31.5.10

Justicia y peligrosidad



«En el pequeño mundo en el cual los niños viven su existencia, no hay nada que se perciba y se sienta con tanta agudeza como la injusticia» (Charles Dickens: Las grandes esperanzas)

Hace más de un siglo, la escuela positivista italiana desarrolló unos estudios sobre las medidas preventivas de profilaxis social y de seguridad que los estados totalitarios del siglo XX utilizaron extensamente. En 2004, se retomó una ley de la época hitleriana y se validó por el Tribunal Constitucional alemán. En Francia, en 2008, una ley se inspiró en el modelo alemán.
¿De qué se trata?


De mantener encarcelado un año más a un condenado que ya cumplió su pena. Esta
extensión de la condena durante un año es incluso renovable. El único
criterio para tal prórroga es la "peligrosidad":



-a la lógica culpa/castigo se añade la lógica peligrosidad/prevención y seguridad
-no se castiga al individuo por su delito, su culpa, sino que se "neutraliza" al individuo como si se tratase de un animal "peligroso".
-en la lógica culpa/castigo, la duda beneficia al inculpado y la presunción de inocencia obliga a la acusación a demostrar su culpa. Por contra, en la segunda lógica, la duda beneficia a la acusación ya que la prueba de "no peligrosidad" no es demostrable: "el principio de precaución" se vuelve "presunción de peligrosidad" (según un artículo de Mireille Delmas-Marty, jurista, en Le Monde del 6 de Abril 2010).



Con este ejemplo, estamos ilustrando "La idea de justicia" del premio Nóbel de Economía Amartya Sen: «[La idea de justicia] esta directamente relacionada con la vida y capacidades de la gente y con la relación y afectación que surgen». Amartya Sen se refiere a un concepto de la filosofía india, el Nyaya (lo que surge y cómo surge, en particular la vida que las personas son realmente capaces de vivir) que opone al concepto de NIti, el cual se refiere a la idoneidad de las instituciones así como a la corrección del comportamiento. Es una teoría de justicia que se preocupa más por lo que pasa en el mundo real que por un mundo perfectamente justo. Tiene un instrumento: el razonamiento público. Y un lugar: la democracia. Si la democracia es deliberación, "gobierno por discusión" dice Amartya Sen, es el lugar natural para el razonamiento público, para la discusión de la pluralidad de razones, para un ejercicio imparcial de evaluación, para extender el ejercicio de imparcialidad más allá de las fronteras de cada Estado.

Con una información que no está distribuida de forma equitativa, un control de los sistemas político, jurídico, económico y financiero limitado a un voto, el ciudadano "acaba creyendo a los suyos... y los votantes terminan usando la ideología, que pesa mucho más en la decisión de voto que cualquier otra cuestión" (Ignacio Urquizu, profesor de sociología en la Complutense de Madrid). Wilhelm Reich dijo que la mente del promedio humano esta constuida para el fascismo y los límites de la democracia hacen que sea más fácil, para ciertos políticos y medios de información, llegar al lado oscuro, o por lo menos confuso, de los ciudadanos, a sus miedos, hablándoles de prevención y peligrosidad.

18.5.10

Bela Tarr y la abstracción lírica: "The man from London"

Bela Tarr y la abstracción lírica, "The man from London"


Con esta película, Bela Tarr vuelve a la atmósfera claustrofobica de sus primeras películas después de la apertura al cosmos que sugiere Las armonías Werkmeister, con su baile del sistema solar y el ideal de armonía de sus personajes. A partir de una novela de Georges Simenon, el realizador húngaro transforma una historia de crimen y robo en un réquiem en negro (y blanco) con la fuerza del embrujo que le caracteriza. Bela Tarr nos hace escapar de la narración con la amplitud de sus largos planos secuencia y un virtuosismo que no aplasta, una obra hipnótica… Y cuando intentamos descifrar la sensación de hipnosis, la asociamos evidentemente al ritmo.



El ritmo de una cámara
La cámara acompaña casi exclusivamente al protagonista:

detrás de su nuca, en la reflexión o la observación
asomándose por encima del hombro, en su relación con otros personajes
andando a su lado, mirando su perfil como el amigo inquieto y disponible
adelantándole unos pasos, interrogativo y protector.

Participan de este ritmo:
la precisión técnica de los travellings que mantienen el perfil del personaje en el centro del cuadro,
los picados, zooms, travellings que se sustituyen a la mirada del protagonista. La cámara es la mirada más allá del campo visual real, introduciendo el campo (virtual) que traduce la imaginación del protagonista.

El ritmo de una banda sonora
El ritmo lento, amplio y preciso de la cámara tiene como acompañamiento el "bajo continuo" de una columna de aire: órgano, acordeón, órgano… El enlace musical entre la situación interiorizada (mono tonal) y la situación del mundo exterior (endecha del acordeón) transmite con maestría el cambio progresivo de ritmo. Los clientes del café bailan, el protagonista sale liberado y la acordeonista, mirándolos, accelera el ritmo, llenando de pronto el espacio sonoro.

