30.10.15

"The Postman always rings twice"-Tay Garnett







El cartero siempre llama dos veces 1946 

Director: Tay  Garnett   
Guión: Harry Ruskin-Niven Busch / James M.Cain
Música: George Bassman
Fotografía: Sidney Wagner
Montaje: George White
Productor:  Carey Wilson MGM

Lana Turner es Cora Smith
John Garfield es Frank Chambers
Cecil Kellaway es Nick Smith
Hume Cronyn es Arthur Keatsel abogado
Leon Ames es Kyle Sackett, el fiscal
Audrey Totter es Madge Gorland
Alan Reed as Ezra Liam Kennedy
Jeff York as Blair


Una luz de acuario
Cuando el critico francés André Bazin escribe en el numero de febrero de 1983 de los “Cahiers du Cinéma”: «…una luz de acuario característica de los estudios hollywoodianos inunda la película; y todo, incluido los actores, se transforma en figuras japonesas  en una pecera» hace referencia a  El diario de una doncella de Jean Renoir, rodada en los Estados Unidos. François Truffaut cuenta en su libro “Le Plaisir des yeux” que Bazin volvió a ver la película de Renoir y corrigió su crítica diciendo que « … esta luz de acuario que me molestaba tanto, por supuesto la he encontrado de nuevo;  pero me aparece como la de un infierno interior, una suerte de fosforescencia telúrica…».
¿Qué tiene que ver El diario de una doncella de Jean Renoir con la película de Tay Garnett?   sólo la primera crítica de Bazin le es aplicable: una luz de acuario inunda su obra como si de una publicidad o de una comedia de los años 30 se tratase, Lana Turner sigue siendo el pececito llamativo de la pecera como en todas sus actuaciones y John Garfield (¿qué le ha pasado para caerse en estas aguas?) acaba siendo, a pesar de sus esfuerzos para actuar como sabe hacerlo,  una figura japonesa bidimensional antes de ahogarse…. ¡destino de los galanes de moda! 
La segunda parte de la crítica que justifica la utilización por Renoir de la atmósfera hollywoodiana y la transforma en “infierno interior y fosforescencia telúrica” se encuentra lamentablemente ausente de la película de Garnett. El realismo de la obra literaria de los años de crisis económica con el paro, el problema de la inmigración –Nick, el marido, es griego –y la lucha para llevar adelante un negocio en estas condiciones… se ven borrados por el tsunami de la representación del “american way of life” que roza el hiperrealismo. Los decorados, los vestidos, los coches tan nuevos, limpios tienen un dominante “blanco inmaculado”. Su soso erotismo podría recibir la bendición de una iglesia adepta a la frigidez universal: por cierto, el malaventurado Frank acabará recibiendo esta bendición por un cura (James M.Cain era un católico irlandés) en la última secuencia.  
El talento de Luchino Visconti, tres años antes, para representar este ambiente de crisis económica, y el de Garett sometido a la política hollywoodiana del cine como escaparate del bienestar estadounidense a la mirada del mundo, se contrastan en estos dos fotogramas:


Cora y Nick en la puerta de su negocio: el fotograma podría ilustrar una revista de corazón de la época o uno de estos documentales actuales sobre Hollywood tan empalagosos…



-Giovanna y Giuseppe Bragana en Ossessione: ella da un masaje a su marido en la cocina-comedor…
No hay lugar aquí para ir más lejos en esta comparación, los filmes nacen libres e iguales…

¿Y Tay Garnett?
Mientras el historiador del cine y crítico francés comprometido, Georges Sadoul, trataba a Tay Garnett de «personalidad insignificante»…,
François Truffaut prefiere los elogios en el marco de su “política de los autores”. En el prefacio a la traducción francesa del libro de Garnett “Un siglo de cine” que recoge confidencias de cineastas famosos (Capra, Fellini… etc.) cuenta: “Como Hitchcock, había empezado escribiendo subtítulos para las películas mudas. Como todos sus colegas del cine mudo, era deportista, aviador, aventurero, como ellos, era, sin quiererlo, un intelectual. Su modestía le hacía emplear la palabra “masters” para referirse a los directores que le han contestado aquí [el libro de Garnett]. Sin embargo, desde el  momento que tantos cineastas del mundo entero le han contestado sin vacilar, eso significa que estaban conmovidos y orgullosos de descubrir que su existencia era conocida por el hombre que había rodado “ Su hombre, Viaje de ida, De ilsa en isla, El cartero siempre llama dos veces, Ruedas de fuego”.
Podemos añadir que, después de trabajar como guionista, en particular en los estudios Hal Roach que han marcado el burlesco en Hollywood, Garnett va a colaborar con el grande de la comedia, Mark Sennett y con Frank Capra, escribiendo guiones para actores como El flaco y el gordo… Su éxito como realizador le vendrá también de comedias como China Seas con Clark Gable y Jean Harlow.
¡Eso podría explicar por qué la luz del acuario de las comedias americanas consiguió invadir una obra inspirada en una novela tan negra como la de James M.Cain! Y el empeño de Truffaut para justificar su “política de los autores” está puesto en entredicho aquí: Garnett sirve a la política de la industria de algunos estudios, particularmente MGM que acompaña el “entretenimiento” (su eslogan) de propaganda del modo de vida estadounidense.


