ Highway firma
con 20th Century Fox.
Actores:
Richard Conte es Nico "Nick" Garcos (ver filmografía en el Blog) |
Valentina Cortese es Rica También en este blog en The house on Telegraph Hill (La casa en la colina- Robert Wise). |
Lee J. Cobb es Mike Figlia (ver filmografía en el Blog) |
Barbara Lawrence es Polly Faber También en este blog en The street with no name (La calle sin nombre-William Keighley-1948) |
Millard Mitchell es Ed Kinney |
El director Joseph Pevney al lado de Richard Conte |
Joseph Pevney es Pete
Director de cine con unas 90 películas y, en el cine negro: Shakedown
(1950) y The midnight story (El rostro del asesino-1957). Como actor en el cine negro:Nocturne
(Edwin L.Marin-1946), Body and Soul (Cuerpo y alma-Robert
Rossen-1947), The street with no name (La
calle sin nombre-William Keighley-1948),Thieves’Highway (Jules
Dassin-1949), Outside of the wall (Crane Wilbur-1950), Shakedown que dirige.
Hope Emerson es Midge, una compradora También en este blog en Cry of the City (Vida marcada- Robert Siodmak) |
Lo
más luminoso del cine negro se encuentra en la atmósfera, en la mirada de estos
personajes: la luz y la sombra de la condición humana reveladas por Dassin;
nadie es totalmente oscuro ni transparente en sus intenciones o sus acciones.
Exceptuamos a Lee J:Cobb que no se entera de nada, fuera de lo que puede ganar:
su incapacidad de vivir con los demás,
su ceguera cuando se trata de ponerse en el lugar del otro, su tendencia a
echar la culpa al otro, acabaran
pidiéndole cuenta. Valentina podría ser otra Cabiria y sus noches están llenas de “todo lo posible”: hay que
sobrevivir…
Con un
profundo resentimiento hacia los demás y esta prudente desconfianza propia del
inmigrante, Richard Conte está bajo la pulsión de la venganza y la defensa del
honor familiar. Pero su lucha no es ingenua y sabe lanzarse en la acción para
desvelar la injusticia. De vuelta de la guerra, Nico Garcos decide ir a Frisco
con una carga de buenas manzanas. Su idea no es hacer un buen negocio sino
encontrarse con el mayorista en frutas y verduras, Mike Figlia para un ajuste
de cuentas. Unos meses antes, mientras Nico estaba en el Pacífico, su padre fue
engañado por Figlia en la venta de una carga de tomates: se emborrachó (o
probablemente fue emborrachado) y tuvo un accidente a la vuelta que lo dejó
inválido. Nico emprende el viaje con Ed, el mecánico que se quedó con el camión
del padre Garcos, para arreglarlo. Les siguen dos amigos de Ed, Pete y Slob,
en otro camión
Las carreteras son bastante arriesgadas con
tanta carga. Nico está al punto de
romperse el cuello cuando tiene que cambiar una rueda y Ed –que ha cogido otro
camión con más carga –tiene un horrible accidente en el que muere carbonizado.
Nico llega a Frisco y todavía piensa que las cosas funcionan como en el
ejército, según el plan programado por las autoridades (en este caso, él
mismo). Figlia le pagará el precio que él decida, la prostituta Rica que lo
invita a su piso, después de tantas
aventuras y cansancio, para ducharse, le dará algo más si hace falta –el
descanso del guerrero –su novia Polly hará lo que él dice: vendrá a Frisco y se
casarán porque va a tener mucho dinero. Pero las ilusiones no traen sino
desilusiones: la venta está interceptada por Figlia y Nico está a punto de
perderlo todo; la novia se revela como muy interesada, lo que hace perder todo
interés a Nico; Rica, la prostituta ha
sido pagada por Figlia.
Pero este último detalle no impide que la
relación entre Nico y Rica –con fuerte carga… de erotismo – se vuelva el “principio de una gran
amistad”. El ajuste de cuentas con el
impresentable Figlia tendrá lugar por fin de tal manera que el espectador se
sentirá totalmente identificado con este bueno de Nico. ¡Aplausos!
Sin embargo, si miramos todo eso de más
cerca, no es tan así –lo que no impide los aplausos –. El decorado está bien situado
y varía poco: bares, hoteles, calles oscuras y el mercado de Frisco, mundo de
hombres en el que pocas mujeres vienen a hacer sus negocios (¡Ah, el placer de
volver a la imponente Hope Emerson!
Viene al mercado de vez en cuando para regatear el precio de las manzanas;
recordamos que, el año anterior, trataba
de otra manera a Richard Conte y Victor Mature en Cry of the City de
Siodmak). Pero Dassin y Bezzerides se arreglan para despistarnos: ninguno de
los principales caracteres retratados está simplificado al punto de
transformarse en el cliché que Bogart ofrecía en la película de Walsh. Rica y
Polly son las que presentan más contrastes, no sólo entre ellas sino también entre
la primer impresión que dan cuando aparecen en la pantalla y los que son
realmente. Rica, prostituta vagando entre los bares con sus partidas de cartas y
el mercado, parece no tener escrúpulos, acepta el dinero de Figlia para que lo libere de la presencia de
Nico mientras vende la carga de manzana de éste. Poco a poco, a pesar de sus miedos a la
soledad, demuestra su capacidad de solidaridad, su sed de justicia, descubre la
posibilidad de amar a alguien. Polly, la novia de Nico, es la que nos engaña
totalmente –y también al pobre Nico, aunque éste está empezando a mirar para
otro lado –. La joven provinciana que ha esperado pacientemente al novio
durante la guerra, va corriendo a San Francisco cuando se entera que Nico tiene
dinero y lo deja plantado cuando se entera que lo ha perdido todo. La chica
llena de ilusiones ha madurado y está bien decidida a acceder a la propiedad.