El ritmo visual: la abstracción lírica
Entre la pantalla negra que abre la película y la pantalla blanca que la cierra, unos contrastes de grises, de blancos saturados, de negros densos aparecen como los principales parámetros de esta atmósfera de hipnosis que libera por completo de la narración. Bela Tarr crea así una abstracción lírica, retomando por su cuenta la formula de Goethe que Josef von Sternberg había aplicado a su obra:

Entre la transparencia y la blanca opacidad, existe un número infinito de grados de confusión… Se puede llamar "blanco" al brillo del transparente puro que, de manera fortuita, se vuelve opaco[1]





La abstracción lírica se define por la relación entre luz y blanco, de tal manera que la sombra guarda un papel importante, aunque diferente de su papel en el expresionismo alemán[2]. El expresionismo desarrolla un principio de oposición, de conflicto, de lucha (lucha del espíritu contra las tinieblas) mientras que la abstracción lírica es tratada por los cineastas que la utilizan como una alternativa entre el estado de las cosas y la posibilidad, la virtualidad que supera este estado.

Analizando la obra de Sternberg, Claude Ollier dice que mientras más cerrado y exíguo esté el espacio blanco, más precaria y vulnerable es la situación, frente a las virtualidades del exterior.[3] Bela Tarr sitúa el instante de la confusión, de la debilidad del protagonista, en el deslumbramiento de su dormitorio limitado a la ventana, fuente de luz, y la silla: estado afectivo que el espacio califica e intensifica.

Desde la perspectiva de la abstracción lírica, se entiende la alternativa mental: ya no es la elección entre el Bien y el Mal, sino el potencial de toda elección: lo que uno puede elegir y repetir a cada instante, confirmándose así a uno mismo, y si hay sacrificio, es con la condición de no tener que justificarse (la trilogía de Dreyer Dies Irae, Ordet, Gertrud y Shangai Express de Sternberg, Lancelot de Bresson). Hay que añadir The man from London de Bela Tarr: el personaje de la verdadera elección, el protagonista, eleva el afecto al nivel de su pura potencialidad, sacándole la parte que se desborda de todo lo que tendría que cumplir.[4]

Así, Bela Tarr transforma la representación de un género –el "thriller", que exige una narración precisa– en una obra lírica: la narración se escapa de unos largos interludios espaciotemporales que nos llenan de sensaciones ópticas y sonoras.


Bela Tarr no es tanto un cineasta de la meditación como un geómetra de las tinieblas, adentrándose con un paso sordo y soberano en la noche .[5]

Memento


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[1] GOETHE, Théorie des couleurs Editions Triades, p.495

[2] En relación a este analisis: FONT, Domènec. Geometría del Espirítu. El Pais

[3] OLLIER, Claude. Souvenirs écran. Cahiers du cinéma. Gallimard, p.274

[4] Con respecto a la abstracción lírica: DELEUZE, Gilles. L’image-mouvement Editions de minuit- 1983, p.132 y 160

[5] MALAUSA, Vincent. Cahiers du Cinéma, suplemento al nº611

Cine de nuestro tiempo V: TARKOVSKI "Iconografía de una despedida"





Une journée d’Andreï Arsenevitch (Chris Marker- 2000)
Desde la primera secuencia, la escenografía está definida: la espera, el reencuentro madre-hijo –Larisa y Andriushka–, la visita del hijo al padre después de una separación de 5 años. es la película de despedida del director: la familia Tarkovski, muy condescendiente con Marker, actúa como "el espejo" de todas estas familias que cruzan sus películas.

Chris Marker utiliza los rushes de su encuentro fílmico este “día en la vida de Andreï Arsenevitch” ya hospitalizado, en 1986. Hace un montaje con rushes de otros rodajes de Tarkovski y secuencias de (casi) todas sus películas. El director ruso muere al final del mismo año. el documental será distribuido en 2000.

Las películas: un niño y un árbol


En el curso de una sesión de espiritismo, Tarkovski "entró en comunicación" con Boris Pasternak:

Pasternak: tu rodarás siete películas

Tarkovski: ¿sólo siete?