 De todas maneras, el glamur de la época, con una actriz como Lana Turner, la ausencia evidente de carisma de la  pareja que forma con John Garfield limita el alcance del guión, excelente adaptación de la novela por otro escritor, Niven Busch y el guionista Harry Ruskin que firmó The Glass Key (La llave de cristal de Frank Tuttle-con George Raft-1935) o Great Guy (El gran tipo-John G.Blystone con James Cagnney-136).
Echamos de menos la fuerza erótica de Barbara Stanwick y Fred McMurray o la complicidad de Bacall-Bogart. Y por alabar la política de algunos autores, conviene más bien, en las adaptaciones de la obra de James M.Cain, citar a Billy Wilder  con Doulbe Indemnity (Perdición-1944) o Luchino Visconti con Ossessione (Obsesión-1943). Wilder sabe transgredir las exigencias de los estudios y transformar el glamur en relaciones de fuerzas. Añadimos que consigue dar un sentido a los flashbacks del protagonista que no tiene la película de Garnett: ¡un único flashback lo que es equivalente a ninguno!  Billy Wilder con su adaptación de la obra de Cain (publicada en 1936 en la revista Liberty) y apoyado por el guión de Raymond Chandler, crea un estilo que marcará el cine y que obviamente no inspiró a Garnett que, perdido en la luz del acuario, no consigue salir de un clasicismo rígido. Cae en la trampa que Wilder esquiva en la secuencia final de la condena a muerte del amante. Wilder elimina la escena rodada de la entrada en la cámara de gas de Neff (Fred McMurray) y se queda en el montaje con la magnifica escena del último cigarro que le ofrece Edward Robinson. Mientras,  Garnett nos inflige el discurso de John Garfield explicando al cura el título de la película y reza al dios todo poderoso. ¡Cuestión de estilo!
En cuanto a Visconti, aparte los problemas de censura, no tenía ninguna traba  de tipo «luz de acuario» con la industria cinematográfica italiana, en este ambiente de fascismo mussoliniano plena guerra, y el «infierno interior» que André Bazin descubre en la obra de Renoir cubre totalmente el espacio tiempo de Ossessione. En esta opera prima, Visconti establece los cimientos del gran bloque neorrealista italiano y el hecho de elegir la obra, también prima,  de James M.Cain, confirma su fuerza realista y la importancia de un tratamiento que le corresponde como lo ha comprendido el realizador italiano. Estos diversos puntos de referencia a los que podemos añadir la adaptación clásica pero también transgresora que hace Michael Curtiz de Mildred Pierce (inefable traducción española: Almas en Suplicio-1945) que el escritor publicó en 1941, nos parecen útiles para analizar The Postman always rings twice desde un ángulo que no le sitúa como un  clásico del género negro, sino en sus límites.

Sin embargo, estas reflexiones llevan a una más, relacionada con los eventos históricos: Garnett, a sus 52 años se encuentra en California, años después de una guerra que le fue muy probablemente ajena: rodó una película de propaganda sobre la resistencia francesa en los estudios con actores internacionales… (Notamos sin embargo que, durante la primera guerra mundial, monta espectáculos para las tropas,  fue instructor de pilotos en San Diego y un accidente le dejó con una leve cojera.
Wilder rueda Double indemnity en el mismo año en que tiene que dirigir el montaje de un documental sobre la apertura de los campos de exterminio en Alemania donde murieron familiares suyos, incluida su madre, Visconti rueda Ossessione en 1942, año en que muere su hermano en la batalla de El Alamein y la distribuye bajo ocupación alemana: las bobinas serán quemadas pero el director, prudente, había guardado una copia.  ¿No conviene reflexionar sobre quiénes son estos creadores y cuál es el impacto de las circunstancias, cuando son tan dramáticas, sobre las obras que están realizando?