Otro que lo tiene claro –y probablemente desde que era un niño de barrio –es
Mike Figlia: todavía más monolítico que Hope Emerson, no cree en otra cosa que
la jungla del liberalismo que construye y reconstruye indefinidamente aunque
toque fondo. A Nico le atrae eso del liberalismo: se olvida de la misión que se
ha fijado de vengar el honor de la familia y de su padre, víctima de Figlia, y
más tarde a su compañero Ed: la ambición y la competitividad, el dinero fácil…
¿por qué no? Pero tiene unos de estos estados de ánimo impropios de la
ideología conservadora, se sitúa más
bien de lado de esta izquierda sin grandes convicciones ideológicas que el
Estado de bienestar producirá en abundancia en las décadas siguientes. Se puede
esperar que la humana, tan humana, Rica
conseguirá mantenerlo a flote en las marismas fangosas de este gran mercado
global del que Frisco Market es una representación teatral.
Después de rodar Brute Force (1947) y The
naced city (1948), Jules Dassin sigue muy inspirado con esta entrega,
mezcla de cine negro y estudio sociológico de un medio popular semejante al que
representaba Raoul Walsh en They Drive by Night en 1940. No se
trata por supuesto de comparar las capacidades de dirección de dos grandes
cineastas; pero nueve años son muchos años cuando se trata de la evolución de
la técnica cinematográfica. Las difíciles condiciones de trabajo de los
camioneros –conducen unos viejos vehículos de día y de noche, el cansancio, los
riesgos de accidente cuando los ojos se cierran y las manos apoyadas en el
volante pierden sus reflejos… – están ampliamente descritas en las dos
películas como parte esencial de la trama (Bogart pierde un brazo, Ed pierde la
vida). Pero Jules Dassin tiene los medios para insistir sobre el aspecto del
viaje a Frisco: el montaje brusco con sobreimpresión de la carretera o de las
ruedas con la cara del camionero, ojos cerrados, el ritmo vivo que dan las
imágenes repetidas de la rueda en el asfalto crean una tensión que no tiene la
película de Walsh. La muerte ronda encima de Nico y Ed en toda está larga
secuencia del Highway del título;
Nico acaba en manos de los Thieves Market
(título de la novela de Bezzerides), estos ladrones del mercado que tienen en Lee J.Cobb / Figlia una de sus
mejores representaciones cinematográficas. Por otro lado, Ed acaba ardiendo en
la carretera. El suspense de la
secuencia, anunciador de “Le salaire de
la peur” de H.G. Clouzot o de “Duel”
de Spielberg –tiene su clímax en la escena en la que Nico, cambiando una rueda
del camión, se ve atrapado por el mal funcionamiento del gato: el montaje, los
encuadres y la luz son una demostración, si hace falta, del gran talento de la
dirección por parte de Dassin. Por
supuesto la presencia de Norbert Brodine detrás de la cámara es un plus.
Donde conviene comparar las películas de
Walsh y Dassin bajo el ángulo temático del estudio sociológico del mundo del
transporte de mercancías –las manzanas de Dassin son protagonistas de pleno
derecho –es en el planteamiento de las relaciones entre camioneros. Walsh trata
de la solidaridad casi evidente entre hermanos (Raft cuidando de Bogart) en un
modo desenfadado (la llegada al mercado es burlesca, no se nota una fuerza
trágica en la invalidez de Bogart y sus efectos psicológicos son pesados y mal
interpretados por Bogart). El guión de Bezzerides
dosifica con gran sensibilidad la visión trágica de la profesión –documentada
con una precisión asombrosa –y la observación tierna de la solidaridad entre compañeros.
Dassin nos sitúa en el melting pot estadounidense,
esta mezcla muy relativa (convendría más bien hablar de fragmentación) de
identidades de origen europeo: la comunidad italiana parece dominar en el
mercado de Frisco pero hay también polacos, griegos…
La familia del director viene de Ucrania
(Dassin es el nombre derivado de Odessa,
atribuido por los servicios de Inmigración), Conte y Cortese son de
origen italiano, algunos actores segundarios son de origen polaco… A pesar de la violencia de las situaciones y
de algunos personajes, el resultado es un perfume de realismo poético de una
gran frescura en un ambiente de cine negro más europeo que americano: Jules
Dassin que, en la década anterior,
estudió el arte dramático en Europa, firma con Thieves’Highway su última
película en los Estados Unidos de Mac Carthy y seguirá su “lista negra” con dos
obras maestras en su filmografía: Night
and the city en Reino Unido y Du Rififi chez les hommes en Francia: los productores europeos
fueron informados por los estadounidenses de que las películas de Jules Dassin
no podrían distribuirse más en los Estados Unidos de América. Sus espectadores
no tendrán durante décadas el privilegio que tuvieron los europeos de disfrutar
de la obra de un artista que ha sabido utilizar al cine negro en su búsqueda
continua de la verdad y con una sutil combinación de documental y lirismo.
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