Pasternak: sí, pero… buenas

Si no tomamos en cuenta los cortos en los cuales colaboró en las clases de Alexander Gordón (Hoy no quitaremos nuestros puestos y The killers) o que rodó por su cuenta (La apisonadora y el violín), tenemos siete películas que se dividen en dos grupos[1]:

En la Unión Soviética: La infancia de Iván (1962), Andreï Rublev (1969), Solaris (1972), El espejo (1974), Stalker (1981) Este primer grupo asienta la reputación de Tarkovski, por la intensidad y el virtuosismo de la obra producida, como modelo y fuente de inspiración para los jóvenes cineastas de la Unión Soviética.
En exilio: Nostalgia (Italia 1983), El sacrificio (Suecia 1986). Se añade a estas dos películas el autorretrato melancólico de un exiliado enamorado de su tierra natal (Nostalgia) y la puesta en evidencia de la disyuntiva que se presenta a un realizador dividido entre Este y Oeste.
La melancolía del eslabón perdido la expresa Tarkovski en 1983: Él lleva cuatro años fuera de su país, y anuncia en Milán que no regresará a la Unión Soviética porque no tendría allí la oportunidad de rodar más películas.

Chris Marker nos recuerda que estas siete películas forman un todo entre el primer plano de la primera película y el último plano de la última: "un niño y un árbol". entre estas dos imágenes una trama recorre una obra ambiciosa e inquieta.

Más allá de la escenificación del conflicto entre lo espiritual y lo material, la naturaleza y lo social, la historia y el individuo, más allá de preguntas esenciales como el poder de la memoria, el sentido del arte y la alienación de la vida moderna, esta trama es la expresión poética de un amor a una tierra y de una ontología que se fundamenta en una fe divina y panteísta.

Un artículo[2] sobre Stalker que se fija en las obras de Kubrick y Tarkovski nos acerca más a esta trama:

La procesión Rublev-Solaris-Espejo-Stalker es sólo comparable con la trilogía 2001-Clockwork Orange-Barry Lindon… La inmensidad de sus proyectos respectivos sugiere una falta de espacio vital: Kubrick hace pensar a un conquistador que después de haber integrado una región a su territorio se dirige hacia las antípodas, para descubrir nuevos mundos; parece capaz de una expansión indefinida en el espacio. Tarkovski es más sedentario, aunque no le falta el imperativo de la renovación, y anexa regiones limítrofes si hace falta. La mayoría de las veces, se ensaña sobre el mismo surco, cavando, destapando los estratos que servían de cimientos a su obra anterior.

Por su parte, Chris Marker nos ofrece un viaje dentro de "la atmósfera Tarkovski". A lo largo del documental, aparecen los aspectos más destacados del universo de un auténtico visionario.
La casa y el padre
La familia y… la casa.
"Encontrar la llave para entrar en la casa de Tarkovski":

La casa que Tarkovski persigue en sus películas y en el nomadismo del exilio, la casa de "su película donde se cruzan todas sus películas", la vuelta a casa como enfoque esencial y como objeto extremo del "sacrificio".
En cada película, hay un territorio donde instalarse. "Explorar la otra orilla" para Iván, o el movimiento inverso para Stalker: la libertad al interior de la alambrada, evadiéndose para entrar en la Zona.
Este paisaje industrial fosilizado, este trozo de siglo XX convertido en capa geológica[3] es la "Zona". En el centro de la Zona, hay una" habitación de los que dicen que" realiza los deseos de los que la penetran…Pero el absoluto no es un lugar; es un movimiento… [4].

La vuelta a casa. En Solaris, se pasa del océano al "islote de memoria", con el último plano del padre y de la casa. En El espejo, prosternándose delante de su padre el poeta Arseni Tarkovski, al ritmo de sus versos. En Stalker estos mismos versos acompañan la escena más enigmática.
Y, por fin, la casa de campo: la historia de la casa, que el padre cuenta al hijo; el hijo que regala la maqueta de la casa al padre; el padre que incendia la casa, el último Sacrificio de Tarkovski que dedica la película a su hijo Andriushka.


Los 4 elementos: anulación de la forma
La parte central del documental es un análisis que se suma a las innumerables reflexiones sobre el tema, pero que tiene la ventaja de ser magníficamente ilustrado con escenas de películas –Chris Marker tiene mucho donde escoger – que ponen en evidencia una "relación carnal con la naturaleza".


La lluvia marca el ritmo de cada película, intensas como en Kurosawa –Tarkovski reconoce su "sensibilidad japonesa"–. Del agua al fuego, en El espejo, del fuego al agua en Solaris; el agua liberadora después del aire y el fuego en Andreí Rublev, el fuego purificador del Sacrificio…



Y la tierra siempre presente, el fango donde los humanos se hunden en Stalker: estamos de vuelta a casa, a la tierra, al inanimado; el Stalker, fascinado por el limo, parece confundirse con éste: Tarkovski anula la forma.

Comparando la toma en picado de Tarkovski con el ángulo contrapicado americano, ilustrado por la típica escena del western –el cowboy destacándose sobre el cielo–, dice Chris Marker: "el americano ingenuo contempla el cielo, mientras el ruso contempla la tierra".