La novela de James M.Cain « es de una ejemplar concisión estilística y rítmica. Es una obra revolucionaria que lleva el crimen a casa de la gente ordinaria» (François Guérif): desvela las motivaciones de los amantes, el sexo y el dinero, sin ningún juicio moral pero con el ojo del entomólogo.  Aunque la obra cinematográfica no respeta esta estilística de la obra literaria, sí lo hace con la estructura episódica. Estructura clásica de la tragedia, en la que el coro se ve reemplazado por la voz en off, presenta una simetría o más bien una repetición (encontramos aquí una posible  justificación primera de las “dos veces” del cartero…): el triángulo amoroso, mujer, marido, amante en unas circunstancias sociales y económicas que obstaculizan las relaciones de fuerzas (deseos sexuales, materiales…) hasta el asesinato del marido. Esta primera muerte conduce a una segunda situación con otras circunstancias y nuevos obstáculos: la presión social de nuevo, pero organizada esta vez por el aparato judicial  y la corrupción… hasta la segunda muerte. Las circunstancias en las que los amantes se ven envueltos están puntuadas de incidentes, accidentes, eventos intempestivos… un fatalismo que guía el destino de la pareja, Cora y Frank, y de cada uno por separado.

Algunos diálogos
Todos los ingredientes del cine negro: voz en off, asesinatos y juicio, chantajes, puñetazos… la carga del pasado, la fuerza del destino… el hombre que quiere ser libre, que no encaja en el marco de la sociedad de clases y que, a pesar de la fuerte atracción sexual, ve a la mujer como “fatal”, castradora. Ella, Cora, prisionera de este orden social de la dominación del hombre: el marido, el amante, el pasado con la sombra de los hombres, el abogado, el chantajista…

John Garfield (Frank Chambers) y Leon Ames (el fiscal)


Nick contrata a Frank, hombre que se dice vagabundo y libre, pero con un pasado oscuro.
¿El leitmotiv de Frank?: es que tengo un problema: mis pies, se empeñan siempre en estar viajando
¿No le preocupa el futuro?, dice el hombre que le cogió a dedos (Frank no sabe que es el fiscal del distrito)  a quien ha contado su “teoría de la vida”
Bueno, por eso tengo mucho tiempo… además, tal vez mi futuro está aquí, ahora (mirando el restaurante “Twin Oaks” de Cora y Nick Papatakis… ¡no! Smith).  Tay Garnett y los estudios MGM han tomado la precaución de borrar los orígenes griegos del marido de Cora para “quedarnos entre nosotros” supongo,  transformándolo en el clásico  “Nick Smith”.

para salir de una vida sin perspectivas de futuro y presa de la dominación masculina, la atractiva Cora se ha casado sin amor, con Nick, un hombre mayor, pero que tiene bienes.
Frank; ¿cómo se le ha ocurrido casarse con un hombre así?
Cora: ¿Y a ti qué te  importa?... más tarde reconocerá que desde los 14 años, con los hombres… casarse era lo más conveniente… Nick enamorado… decía que con el tiempo, ella también… ¡pero, no!

El flechazo


Entre  Cora y Frank es el flechazo: la colilla rueda en el suelo, las piernas… Lana Turner, momento culto para cinéfilos trastornados,  acompañado por la hamburguesa quemada seguida del cartel “man wanted” quemándose. Beso fogoso: golpe de violines seco…
La noche, el fuego sigue vivo, bailan una rumba, pegados cuerpo a cuerpo… ella no puede más, ¡decide ir a bañarse… calor, calor!  Él se pega a ella y eso a ella le gusta. Olas,  olas..
Quitar una mujer a un hombre no es nada, quitarle el coche es un delito… y deciden ir a dedo…
Te quiero mucho, Frank, pero no así huyendo como vagabundos…

La semilla del diablo
La fábula de la femme fatale no tiene lugar en la obra de James Cain y, si analizamos algunos diálogos, en la película tampoco. Frank deposita su semilla en Cora, terreno fértil para la germinación.
Nick vuelve, borracho y  está a punto de tener un accidente con un camión –
Frank: ¡ojala se estrellase cualquier noche o se cayera por un barranco!
Cora: tú no piensas eso, es una broma
Frank: Sí, claro, una broma…

Sí, claro, es una broma


Más tarde, la semilla está brotando dentro de la hembra Cora, mientras el macho Frank, alentador, deja la hembra responsabilizarse de la gestación:
Cora:¿ Me quieres hasta el punto de que sólo eso importe? Hay algo que podemos hacer y todo estaría resuelto.
Frank: ¿pedir que le pase algo a Nick?
Algo por el estilo   Música… – ¡Cora!Bueno, pero tú lo sugeriste una vez, ¿No?  – Era una broma¿Una broma? ¿No sería que había pensado en ello? Puede que lo dijera, pero no lo pensaba…
Cora: Pero ¡Yo lo digo!
… hablan de amor
Frank: ¡no me convencerías de algo así si tú no me quisieras!

