7.7.11

Simples palabras -2

EL ESPIGADOR
 nº13

Esta segunda página de "Simples palabras" trata de una expresión que tiene futuro, la gobernanza mundial, y de estas dos otras que los partidos extremos han transformado en sinónimas: derecha e izquierda.


La gobernanza mundial, corazón de la margarita

En Arendt y la libertad , Hannah Arendt sugiere que «los medios de violencia … en mano del sistema político, despiertan en la humanidad el temor a su desaparición y, en contrapartida, la esperanza de que la humanidad será razonable y se deshará de la política antes que de sí misma –mediante un gobierno mundial que disuelva el estado en una maquinaria administrativa, que resuelva los conflictos políticos burocráticamente y que sustituya los ejércitos por cuerpos policiales». Hoy, añade memento, la tendencia es hacer de los ejércitos unos servicios humanitarios con derecho de ingerencia, que las masas pueden aplaudir más fácilmente.

Sesenta años después, la nueva directora del Fondo Monetario Internacional expone su visión de las instituciones internacionales en un libro de conversaciones con responsables de estas instituciones recogidas por Jean-Marc Vittori "A favor de una gobernanza mundial".

Dice Christine Lagarde: «Así tendremos una margarita cuyo corazón ejerce la gobernanza supranacional sobre los bienes públicos mundiales. Sus pétalos serán la Organización Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional, el Foro de Estabilidad Financiera, la Organización Internacional para la Alimentación, la Organización Mundial de la Salud, etc…



De momento, hemos colocado las primeras piedras de la gobernanza mundial que existirá dentro de veinte o treinta años. Nos incumbe hacerla vivir y crecer, a no ser que los eventos nos impongan, una vez más, acelerar el proceso»[1].

Esta esperanza de que la humanidad se deshará del sistema político mediante un gobierno mundial que disuelva el Estado en la margarita de la señora Lagarde está a punto de realizarse y estamos invitados a hacerla crecer… o por lo menos, informados que otros lo están haciendo . Sin embargo, Hannah Arendt nos ha advertido:

« en lugar de una abolición de lo político obtendríamos una forma despótica de dominación ampliada hasta lo monstruoso, en la cual el abismo entre dominadores y dominados tomaría unas proporciones tan gigantescas que ni siquiera serían posibles las rebeliones, ni mucho menos que los dominados controlasen de alguna manera a los dominadores».


Esta declaración de una responsable política en el campo de las reformas actuales puestas en marcha con la globalización, por una parte, y el contra-campo que nos ofrece el pensamiento de Hannah Arendt, por otra parte, ponen de manifiesto otras "simples palabras":



Derecha - Izquierda



Dice la escritora mexicana Sabina Berman: «Técnicamente uno de derechas tiene fe en verdades absolutas, que no existen, y tiene prohibida la discusión porque cree en lo que no es verdad y lo que se ajusta a la realidad es destruido e ignorado. La mente de izquierdas es una mente científica, la verdad se indaga, se cifra, se comprueba y recomprueba, las soluciones que derivan de ella son complejas. Es un pensamiento mucho más lento y generoso». No será difícil identificar en esta página quién es una y quién la otra.

En cuanto a la esperanza de un gobierno mundial, leemos también a E.L. Doctorow:, quién, a propósito de la relación entre partidos políticos recuerda: «no sé si ha habido un cambio. Cuando yo era niño, hubo una marcha de apoyo al nazismo en Madison Square Garden, y la gente iba caminando por allí con esvásticas en las camisas. Había un conocido sacerdote de derechas, el padre Cogwin, que tenía una inmensa cantidad de seguidores. Estaba Charles Lindbergh, cabeza de un grupo llamado América Firster's. Luego vino el fervor anticomunista de los cincuenta, una era gris en la vida de EEUU». Doctorow añade: « Siempre ha sido más fácil para la derecha llegar a la gente. El psicólogo Wilhelm Reich dijo que la mente del hombre promedio está construida para el fascismo: es mucho más fácil para la derecha llegar a ese lado antediluviano de la gente, sus miedos, sus ansiedades, que para la izquierda tratar de apelar a la razón».

Edgar Morin, sobre estas simples palabras tan desacreditas cuando les extremos las asocian, se muestra compasivo: «Las derechas tienden a pensar que el desgraciado, el pobre o el criminal es el único culpable de su condición, mientras que las izquierdas nos sentimos pobres, criminales o explotados con ellos. Esas dos emociones te llevan a ser de derechas o de izquierdas».

Notas
[1] No podemos quejarnos de la falta de transparencia (otra simple palabra) de los responsables políticos, y disfrutarla antes de que el oscurantismo de la gobernanza mundial nos hunde en una larga noche.