La tierra en la opera Boris Godunov: Chris Marker nos ofrece un documento que nos permite ver la reproducción, en el Kirkov de Leningrado, de la representación (no filmada) en Londres de Boris Godunov. El zar se hunde en la tierra rusa representada por una alfombra estampada con el mapa del Imperio.


Los americanos han llevado muy lejos el estudio del movimiento continuo…movimiento que vacía la imagen de su peso, su materia…Paradjanov, Tarkovski (pero antes Eisenstein, Dovjenko o Barnet) miran la materia acumulándose, atascándose, una geología de elementos, de basuras y de tesoros formándose en cámara lenta. Ellos hacen el cine del hielo soviético, el imperio inmóvil…

Se sabe que, desde Andreï Rublev, Tarkovski no mira hacia el cielo, el aire… Nos sumergimos con furor en las entrañas de la tierra donde corren aguas: de la cascada a las marismas. El éxito reside en la extraordinaria fuerza visual que el cineasta pone al servicio de una aberración topográfica[5].

La reflexión estético-religiosa: fe, pintura y música
En su presentación de una retrospectiva integral de Tarkovski en el centro Pompidou, Samuel Blumenfeld escribe en el diario Le Monde:


Andrei Rublev es la primera –y puede ser la única– producción soviética que da un papel central a un artista[6] y que plantea la idea del cristianismo como elemento constitutivo de la identidad rusa. A día de hoy, la película revela su carácter premonitorio y anuncia la caída del comunismo. La dimensión autobiográfica de Andrei Rublev (el titulo inicial era "la pasión según San Andrei") plantea la cuestión de la relación entre el artista y el estado, que va a resultar tan dolorosa en el caso de Tarkovski.

Llama la atención la presentación que hace Chris Marker de la fe religiosa de Tarkovski. Nos enseña unas tomas aéreas de movimientos de masas en Andreï Rublev, la escena del Apocalipsis en El sacrificio, el cuadro que se amplía en el final de Solaris R
11;que nos ofrece uno de los planos más imponentes de la historia del cine con el océano y "sus islotes de memoria"–. La voz en off interpreta dichas tomas: "mirada vertical","la presencia clandestina de la fe" o "la mirada del Cristo pantocrátor… que nos contempla y nos juzga".

Por supuesto, no falta el aspecto religioso y la reflexión sobre la Fe en la obra de Tarkovski. Sin embargo, es solamente un aspecto catalizador que nos lleva a una poesía pura dentro de la narración: la levitación de Maria en El sacrificio, el misterio de la habitación de la Zona en Stalker, y el final de Andreï Rublev que se libra de la narración para transformarse en un poema sobre los iconos. Esta última película es una meditación sobre la significación del arte y "la angustia de un creador nunca satisfecho".

Tarkovski lo ha dicho muchas veces:

Mi meta es situar el cine al mismo nivel que las demás artes.

Chris Marker añade:

Armado con todo lo que él ha aprendido de la pintura, con su fiel aliada la música -este arte supremo-, le toca al cine de Tarkovski dar la prueba que puede alcanzar la pura belleza.

Sus películas utilizan los reflejos dentro de la pintura y "el espejo como metáfora de la pintura". Vemos a Tarkovski filmando con precisión y concentración la panorámica vertical del árbol pintado por Leonardo da Vincí y restituirla en El sacrificio: en una lenta subida acompañada por la música de La Pasión según San Mateo de Bach, se pasa del árbol pintado al árbol real. En su realización de una obra en "segundo grado" a partir de una obra que se sustenta a sí misma, el cineasta arroja sobre aquella una nueva luz.

La palabra
Al final de El sacrificio, el hijo mudo pronuncia sus primeras y únicas palabras en toda la película:

Al principio era el Verbo. ¿Por qué, papá?

Cuando se acaba Stalker o Solaris o El sacrificio, cuando dejamos de buscar el imperio soviético, el inconsciente o Dios, el apocalipsis o la vuelta a casa, ¿qué nos queda?

Las mismas imágenes, la Zona, el Océano, el árbol seco y la ausencia de cielo…

Nos quedan: la imagen del director y su equipo, el rodaje del plano del incendio de la casa (El sacrificio) –seis minutos seguidos, una segunda y necesariamente última toma, lo que supone la sincronización de cada movimiento– la fuerza de una visión en marcha hacia su realización y la orden de rodar. Y ésta es respondida por Chris Marker con el levantamiento de la campana en Andreï Rublev:

la campana ha sido bien fundida, el plano ha sido bien rodado.

El sueño metafísico de Tarkovski renuncia al antropomorfismo… Y sus preguntas pueden encontrar una respuesta sólo en la pura poesía. No más reflexión, no más discusiones sobre la fe o la superioridad del inocente sobre el intelectual, no más metáforas…Tarkovski da la espalda a la bóveda celeste como el astronauta de "Solaris"… mira a sus pies escruta la tierra y el agua. el agua, sobre todo…[7]

Si el documental no integra en su montaje ninguna entrevista del cineasta ¿no será para traducir esta frase de Tarkovski?:

Me expreso a través de imágenes, y vosotros ¿queréis darle un sentido a través de las palabras?.