Después del fracaso de la primera tentativa para acabar con Nick:
Cora: es mi culpa, la próxima vez…
Frank: no habrá próxima vez…. Y añade: no debemos hacer plan hasta ver lo que pasa.


La tentativa de asesinato, maquillada en accidente, el crédulo Nick decide vender el negocio e ir a vivir con Cora en la casa familiar, cuidar de la hermana paralítica y tener un hijo. Perspectiva aterradora para Cora. Entonces los amantes planifican una nueva estrategia para liberarse de Nick. Por fin, ¡lo han conseguido!...  Frank absuelto, Cora acusada pero liberada por falta de pruebas claras, la pareja puede realizar sus proyectos… hasta que unos chantajistas relacionados con los magistrados entren en el juego…


Las dos veces
Frank se presenta dos veces a Twin Oaks (se va y vuelve cuando Nick le encuentra).
Los dos intentos de asesinato: el primero fallado por un gato. Nick decide vender Twin Oaks, ella no está de acuerdo pero Nick no cambia de idea: quiere que Cora cuide de su hermana paralítica.  Lo que provoca el segundo plan.

Cora no quiere seguir así. En la cocina, tiene un cuchillo en la mano: pensamos en Sabotaje de Hitchcock… y John Garfield también. Él ya ha tomado la decisión y la confirma:
Ya está bien… ¿tú quería clavarle este cuchillo, no?
No, Frank este cuchillo era para mí: ¿estrategia inconsciente?
¿Hasta este punto me quieres?
No sabe todavía que Cora está desesperada: está embarazada
Más tarde, Cora dará a Frank la prueba de su amor y de la ausencia de cálculo por su parte: es la emocionante secuencia del baño nocturno después de cometer el crimen (se han olvidado del “crimen perfecto” para un vulgar accidente con borrachera…), una escena simbólica del amor desesperado de dos seres que intentan purificarse en el mar… fuera de la luz del acuario.  

Cora y Frank



Al crimen disfrazado en accidente de coche, sigue un dialogo inverosímil, típico del cine negro comercial: Cora y Frank te explican como si eres tonto… (Ver cine de propaganda de Hathaway)…
Ellos mirando el coche cayendo en el barranco:
F-ahora la cosa va a ser dura, ¿seguro que tienes fuerza?
C-¡después de ver eso, las tengo para lo que sea!
F-muy bien, hay que bajar ahí, tenemos que ensuciarnos un poco, ¡vamos!

Hume Cronyn (el abogado de Cora)


… Pero el fiscal que les vio salir borrachos les seguía.  Frank está herido. ¿Las sospechas del fiscal?  El seguro de vida que Nick acababa de hacer. Frank sospecha de Cora.
Aquí el fiscal pide a Frank que denuncie a Cora.  Él firma: la postura del fiscal parece exagerada, inverosímil… o mal dirigido. Sigue el típico cliché: el abogado de Cora y el fiscal son amigos que tratan fríamente de los asuntos judiciales, de la vida de la gente…
 Ella decide confesarlo todo para no cargar sola con el asunto. Pero es un truco del abogado. La estrategia del fiscal no ha servido de nada, y tiene que retirar la acusación de asesinato por homicidio, y recomienda la clemencia por falta de pruebas… y ahorrar los gastos al pueblo de California.

Audrey Totter (Madge)


Ahora es Audrey Totter quien entra en la vida del protagonista, harta de hamburguesas mientras se muere la madre de  Cora… Después viene Kennedy a chantajearles. Con su amigo Willy. En una escena totalmente teatral, ridícula…


Al final, en el corredor de la muerte, el cura le da una carta de Cora a Frank que lo cuenta todo… incluido la historia de las dos veces y del cartero… ¡antes de entrar en la cámara de gas!
Frank: es como si estas esperando una carta con angustia. Te quedas justo a la puerta por si no oyes al cartero. Sin darte cuenta que el cartero siempre llama dos veces: dos veces para Cora y ahora dos para mí…. Siempre dos veces, por muy lejos que estes en la parte de atrás. Cora ha pagado por Nick, y ahora yo….
Frank pide una oración para que Dios…. ¡Paramos ya, Georges Sadoul tenía razón!


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