Personas
o grupos, algunos presentándose como sujetos políticos por su pertenencia a
partidos o su afán de participación en el poder político, tienen un discurso
que se caracteriza por su simplificación. Señalamos algunas de estas
simplificaciones que provienen de unos u otros:
-
Algunos consideran que representan al pueblo; su discurso sería el siguiente: “Tenemos
una concepción moral de la política y nuestro partido (o movimiento) es el
único que puede representar al verdadero pueblo”. En el plano moral, “el pueblo no puede estar en la oposición”[1]. Ésta concepción de la política tiene como
fundamento la unidad del pueblo.
Con
este discurso afirman su legitimidad
y ponen en evidencia la ilegitimidad de
cualquier oposición a su acción. Conviene hacer notar que partidos
políticos que consiguen la mayoría absoluta consideran a veces que eso les da
derecho a negar la oposición de los demás partidos. El discurso se vuelve
monólogo.
-Algunos
definen la unidad del pueblo por su diferencia
con las élites (tecnócratas, profesionales de la política…). En
consecuencia, la democracia representativa se ve asociada a la corrupción de las élites y a la
equivalencia entre los partidos de gobierno: izquierda, derecha, todos iguales –La democracia representativa se
muestra “corrupta por los intereses
personales, hace que los debates se prolongan indefinidamente lo que no permite
que las personas capaces puedan actuar”[2].
-La
unidad del pueblo concebida como imperativo moral excluye así el pluralismo político y debilita la voluntad de
debate. Esta concepción se sitúa en el extremo opuesto de movimientos sociales
como “Indignados” en España, “Siriza”
en Grecia, “Cinco estrellas” en Italia… acusados por los medias y ciertos
políticos de “populistas”. ¿Quién tiene el discurso simplificador?
-Para
algunos, el lazo social del pueblo unido se forma a partir de la identidad del pueblo definida como
excluyente de las posibles partes minoritarias presentadas como no integrables, no asimilables.
-La oposición a Europa o a la moneda
europea es un elemento de propaganda. Representan un valor de cohesión de las
demás simplificaciones citadas. En los hechos, lo que aparece en este discurso
es la necesaria preservación de las diferencias culturales nacionales que
componen Europa, a pesar de las diferencias regionales que aparecen en casi
todas estas naciones: una Europa fragmentaria, un estado-nación indivisible.
-El
rechazo al bipartidismo representa
también un elemento de cohesión. Es suficiente que se forme una coalición de
los dos partidos de gobierno, para que se demuestre la validez de este discurso.
-¿No
actúa acaso el poder tecnocrático formado por la “troika” (FMI-Banco
Central-Comisión Eropea) con este discurso simplificador cuando afirma que no
hay otra política monetaria y económica que la que limite el endeudamiento a un
cierto nivel y que no hay que debatir al respecto? Podemos así sospechar esta
tendencia a la simplificación como la voluntad, por parte de un sistema
político decadente, de acabar con el debate y frenar la madurez política de la
sociedad europea.
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