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[1] Las fechas corresponden a la distribución de las películas en Europa occidental. Andreï Rublev esperó 5 años en los cajones de las instituciones vigentes. el festival de Cannes negoció con la URSS la selección de "Andrei Rublev" para competir en 1967; pero las bobinas que habían llegado por valija diplomática, tuvieron que ser devueltas por orden de Moscú –no sin sacar una copia que dio comienzo "al mito Tarkovski" en Occidente en plena guerra fría–.

[2] Carrere, Emmanuel. Troisième plongée dans l’océan, troisième retour á la maison Positif nº247 Octubre 1981

[3] Tarkovski ha sido geólogo en Siberia (1954- 56)

[4] DANEY, Serge. La zone de Tarkovski. Libération 20 noviembre 1981

[5] DANEY, Serge. Ibíd.

[6] Andreï Rublev (1360-1430) es reconocido como el más grande pintor de iconos de la historia del arte ruso.

[7] CARRÉRE, Emmanuel. Ibíd.

15.5.10

Cine de nuestro tiempo IV: "Nueva Ola"


La acción de los jóvenes cineastas y críticos en los últimos años de la década de los 50 desbloqueó el problema de la "política de los autores" y así se les abrió la puerta de los productores. Quedaba la pregunta: ¿por qué hacer películas?
Ya no se trata de contar una historia con imágenes, sino de liberar al cine de contarla. La Nouvelle Vague nace con la pregunta mencionada. "La amplitud del movimiento y su diversidad, superan el entusiasmo publicitario y provocan realmente una conmoción sistemática de la producción en Francia. Conmoción que comparten todos los intérpretes de la profesión: financieros, productores, guionistas." "[1]


A continuación vamos a desarrollar un análisis conjunto sobre tres cineastas representativos de este movimiento con sus respectivos documentales desde algunos puntos significativos:



Jacques Rivette, le veilleur (El sereno- dirigido por Claire Denis- 1989)

André Téchiné, après la nouvelle vague (Después de la nueva ola- Dirigido por Laurent Perrin. 1995)

Philippe Garrel, portrait d’un artiste (Retrato de un artista- Dirigido por Françoise Etchegaray-1998)



La forma de los documentales

Jacques Rivette
es, con JL Godard, Truffaut y Rohmer, un cineasta que participó en el inicio del movimiento -él recuerda en el documental de Claire Denis esta fase de la Historia del Cine-. Claire Denis rueda lentamente, como leyendo un libro, una pagina tras otra, respetando los silencios de la reflexión, en ósmosis con la elegancia discreta, casi tímida de Rivette.
André Téchiné y más tarde Philippe Garrel pertenecen a "olas" más recientes. Los documentales que corresponden a estos dos autores son más clásicos que los tratados anteriormente por su formato: pregunta-respuesta con algunas secuencias de películas intercaladas.


Situaciones ópticas y sonoras
La forma del road-movie, la balada, el paseo, marcan las primeras películas de la Nouvelle Vague, con unos personajes emocionantes y encantadores, liberados del arcaico realismo espacio-temporal y que no parecen afectados por los eventos.
-Rivette, con su fama de "reportero de las pasiones modernas" [2], añade la explosión de los actos que rompen la continuidad, una alteración de los gestos, una retención temporal (L’amour fou) y potencia así las situaciones y las sensaciones ópticas y sonoras. Insiste Rivette en resaltar la empatía de personajes que utilizan los recuerdos y seudo recuerdos o que fantasean (Le pont du Nord –Céline et Julie vont en bateau).


-Téchiné vuelve a la narración, asimilando las sensaciones ópticas

y sonoras (un movimiento lento de la cámara que pasa del cuerpo a la cara; de la cara al rió; del río a la barca que la cámara acompaña para volver a la cara que mira al río). Pero él añade unas imágenes mentales: el pensamiento de los personajes.

-Garrel va a la carne. Las situaciones y las sensaciones se dan en función del cuerpo del otro: su canto, sus luchas. En una secuencia particularmente sugerente, un personaje corre por una playa, de perfil: un travelling continuo de acompañamiento, situación óptica que encuentra su fuerza de expresión en la duración. La duración la da la banda sonora, un canto en off desgarrador. Sólo al final del canto, aparece a la izquierda la cantante Niko, compañera de Garrel y musa de Andy Warhol, creándose la convergencia de las sensaciones sonora y óptica.TiempoJacques Rivette desarrolla con Serge Daney la idea del fin del tiempo de la narración:


Existe un antes y un después de Antonioni


Se acabó el tiempo del encadenamiento de acciones, ya los espacios no tienen que coordinarse ni rellenarse. La aberración puede sustituir a la coherencia. Rivette habla de bucles temporales, de relaciones no localizables –faux raccords–, de un nuevo sentido del montaje. La película entra, a partir de ahora, en una relación más elástica con la duración. Investigar lo que puede haber detrás de algo, prolongar para descubrir -Rivette lo llama "el síndrome de Scheherazade"-. En contra de Serge Daney, elogia la curiosidad cuando el proyecto de la película está en marcha: meterse en la tarea, "descubrir y excavar con delicadeza, como si se tratase de una pieza antigua".



Planos y cuerpos
La "nueva ola" acentúa el cine de las actitudes y de las posturas. Los decorados están realizados a menudo dejando a los cuerpos el grado de libertad que necesiten para abrazarse o pegarse. Tanto Rivette como Téchiné hablan de la parte secreta de cada individuo, que conviene respetar, pero lo hacen de modo distinto:

Para Rivette es difícil fragmentar el cuerpo (en primer o primerísimo plano) y por ello opta por hacer el tratamiento del cuerpo en su conjunto y dentro de su entorno. A veces, los personajes son más grandes que lo que les rodea (plano americano); o parecen perdidos en el paisaje (plano panorámico). Con este tratamiento, trasforma su Juana de Arco (Jeanne la pucelle: les batailles, les prisons) en un western medieval.
Téchiné quiere sugerir en la pantalla la fidelidad a la parte secreta, tratando a los personajes como partituras musicales: solo, sonata para dos instrumentos, cuarteto… Busca los personajes, los cuerpos, antes de definir los diálogos. El guión, por supuesto, pero sólo para entender a los personajes, que son la referencia mientras se rueda. Su diferencia con Rivette reside en el tratamiento de los cuerpos desde el pensamiento. Dice Deleuze:




"Es un cine de inspiración neo-psicoanalítica: dame un lapsus, un acto
fallido, y yo construiré un cerebro… Con esta perspectiva, hasta el decorado
tiene una función cerebral más que física
".[3]


Es el mental el que dirige las posturas del actor y no las emociones, y lo ilustra con escenas de algunas películas suyas. Téchiné reconoce haber abusado del plano-secuencia que él caracteriza como una voluntad de perfección, de rigor, y "aunque tiene la ventaja de dejar espacio a los actores, participa de un formalismo".Se compara a veces a Garrel con Antonin Artaud o con Rimbaud. El documental de Françoise Etchegaray confirma esta comparación: personaje trágico, aturdido por momentos, alimentando su creación desde las dificultades económicas, incluso los sufrimientos, o la muerte de un ser querido. La secuencia con Jean Seberg es particularmente potente; sobre todo cuando Garrel revela las dificultades que tenía que superar para realizarla. Un romanticismo que apela a la creencia: el lazo entre el hombre y el mundo como objeto de fe.
A propósito de los personajes de Bande à part, JL Godard dice:


"Son gente real y es el mundo el que hace una "bande à part". Es el mundo el que
se monta una película. Es el mundo el que no está sincronizado; ellos son
justos, auténticos, representan la vida. Viven una historia simple, es el mundo
que les rodea el que vive un mal guión".



Para Philippe Garrel, la creencia es la creencia en los cuerpos. Llegar al cuerpo antes de cualquier discurso, antes de nombrar los cuerpos. Devolver las palabras a la carne. Garrel lo expresa desde el blanco o el negro, el calor o el frío, la relación entre la imagen y su ausencia. En la sucesión de secuencias que ofrece el documental, lo que aparece no es la relación entre imágenes, no es la dialéctica entre la imagen y su ausencia… El corte entre imágenes es irracional, vale por él mismo y la pantalla blanca y fría, o la alianza del fuego y del negro parecen generar los cuerpos.
Philippe Garrel evoca en el documental su historia personal y la confunde con su obra. A continuación una frase suya extraida de una entrevista con "Cahiers du Cinéma" nº 287:


"Al final de "Barreau de Cristal", está la chica que se suicida, y de alguna
manera es como lo he contado en "Marie pour mémoire", ¡que venga ya la locura! …
hasta el día que se me vino encima… Hasta que volví a encontrar la razón con el
cine."





[1] TRUFFAUT, François Ibíd. p.18[2] LEFORT, Gérard. 1994 Ici Rivette. Libération: les films de nos 25 ans Suplemento al diario francés Libération del 13 Mayo 1998.[3] DELEUZE, Gilles Ibíd. p, 276[4] COLLET, Jean Jean-Luc Godard, Seghers, p.26-27

5.5.10

Cine de nuestro tiempo III: "El dinausorio y el bebé"




Le Dinosaure et le Bébé: dialogue en 8 parties entre Fritz Lang et J.L.Godard (El dinosaurio y el Bebé: dialogo en 8 partes entre Fritz Lang y J.L. Godard- 1965).

El rodaje de este documental por André S. Labarthe se hace dos años después de la colaboración de Lang y Godard en la película Le Mépris (El desprecio, inspirado por la novela de Alberto Moravia). Su escenografía recuerda escenas de la película: en esta película, Godard dirige a Fritz Lang en el papel de un director de cine que rueda La Odisea en Italia. Así, desde las primeras imágenes, Labarthe nos ofrece una puesta en abismo (ver "Glosario cine" en pestaña) del dialogo entre Lang y Godard.


Godard conduce la entrevista a Lang.

Este nevel de improvisación que señala Lang, es sólo aparente: Godard redactó un guión muy preciso en cuatro etapas: 2 sinopsis, 1 guión técnico de 13 secuencias y un texto de los diálogos definitivos en 13 secuencias.El documental utiliza por supuesto unas imágenes de Le Mépris (1963) y también de la película de Lang (1931) que para su autor es la que cuenta más en su filmografia: M (traducido en España por: M, El Vampiro de Dusseldorf - ver: Cine y Democracia en Archivos de este blog). dentro de "la politique des auteurs" tema de esta serie, la obra de Fritz Lang es un terreno privilegiado para analizar unas películas liberadas de la prioridad que se suele dar a un estudio temático o exclusivamente narrativo.


Concepción cinematográfica.
Asistimos a una confrontación amistosa y respetuosa entre dos hombres que no esconden una admiración reciproca, ni una crítica incisiva: "no entiendo este nivel de improvisación que usted tiene" dice Lang[1]; eso sería muy "malo": aplicar su método en mi obra, contesta Godard, en referencia a los fines moralistas de Lang.
Fritz Lang recusa la palabra "artista" para la profesión de director:
el director es un trabajador y trabaja duro, al contrario de lo que piensa el público.
Incapaz de saber porqué rueda películas –lo que Godard comparte–, Lang dice necesitar un analista, un crítico que le de la respuesta. Sin embargo, él se define como el psicoanalista de los guionistas y los actores: tengo que "deslizarme por debajo de sus pieles". Reconocemos aquí lo que expresaba Renoir con respecto a su equipo. Lang insiste en cuanto a "la moral", meta e hilo conductor de sus películas.

J. L. Godard, como crítico y cineasta, desarrolla su concepción cinematográfica 

a través de las escenas seleccionadas de Le Mépris y de sus preguntas a Fritz Lang: el estatuto del autor en comparación con Hollywood, sus relaciones con los productores y la censura vigente en Francia en esta época: verdadera "tiranía para la nueva generación". después de A bout de souffle (Al final de la escapada), su segunda película en 1960 es le petit soldat (el soldadito) que será prohibida durante 3 años.



Producción
Godard no habla de sus dificultades para financiar sus proyectos, que tienen en general un presupuesto bajo. Le Mépris es un encargo del productor Carlo Ponti. Este último arranca una carrera de productor estadounidense con la Paramount, la cual exige que se añada unas escenas de desnudos con Brigitte Bardot. Godard va aprovechar estas concesiones a la producción americana para reintegrar escenas previstas en las primeras etapas del guión técnico. Fritz Lang dice en Le Mépris: un realizador necesita tener al productor como amigo y usted (hablando al productor de la película, el actor Jack Palance) es un dictador.
El mismo va a intentar montar su propia sociedad de producción: Diana Productions, después de pasar por casí todas las majors estadounidenses.

Nota [1] : Este nevel de improvisación que señala Lang, es sólo aparente. Godard redactó un guión muy preciso en cuatro etapas: 2 sinopsis, 1 guión técnico de 13 secuencias y un texto de los diálogos definitivos en 13 secuencias.

Cine de nuestro tiempo II: "Straub y Huillet"





Danièle Huillet et Jean-Marie Straub, cinéastes (dirigido por Pedro Costa-2001).

No es necesario preguntarse quién es el verdadero autor de una película: puede ser la película de un realizador, pero hay también películas de un buen guionista, de un productor con un proyecto creativo definido, o de un actor que lleva todo el peso del proyecto.
Sin embargo, dice François Truffaut[4]:

"El realizador es el único miembro del equipo cinematográfico que no tiene

derecho a quejarse o a sentirse frustrado;él tiene que conocerse lo bastante
como para decidir si es capaz o no de aguantar la presión...y si la puede
trasformar en ventaja".

"Los Straub" corresponden bien a esta descripción y no hay confusión en cuanto a la autoría de cada obra: actores no profesionales (hacen resaltar que los profesionales no entienden sus exigencias), guiones, sonido y montaje "caseros". A propósito de la producción, JM. Straub en conferencia, probablemente con universitarios, cuenta como rompió con la productora que quería imponer al jefe de orquestra Herbert Von Karajan para interpretar a J.S.-Bach en Chronique d’ Anna Magdalena Bach, pagándole una suma extra si aceptaba. Straub tenía claro que el papel lo tendría Gustav Leonhart, todavía desconocido, y tardaría diez años en encontrar otras fuentes de dinero.
Los dos realizadores muestran unas personalidades fuertes, contradictorias y generosas. Por esta fecha han rodado 22 películas. Su carácter nómada, la aventura del cine, les hace capaces de recorrer 30.000 Km. para encontrar las localizaciones de Moises et Aaron, y aprovechando una parada en Sicilia ruedan… Sicilia.
Los Straub, en este documental, nos regalan una clase memorable de montaje, ilustrada con unas secuencias de Sicilia. Pedro Costa traduce perfectamente el espíritu de sus películas, distanciando las "imágenes visuales" de Sicilia de sus "imágenes sonoras", y de las imágenes sonoras de la pareja Straub –que llega a discutir cuando él no para de inmiscuirse en el trabajo que ella está realizando con tanta destreza en la mesa de montaje.
Efectivamente, el primer aspecto de la obra de los Straub es separar y resaltar el enunciado, el acto de hablar –"acto de la palabra o imagen sonora", citando a Gilles Deleuze[5]:
Este acto tiene que ser arrancado de su soporte leído –texto, libro, cartas o documentos.
Este desgarramiento no se hace con arrebato o pasión; supone una cierta resistencia al texto, un esfuerzo especial para sacarle el acto hablado. La voz de Ana Magdalena recita las cartas de J.S. Bach de tal manera que habla como Bach escribía y hablaba, accediendo así a una forma de discurso indirecto libre… Y lo que explica el encuentro de los Straub con Kafka es el hecho de que Kafka pensara también que sólo tenemos el acto de hablar para vencer la resistencia de los textos dominantes, de las leyes preestablecidas, de los veredictos ya decididos (Amerika, rapport de classes)… "Es el acto de hablar el que resiste, él mismo es acto de resistencia".
Se crea una escisión de la imagen audiovisual, una disociación de lo visual y de lo sonoro, imagen visual e imagen sonora entre las cuales circulan las luchas: luchas de las clases obreras, pero sobre todo las luchas del mundo rural.
Lo que resalta particularmente en esta lección de montaje es el tratamiento preciso de los cortes y "raccords" entre planos y la importancia que se le da al sonido.


"Raccords" (ver pestaña: Glosario cine)
Al reproche que se les hace a menudo de no tratar la psicología de los personajes en sus películas, los Straub responden con "la psicología que desvela el montaje" y lo demuestran con una escena de Sicilia. Plano por plano, a partir de varias tomas, van a pulir el diálogo entre dos personas, analizando las expresiones más sutiles de las caras, probando cortes y "raccords", tanto como sea necesario, dejando fluir sus propias emociones, lo que provoca chispas en la pareja. J.M. Straub sitúa a Charlie Chaplin como el precursor en el desarrollo de la técnica de montaje en la historia del cine, antes de Eisenstein.


Sonido
Rodaje en la calle, en otra escena de Sicilia. Ruido ambiente, que hay que incluir. Saber aprovechar el portazo intempestivo de un coche para arrancar con la banda musical. "Nunca caer en la sopa musical de tantas películas, que trasforman la banda sonora en ruido" dice JM Straub insistiendo sobre el término de sopa.















Es una crítica sin piedad, con fogosidad, violencia, a lo que él llama "El CineTele" o la violencia que ayuda. Allí donde reina la violencia, arrancando el acto sonoro a su soporte:
la dialéctica entre paciencia y violencia se esconde dentro del mismo arte de Bach… Cada pieza de música que enseñaremos será realmente ejecutada delante de la cámara, en un solo plano y sonido directo. ¿Cómo se hace está música? será el núcleo de lo que se enseñará de una pieza de música: puede ser introducido con una partitura, un manuscrito, una edición original impresa…[6]
[1] podemos traducir esta cita de Bazin por: «El cine sustituye en nuestra mirada (el mundo real) por un mundo acorde con nuestros deseos».
[2] En 1950 escribe su primer libro Orson Welles y hará una segunda versión en 1958 después del estreno de Touch of Evil (Sed de mal). El libro será publicado en New York en 1972 (Orson Welles, a critical view by André Bazin) y será reeditado en 1978 con una larga introducción de François Truffaut.
[3] TRUFFAUT, François Le Plaisir des Yeux Cahiers du Cinema (Petite bibliothèque) 2000, p.18
[4] TRUFFAUT, François ,Ibíd. p.13-14
[5] DELEUZE, Gilles L’Image Temps Les Editions de Minuit 1985, p.330 - 331
[6] Entrevista de Straub y Huillet en el Goethe Institut: a propósito de Chronique de Anna Magdalena Bach.